EL PAíS › ALFONSIN PUSO POR ESCRITO SU DECISION DE RENUNCIAR AL SENADO

A pasar el invierno en el Comité

El ex presidente asegura que quiere volver a la lucha partidaria. Pero su principal objetivo es reubicarse frente a un nuevo escenario, elecciones anticipadas o fracaso de la negociación con el FMI. También piensa en ajustar cuentas con Terragno y Storani.

Por Eduardo Tagliaferro
y Felipe Yapur
–¿Detrás de la renuncia de Raúl Alfonsín, se puede leer que el ex presidente contempla la posibilidad de una urgente convocatoria a elecciones anticipadas? –preguntó Página/12 a un cercano colaborador suyo.
–No tanto eso, como sí que se avecinan tiempos de crisis y de tormenta –respondió el dirigente del radicalismo.
La respuesta pone de manifiesto uno de los múltiples escenarios que Alfonsín tuvo en cuenta antes de decidir su renuncia a la banca de senador por la provincia de Buenos Aires. Lejos está el líder radical de recluirse en Chascomús o de dedicar el resto de sus días a la rutina familiar. La tormenta sobre la que en su entorno no quieren explayarse son las consecuencias que sobrevendrían luego del rechazo del Fondo Monetario al gobierno de Eduardo Duhalde.
A pesar de que venía conversando su renuncia con el titular del bloque, Carlos Maestro, desde hace más de un mes, el hecho no dejó de sorprender al chubutense y a varios senadores. Lejos de pretender que revisara su decisión, las charlas intentaban encontrar el momento político adecuado. Por ello es que Maestro pensaba que la dimisión sería en julio. Fecha emblemática, ya que si bien está lejana la fiesta de la reactivación prometida por Duhalde, para ese entonces el Gobierno habría concluido las negociaciones con el FMI. Eso en caso de que fueran favorables. Mucho menos pensó en la última semana de junio, muy poco antes del plenario radical (ver nota aparte) porque hace exactamente 13 años Alfonsín presentó su renuncia a la presidencia de la Nación. Pero lo cierto es que el líder radical le hizo llegar a Maestro una nota fundando su alejamiento ayer mismo (ver recuadro aparte).
Recompuesta de la sorpresa, la mesa del bloque decidió encarar el “operativo disuasión”, con el que intentan que Alfonsín “reconsidere su renuncia”. A las diez de la mañana de hoy tocarán el timbre del departamento que el ex presidente tiene en la avenida Santa Fe.
En las mesas de arena en las que se modeló la renuncia de Alfonsín quedó en claro que eran tiempos en los que se debía privilegiar “la gravitación de su palabra frente a la opinión pública, en lugar del esfuerzo que le demandaba convencer a sus pares de la gravedad del actual escenario político”. Un destacado colaborador de Alfonsín admitió a este diario que el líder radical considera que “si no se apoya a Duhalde todo será peor para la Argentina. Más aún para los sectores populares”. En este esquema, Alfonsín considera que si se cae Duhalde se derrumba también la estructura bonaerense y con ella la gobernabilidad primero y la democracia después. La importancia que le asigna al debate partidario está puesto en las definiciones que hace de los dos sectores alejados de esta concepción. Por un lado “los oportunistas” que pretenden tomar distancia del Gobierno para sacar un rédito electoral y entre ellos ubicó a Federico Storani y Rodolfo Terragno. Incluso recordaron cuando Storani le pidió “de rodillas que aceptara ser candidato a senador”. En ese momento el ex ministro del Interior tenía una intención de voto cercana al cinco por ciento, Leopoldo Moreau rondaba el cuatro por ciento y Melchor Posse se acercaba al nueve. Al repasar la sucesión de los hechos no dudan en afirmar que “Fredi jugó al oportunismo político sin sentido de la oportunidad que es el peor pecado de un oportunista”.
Además de los oportunistas, en el entorno de Alfonsín se habla y bastante de los correligionarios que “apuestan al caos”. No quieren llamarlos traidores, pero por ahí rondan. En este grupo enrolan a los seguidores de Fernando de la Rúa. Además de las discrepancias ideológicas, con el ala neoliberal de la UCR en la que alinean a los delarruistas, el dirigente alfonsinista consultado por este diario dijo de éstos, que “buscan relegitimar a De la Rúa, mostrando que su desplazamiento fuetotalmente perjudicial”. Para ello necesitan mostrar a un Duhalde mucho más deslucido que el actual. Tarea por cierto nada difícil.
Alfonsín está más que molesto con Terragno. Sus colaboradores presagiaron fuertes conceptos contra el dirigente que se afilió a la UCR en 1987 cuando el bonaerense lo sumó a su gabinete como ministro de Obras Públicas.
El actual senador porteño no tomó en cuenta ese detalle al fustigar a Alfonsín. Ayer consideró que la dimisión “es un aporte que debemos agradecerles” porque fue el conductor de “una fracasada estrategia de acompañamiento sistemático del Ejecutivo que terminó por agravar la economía y que no sirve para el radicalismo”.
Los senadores que el siete de junio se fueron del bloque tras la derogación de la ley de Subversión Económica creen que la renuncia provocará más salidas de la representación radical en la Cámara alta. Integrantes de la bancada también lo creen. Un senador que integra la mesa de conducción confió a este diario que “sufriremos su ausencia porque a pesar de que provenimos de distintas corrientes internas, Alfonsín era el único que podía mantener el bloque cohesionado”. Para más datos agregó: “Su salida acelerará la diáspora y fomentará el sálvese quien pueda frente a un inminente escenario preelectoral”.
De todas formas, las líneas internas ya comenzaron a hacerse sentir. Por caso, el senador Luis Falcó quiere que este mismo jueves se le acepte la renuncia. No es de extrañar, el rionegrino tiene que cargar como la senadora Amanda Isidori con la cruz de haber facilitado la anulación de la polémica norma.
En tanto, el bloque del justicialismo prefirió el silencio. Incluso llegaron a consultar a Maestro sobre si era conveniente tratar la renuncia durante la sesión de mañana. El jefe del bloque radical le contestó con un seco “no”. Ante tal respuesta continuaron enfrascados en el ordenamiento de su propia interna. Para los ocho rebeldes del PJ, en cambio, la salida del ex presidente es una clara señal de que el pacto Duhalde-Alfonsín llegó a su fin y, por ende, el gobierno. “Esa es la verdadera causa de su renuncia. Se terminó la gestión de Duhalde, ahora hay que prepararse para lo peor”, anunció una de las legisladoras del grupo peronista.

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Raúl Alfonsín renuncia cuando se están cumpliendo 13 años de su dimisión a la Presidencia.
Buena parte de sus actuales broncas están destinadas a hombres de su partido y aún de su riñón.
 
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