Agradecimiento. Las Abuelas de Plaza de Mayo emitieron ayer un documento agradeciendo el Premio Fomento de la Paz que les otorgará hoy la Unesco. “El premio contribuye a la difusión de nuestra lucha: esperamos que muchos hombres y mujeres que tienen dudas sobre su identidad puedan conocer más sobre la apropiación de niños y se animen a dar el paso hacia la verdad. Reconocimientos de esta magnitud nos llenan el alma, aunque el mejor premio siempre es la restitución de un nieto”, dijeron.

Suite. Algo poco común pasó ayer en el viaje presidencial. Los periodistas recibieron un comunicado, pero no era de ningún miembro de la comitiva, sino del hotel en el que se aloja la Presidenta. El documento aclaraba que Cristina Kirchner no estaba ocupando la suite presidencial del George V.

Casa. Los nietos que vinieron para acompañar a las Abuelas se alojan en la Casa Argentina en París. Se trata de un edificio que queda en la Cité Universitaire, una especie de campus en el que hay casas de 40 países que reciben a más de diez mil estudiantes de posgrado. En la Casa Argentina, que dirige Alejandra Birgin, también funciona un activo centro cultural. El lugar tiene su historia: durante la Segunda Guerra fue un hospital, primero de los alemanes, luego de los franceses. Y en mayo del ’68 fue ocupada por un comité que encabezó Julio Cortázar y que sostenían, entre otros, Jean-Paul Sartre y Jean-Luc Godard. Este año, hace un par de meses, Héctor Timerman la visitó. Era la primera vez que iba un canciller.

Escaleras. Las Abuelas Elsa Oesterheld y Rosa Roisinblit fueron las primeras en llegar a la embajada ayer y tuvieron que esperar en la puerta un rato. Ya estaban molestas cuando entraron y Rosa, que tiene más de 90 años y una lucidez intacta, vio las escaleras que llevaban al primer piso. No las podía subir. Se sentó en un sillón frustrada, pensando que se perdería el acto. Pero consiguió llegar: dos muchachos la subieron en una silla. “Me da un poco de vergüenza, pero sería una pena venir de tan lejos y no poder estar”, dijo ya arriba y más tranquila. Y agregó: “Eran dos fortachones”.