EL PAíS › DOS CANDIDATOS RADICALES PARA LA GOBERNACION BONAERENSE

Con Lavagna o con Carrió

Ricardo Alfonsín y Margarita Stolbizer se presentan como los candidatos radicales a gobernador de Buenos Aires. Alfonsín apoya a Roberto Lavagna, Stolbizer a Elisa Carrió. Ambos se definen como miembros del partido de Leandro Alem, autor del mandato “Que se rompa pero que no se doble”.

 Por Eduardo Tagliaferro

RICARDO ALFONSIN

“Stolbizer busca confundir”

Imagen: Gustavo Mujica

Su apellido es más radical que la boina blanca. Encolumnado con la candidatura presidencial de Roberto Lavagna, Ricardo Alfonsín se presenta como el candidato oficial a gobernador de Buenos Aires por la UCR. Dice que la candidatura de Margarita Stolbizer responde a “un proyecto personal”, sugiere que el Poder Ejecutivo está detrás de los fallos de la Justicia Electoral que desconoce las decisiones partidarias y espera que María Servini de Cubría no “proscriba la fórmula Lavagna-Morales”.

–¿Por qué en Buenos Aires no hay una fórmula única entre los peronistas y los radicales que apoyan a Lavagna?

–El partido discutió el tema y por amplia mayoría decidió que en la provincia de Buenos Aires debíamos preservar nuestra identidad. Se consideró que esto podía ser más funcional para el proyecto nacional.

–¿Por qué?

–Porque la candidatura de Lavagna sumaría por dos listas. Con una lista radical en Buenos Aires podemos sumar al electorado no justicialista que, quizá, si fuéramos en una lista conjunta, no nos acompañaría. Somos la expresión no justicialista que apoya a Lavagna en la provincia.

–Stolbizer también se presenta como la candidata radical para la gobernación. ¿Cómo se resuelve este enfrentamiento?

–Creo que la candidatura de Stolbizer responde a un proyecto personal para confundir al electorado. Por eso usurpa indebidamente los símbolos de un partido al que ya no pertenece. La carta orgánica de la UCR establece que cualquier afiliado que desacate lo dispuesto por los órganos máximos del partido y confronte con sus candidatos, queda excluido.

–¿Cómo explica que la mayoría de los gobernadores radicales se haya encolumnado con Néstor Kirchner?

–Se trata de actitudes oportunistas. Han priorizado conservar o mantener el poder sacrificando biografías, principios y convicciones. La sociedad los va a penalizar.

–¿Por qué la UCR apoya a Lavagna?

–La UCR decidió impulsar una coalición de naturaleza socialdemócrata, progresista y republicana. Algunos se quejan porque Lavagna no es un afiliado radical. Qué importancia tiene esto si se compromete a realizar el ideario radical. Si los chilenos hubieran priorizado los intereses partidarios, todavía estarían gobernados por el pinochetismo. Con el mismo criterio, en Italia todavía estaría Silvio Berlusconi.

–Usted fue crítico de los gobiernos duhaldistas en Buenos Aires. ¿Cómo explica que ahora confluya con algunos de esos dirigentes en la coalición que apoya a Lavagna?

–El duhaldismo en un ciento por ciento se ha integrado al Frente para la Victoria. Los dirigentes del justicialismo que hoy acompañan a Lavagna no son hombres a los que se les pueden atribuir responsabilidades políticas o administrativas cuestionables durante esos años.

–¿Siguen con la idea de impugnar la candidatura de Daniel Scioli?

–El partido hizo una presentación a la Justicia para que nos informara si Scioli había tenido domicilio en la provincia de Buenos Aires con ejercicio de la ciudadanía. La respuesta fue negativa. Desde el punto de vista institucional está expresamente inhabilitado para ser candidato. Además padece una inhabilitación política. No está en condiciones de defender con autonomía el avance del Poder Ejecutivo en la provincia. En los casos en que haya intereses contrapuestos, como seguramente ocurrirá, actuará como el interventor del gobierno nacional. Su actitud será muy parecida a la de la senadora Cristina Fernández de Kirchner, que jamás presentó un proyecto en favor de la provincia. Nos están privando de hospitales, de escuelas y de seguridad. La impugnación la decidirá el partido. Espero que la Justicia federal, interferida por el Ejecutivo, no persista en su intención de proscribir la fórmula Lavagna-Morales.

–¿A qué se refiere?

