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Brasil sospechaba que la dictadura quería la bomba

Documentos secretos publicados ayer en San Pablo dan cuenta de la preocupación brasileña porque los militares argentinos pudieran fabricar la bomba atómica.

“Argentina-Condiciones de Fabricar la Bomba Atómica” es el título de un documento del 2 de febrero de 1983 redactado por el Estado Mayor del Ejército brasileño, que monitoreó la posible construcción de este artefacto nuclear durante la última dictadura militar argentina. Según consta en el informe, desde el país vecino temían que Argentina buscara desestabilizar la región e integrar el grupo de grandes potencias nucleares. La idea ya rondaba por la cabeza al dictador Leopoldo Galtieri en 1976, cuando visitó al teniente coronel y doctor en física Ricardo Rapacioli, en el Centro Atómico Bariloche.

La sospecha brasileña surge en varios documentos secretos elaborados entre 1979 y 1983, durante el gobierno del general Joâo Baptista Figueiredo, publicados ayer por el diario paulista O Estado. Los mismos fueron enviados desde el Estado Mayor del Ejército a la Agencia Central del Servicio Nacional de Información. Según reconoció el ex presidente de Brasil José Sarney en 2005, los dictadores que gobernaron su país entre 1954 y 1985 también trataron de fabricar una bomba atómica y hasta planearon una instalación subterránea de pruebas. Aunque por esos años, comentó el ex mandatario, “la Argentina estaba por lo menos 10 años delante de Brasil en la fabricación de una bomba”.

Según se señala en uno de estos informes, “el éxito de la política nuclear se debe a una resolución de que Argentina ingrese al club de potencias nucleares y disponga de un instrumento fuerte y amenazador, dada la imprevisibilidad de sus dirigentes político-militares, como demostró el conflicto con Inglaterra por la posesión de Malvinas”. De hecho, hace un año, una investigación periodística reveló que Galtieri tuvo un plan nuclear secreto, en paralelo al programa pacífico iniciado en 1977 por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Argentina todavía no había firmado el Tratado de No Proliferación Nuclear, cuando entre 1980 y 1982 Ricardo Rapacioli, a pedido del dictador, esbozó la idea de instalar un laboratorio para fabricar la bomba en Ezeiza.

Durante los ’60 y ’70 los dictadores brasileños consideraban a la Argentina como un hipotético enemigo en la región, pero recién en 1982 crecieron los rumores de que podría fabricarse una bomba atómica aquí. En octubre de ese año, se inauguró en Bariloche el reactor nuclear RA-6, “destinado a la enseñanza y práctica de estudiantes de ingeniería nuclear”, según detalla otro de los documentos publicados, cuyo título reza: “Argentina alardea de su liderazgo nuclear”. Otro de los archivos secretos, actualmente bajo la custodia de la Agencia Brasileña de Inteligencia, remarcaba: “No hay dudas de que Argentina está empeñada en las pesquisas en el campo nuclear”. Veinte años después, a principios de 2003, el entonces ministro brasileño de Ciencia y Tecnología, Roberto Amaral, revirtió la situación. Tuvo que desmentir una afirmación que hizo a la BBC inglesa, cuando le preguntaron si era necesario que su país dominara “la tecnología para fabricar una bomba atómica”.

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El dictador Leopoldo Fortunato Galtieri tenía un plan nuclear secreto en paralelo al oficial.
 
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