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La federación estudiantil vuelve a teñirse de morado

Franja Morada retuvo la conducción de la FUA, como viene ocurriendo desde la restauración de la democracia. El kirchnerismo no pudo consolidarse como segunda fuerza. La izquierda ni siquiera participó de la votación.

 Por Javier Lorca

La Federación Universitaria Argentina, el órgano que representa a todos los estudiantes del país, continuará al menos otros dos años al mando de Franja Morada. En el congreso que culminó ayer a la tarde en Mar del Plata, la agrupación vinculada al partido radical –apoyada en la hegemonía que conserva en el interior del país– reunió el voto de casi el 40 por ciento de los delegados y Mariano Marquinez, de la universidad marplatense, será el nuevo presidente de la FUA. Como segunda fuerza consiguió posicionarse el peronismo universitario (JUP), postergando las ambiciones de diversas agrupaciones kirchneristas, que denunciaron “una maniobra del radicalismo y el aparato duhaldista”. Mientras, la izquierda estudiantil no entró al congreso porque lo consideró “antidemocrático”, aunque no desconocerá sus resultados.

Como se viene repitiendo en los últimos años, el congreso de la federación fue menos un espacio de debates y propuestas estudiantiles que un incansable ir y venir de negociaciones y conteo de porotos, reparto de votos y delegados entre los dirigentes universitarios. En teoría, el encuentro comenzaría el viernes y concluiría el sábado a la noche. Pero la acreditación de unos 930 delegados que llegaban desde casi todas las universidades del país, más la obligada impasse para sufrir el triunfo futbolero de la selección argentina, retrasaron largamente el cronograma. Las interminables discusiones para ver quién apoyaba a quién, quién entraba al congreso y quién no, para ver si hacía falta o no sumar a estos o aquellos, se llevaron la fría y lluviosa noche. Tanto, que la votación final se produjo ayer, pasadas las 14, en el interior del estadio marplatense, el mundialista “José María Minella”.

Los números finales del congreso indican que Franja Morada sumó 302 votos para retener la presidencia y la vicepresidencia de la FUA, tal como ocurre desde la restauración de la democracia. En segundo lugar se ubicó la lista presentada por la Juventud Universitaria Peronista (JUP), con 183 votos, que así pasará a controlar la secretaría general de la federación, una posición que venía de manejar la izquierda y a la que ahora también aspiraban las agrupaciones kirchneristas. Pero el Frente Universitario para la Victoria reunió el voto de 147 delegados y fue relegado como tercera fuerza. Luego se ubicaron, con 81 votos, los socialistas del Movimiento Nacional Reformista (MNR) y, con unos 50 delegados, los independientes del Movimiento de Integración Latinoamericano (Miles).

Tras el festejo morado, el presidente saliente de la FUA, el también marplatense Maximiliano Abad, celebró que el congreso se haya realizado “con total normalidad” y que se acreditaran “todas las fuerzas hasta la hora de la votación”, lo que redundará en la legitimidad política de la conducción estudiantil. Marquinez, nuevo titular de la federación, definió que continuará con la línea que lo precedió y de sus dichos se desprende que uno de los principales objetivos de su gestión será intervenir en la definición de una ley educativa que derogue el marco normativo legado por los ’90. Según Abad, la ley que reemplace a la vigente debería garantizar “ingreso directo a la universidad, respeto a la autonomía universitaria, gratuidad de los estudios, y una universidad que esté comprometida con la realidad” del país.

El triunfo de Franja Morada sólo habría estado en riesgo si las fuerzas opositoras acordaban un improbable frente común. Por un lado, era inviable el acercamiento entre las diferentes agrupaciones de izquierda y los diversos sectores del peronismo. Y, por otro, ni siquiera hubo unidad entre los justicialistas. Si bien sus dirigentes no acordaron una sola lista, tampoco quiso nadie pagar el costo de enfrentarse al Gobierno: así, la lista de la JUP que llevó a Sebastián Tapia (Universidad de Cuyo) a ser secretario general de la FUA, fue bautizada como Unidad Estudiantil Kirchnerista. Igual, se ganó las críticas del Frente Universitario para la Victoria: “Buscamos un acuerdo para ganar la secretaría general, pero aúltimo momento lo impidió una maniobra del radicalismo y el aparato duhaldista de la JUP. Es la misma alianza que quiere a Lavagna como candidato para enfrentar a Kirchner”, argumentó, en diálogo con este diario, Braulio Silva, de Libres del Sur, que integró el frente junto a otros sectores del peronismo universitario, el FETI, Movimiento Evita e independientes.

Las agrupaciones de izquierda, finalmente, no entraron al congreso, aunque sí acreditaron a sus delegados. “Fue una forma de expresar nuestra denuncia al carácter antidemocrático del congreso y a las maniobras de Franja Morada para reconocer actas y acreditaciones truchas”, dijo a Página/12 Guillermo Caporaletti, de la maoísta CEPA (PCR). “El congreso fue un show, las comisiones de debate no existieron. El único interés de Franja fue ratificarse como conducción”, agregó el saliente secretario general de la FUA. Pese a sus diferencias políticas y tácticas, la CEPA, el PO, el MUI, el ENI, el MEL, Quórum y las dos fracciones del MST consensuaron una declaración en la que acusaron a Franja Morada de “ocultar su traición al movimiento estudiantil y convalidar una dirección de FUA servil a gobierno de Kirchner y su política de cooptación”, además de reivindicar, entre otros puntos, la lucha por la democratización de las universidades y por un aumento presupuestario.

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Al congreso de la FUA, en Mar del Plata, los estudiantes llegaron desde todas las universidades del país.
 
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