EL PAíS › DETUVIERON AYER EN ESPAÑA AL EX JEFE DE LA TRIPLE A RODOLFO ALMIRON

Un represor acorralado en Valencia

La medida fue ordenada por el juez federal Norberto Oyarbide luego de que un diario español revelara su paradero.

 Por Oscar Guisoni

Desde Valencia

La Audiencia Nacional española dio ayer finalmente la orden a la Policía Nacional para que detuviera al ex jefe de la Triple A Rodolfo Almirón, residente en Torrent, un pequeño pueblo cercano al mar Mediterráneo, en la Comunidad Valenciana. El ex comisario, uno de los principales colaboradores de José López Rega en los tiempos en que éste dirigía el grupo paramilitar, fue arrestado a las 15.30 hora española en uno de los sitios que frecuentaba habitualmente en las cercanías de su domicilio.

La noticia fue dada a conocer ayer por la tarde por la Jefatura de la Policía Nacional y desmiente de algún modo las afirmaciones que realizó a Página/12 días atrás Ana María Gil Calvo, la esposa del ex represor, cuando afirmó que su marido se hallaba internado en un clínica privada, luego de haber sufrido una recaída de su estado de salud. Según Gil Calvo, Rodolfo Almirón se repone de una embolia sufrida cuatro años atrás y su estado se habría agravado con el revuelo mediático que se provocó luego de que el periódico El Mundo dio con su paradero el pasado 17 de diciembre.

La precariedad de sus condiciones mentales y físicas se transformará presumiblemente en el principal argumento que esgrimirá a partir de ahora Almirón para evitar ser extraditado, intentando de alguna manera emular en pequeña escala los trucos del fallecido Augusto Pinochet.

Nando García, uno de los periodistas de El Mundo que dirigió la investigación que dio con el paradero del paramilitar argentino, afirmó ayer a Página/12 que la precariedad mental del ex policía parece más fingida que real y se pone de manifiesto cuando se le hacen preguntas comprometedoras sobre su pasado. Los vecinos del empobrecido barrio de Xenillet, en Torrent, coincidían ayer también en señalar que la salud de Almirón no parece tan precaria como sostiene su esposa. “Habla con los vecinos, sale todos los días como un reloj a pasear su perro”, recuerdan y no terminan de creer que el apacible viejo sea “un terrorista buscado por la Justicia”.

Tanto García como otras fuentes consultadas ayer por Página/12 coinciden en señalar que la red de intereses políticos que protegía a Almirón en España ha ido debilitándose con el tiempo, tal y como queda demostrado con su detención. El represor había sido identificado ya en 1983 cuando formaba parte de la custodia del ex presidente de Alianza Popular Manuel Fraga Iribarne, un ex ministro de la dictadura de Franco que es ahora senador del Partido Popular y que dirigió hasta hace menos de un año los destinos del gobierno de Galicia. En aquel entonces, la Justicia argentina también libró una orden de detención pero Almirón la burló escabulléndose con rapidez de la vida pública española. Alguna mano poderosa congeló en Madrid la orden y sus amigos en la península le sugirieron al ex policía que pasara a un discreto segundo plano, tal y como reconoció a El Mundo su esposa en la única entrevista que el matrimonio concedió a la prensa.

Lo que vendrá

A partir de ahora, la Audiencia Nacional iniciará formalmente el trámite de extradición, un procedimiento que puede llevar años, y que depende en gran medida de la contundencia de los argumentos que presente la defensa de Almirón en Madrid. El trámite sería breve sólo en el caso de que el ex miembro de la Triple A accediera voluntariamente a ser extraditado a la Argentina, algo que se da por descontado que no ocurrirá.

El caso ha despertado un gran revuelo en los medios españoles por dos motivos. Por un lado, porque coincide con la solicitud de extradición por parte del juez Sergio Torres del ex represor Ricardo Miguel Cavallo, detenido en España desde 2003 y al que la Audiencia Nacional ha declinado de juzgar por entender que le corresponde hacerlo a la Justicia argentina (ver aparte). Y además porque se presume que la causa abierta contra Rodolfo Almirón tocará también a las puertas de la ex presidenta Isabel Martínez de Perón, otro de los huéspedes poco ilustres vinculados con el pasado argentino que se halla en territorio español.

A sus 75 años, la ex mandataria argentina nacida en La Rioja en 1931 lleva en Madrid una vida extremadamente discreta, no concede entrevistas y ni siquiera se deja ver mucho por su vecindario de la calle Juan Hurtado de Mendoza, donde ha fijado su domicilio. Desde que abandonó en 1989 la famosa finca 17 de Octubre, en la urbanización Puerta de Hierro, Isabelita pasa sus días entre la capital española y Marbella, la lujosa ciudad a orillas del Mediterráneo que concentra la flor y nata del jet-set local.

Rodeada de un selecto grupo de amigos españoles y argentinos, entre los que se incluyen varios miembros de la familia del ex dictador español Francisco Franco, Isabel Perón también se vale de su salud como excusa para no aparecer en público. Desde hace años padece la enfermedad de Graves-Basedow, una especie de hipertiroidismo que se le ha agravado durante los últimos años. Muchos se preguntan ahora en Madrid si la causa abierta contra Almirón por el juez federal Norberto Oyarbide terminará por perturbar la calma de la ex primera dama argentina.

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Rodolfo Almirón en 1983, cuando era parte de la custodia del filofranquista Manuel Fraga Iribarne.
 
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