EL PAíS › CENA DEL PRESIDENTE NESTOR KIRCHNER EN EL CONSEJO DE LAS AMERICAS

“Que vengan y ganen mucho dinero”

Ante 270 empresarios, Kirchner dijo que “hemos cometido pecados capitales” y se mostró dispuesto para que los inversores “recuperen la confianza”. Pidió que Estados Unidos mire a la región.

 Por Fernando Cibeira
Desde Nueva York

“Tenemos los brazos abiertos para todo el que quiera venir a invertir a la Argentina, nos interesa mucho que los empresarios vengan y ganen mucho dinero”, lanzó el presidente Néstor Kirchner como cierre a su discurso en la cena de la que participó anoche en el Consejo de las Américas ante unos 270 empresarios norteamericanos y argentinos. Fue el último acto público de su viaje a Nueva York, al que buscó darle un fuerte cariz económico y de búsqueda de inversiones. Como en cada aparición, el Presidente dio números de la recuperación de la economía y mostró al país como un lugar apetecible para hacer negocios. “Sé que es difícil recuperar la confianza. Hemos cometido pecados capitales que, evidentemente, pueden haber generado situaciones de antipatía”, reconoció. Además de sus habituales críticas al Fondo, pidió que Estados Unidos mire de nuevo a la región. “Que nos deje de mirar con la nuca”, reclamó.

Al igual que hizo en la Bolsa, Kirchner buscó mostrarse confiable a ojos del establishment norteamericano. Volvió a defender la heterodoxia económica porque sostiene que le da buenos resultados, pero prometió “reglas claras, ciertas, concretas”. Por ejemplo, el mantenimiento del superávit fiscal primario y del superávit comercial. Además se ofreció para responder las preguntas que consideraran necesarias..

Así, sostuvo que no había posibilidades de que se produjera una crisis energética en el país, una preocupación que, dijo, había sido instalada “mediáticamente”. “No hacemos como en España, que dicen que a partir de los 3 grados hacen cortes energéticos programados, o como pasó aquí en Los Angeles o en Queens, que estuvieron sin luz”, sostuvo. Y prometió inversiones millonarias para el rubro energético, necesarios, explicó, en un país que crece a los niveles que lo hace la Argentina.

Negó que en el país existan controles de precios. “Es un trabajo de seguimiento, orientación y trabajo conjunto con los empresarios”, argumentó. Añadió que dada la devaluación asimétrica que se había dado en el país se habían producido muchos desfasajes y uno estaba dado por la desigualdad entre la oferta y la demanda. Dijo que cuando se adecuen una a la otra, cosa que calculó para mediados del año que viene o principios del 2008, los acuerdos de precios ya no serían necesarios.

El Consejo de los Américas fue fundado 41 años atrás por el banquero David Rockefeller como forma de sostener los emprendimientos académicos y artísticos, pero en los hechos ha servido como un lugar para favorecer los negocios en la región, agrupando a algunos de los principales empresarios neoyorquinos y también de otras partes. Entre quienes figuran como sus principales contribuyentes –con 50 mil dólares o más–, además del propio Rockefeller, el Citigroup o el JP Morgan, figuran el magnate venezolano Gustavo Cisneros y “nuestra” Amalita Fortabat.

Los Kirchner han hecho buena relación con el Council. El Presidente recordó que era la tercera vez que participaba de un encuentro con su auspicio en Nueva York.

El Presidente fue presentado con grandes elogios por el chairman, William Rhodes, y por su presidenta, Susan Segal, que destacaron los índices de recuperación del país luego de la crisis. Invitaron a Kirchner a hablar. En la mesa principal había un lugar reservado para el encargado para Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado, Tom Shannon, pero no llegó, al menos mientras duró el discurso de Kirchner. Quien sí lo escuchó fue Earl Anthony Wayne, el designado embajador norteamericano en Buenos Aires. De parte de los empresarios, la lista es larga. Entre quienes se acomodaron en el salón comedor del Hotel Park Lane, ubicado frente al Central Park, hubo representantes de IBM, Microsoft, Barrick Gold, Chevron, Citibank, Cargill, Esso, Shell, Toyota, Wal Mart y la lista continúa. También hubo una extensa presencia de empresarios argentinos. Una de las comidillas de los días previos fue la alta demanda que tenían las escasas ubicaciones disponibles en la mesa presidencial. Las empresas argentinas con aportes en metálico al Council exigían el honor.

A la hora de las preguntas, la primera fue sobre cómo haría el Gobierno para cumplir la promesa de mantener el superávit si las cuentas de las provincias estaban cada vez más complicadas. Kirchner prometió hacer cumplir la ley de responsabilidad fiscal, pero también descartó que hubiera muchos rojos provinciales.

Hubo chistes cuando le preguntaron si el próximo presidente sería peronista (ver recuadro). Más en serio, explicó que para que asuma el próximo presidente falta mucho –“dos años”, dijo– y que su preocupación tenía que estar centrada en gestionar. “A veces, a los argentinos nos gustan más las elecciones que gobernar”, analizó. Y prometió que nada lo apartaría de la administración del país hasta el fin de su mandato.

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El presidente Kirchner, en diálogo con el nuevo embajador en la Argentina, Anthony Wayne.
 
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