–Al anular lo dispuesto por la Convención que aprobó la alianza con Lavagna, nos quieren dejar sin fórmula. Espero que la jueza María Servini de Cubría actúe con independencia y no interfiera en la vida interna de los partidos.

MARGARITA STOLBIZER

“El no es el candidato oficial”

Imagen: Arnaldo Pampillón

En 2003, cuando todavía estaba fresco el fracaso de la Alianza y del radicalismo en el gobierno nacional, Margarita Stolbizer superó el 9 por ciento de los votos en la provincia de Buenos Aires. Un resultado impensado que la convertía en la promesa radical. Hoy, sin renunciar a su identidad partidaria, se enfrenta a la conducción y apuesta a una construcción frentista. “Yo no compito con Ricardo Alfonsín, compito con Daniel Scioli”, dice.

–¿Cómo se dirime que haya dos fórmulas radicales para Buenos Aires?

–El tema lo resuelve la Justicia. Creo que ninguna de las dos fórmulas puede usar el logo radical. Además del tema legal, la principal diferencia es que estamos frente a estrategias electorales diferentes. Ricardo Alfonsín es el candidato de Lavagna en la provincia. Nosotros proponemos otra coalición. Rechazamos que la fórmula de Alfonsín sea la oficial del partido, ya que su candidatura no surgió de ninguna interna o mecanismo democrático. La Justicia le va a impedir usar los símbolos partidarios. Desde ya yo no puedo usarlos. Voy al frente desde mi identidad radical. En la presentación de nuestra candidatura había mayoría de intendentes radicales. Creo que cuando habló Alfonsín no había ninguno. Yo no compito contra Alfonsín, compito contra Daniel Scioli.

–¿Cómo definiría políticamente su propuesta de coalición?

–Planteamos el armado de un frente progresista similar al que acompaña a Hermes Binner en Santa Fe. Un frente que incluya organizaciones sociales y también partidos provinciales.

–¿Propone un armado que apoye a Elisa Carrió?

–Lo primero es conformar un frente progresista en la provincia. Un frente con el ARI, el socialismo y otras fuerzas. Luego este frente decidirá el apoyo a una candidatura nacional. Personalmente, antes que Kirchner o Lavagna, elijo a Carrió. Con ella comparto tres ejes centrales: la defensa de la República, la opción por una justa distribución del ingreso y una concepción ética de la política.

–¿Cómo explica que haya radicales con Kirchner, con Lavagna y con Carrió?

–Creo que el radicalismo pasa por un momento de debate y de tensión que no es diferente de lo que ocurrió en el PJ en el 2003. Es cierto, habrá radicales en todas las fórmulas. Esto tiene que ver con el colapso de los partidos políticos. Hay que repensar el sistema de partidos. Los partidos no pueden seguir siendo una maquinaria electoral para que sus cúpulas ocupen cargos electivos. Estamos más en una democracia de candidaturas que en una democracia de partidos políticos.

–¿Está muy lejos de los radicales K?

–Tengo una enorme distancia con el gobierno de Kirchner. Básicamente por el sistema de corrupción sobre el que está instalado. Considero que la aparición de una bolsa con dinero en el baño de la ex ministra Felisa Miceli no es una casualidad, no es un descuido. El episodio forma parte de un sistema. También forma parte el caso Skanska, las narcovalijas de Southern Winds, la escandalosa política de subsidios, la construcción de cárceles con sospechosas adjudicaciones. Al igual que en la década del ’90, hoy tenemos crecimiento sostenido que se queda en pocas manos. El Gobierno maneja los recursos estatales como si fueran propios.

–¿Cómo explica que algunos radicales compartan espacio electoral con los restos del duhaldismo?

–Es absolutamente inexplicable. Yo debería borrar parte de mi propia historia para estar con los que denuncié durante veinte años. No fui yo de manera personal la que los denunció sino el partido.

–Alfonsín sugiere que la Justicia podría proscribir la fórmula Lavagna-Morales al desconocer la convención de Avellaneda. ¿Qué opina?

–Esa convención aprobó un acuerdo que Morales firmó con Eduardo Camaño en nombre de Lavagna. Algunos convencionales plantearon que no había quórum. Eso fue corroborado por los veedores judiciales que envió la jueza Servini de Cubría. La semana pasada el juez subrogante Ariel Lijo citó a varios testigos y convencionales. Hoy no está en pie la coalición con Lavagna.

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