EL PAíS › ALICIA VELAZQUEZ, LA MADRE DEL CHICO MUERTO

“A mi hijo no me lo dejaban ver”

Alicia Velázquez tiene la fuerza de una madre con diez chicos. Y la vehemencia de las mujeres que suelen enfrentarse con cualquiera a los golpes para defender a los propios y lo suyo. El día que le mataron a su hijo mayor, Leandro García, ella, afecta a visitar cualquier escándalo barrial que se suscite –abundan– corrió al comienzo sin saber exactamente que era el cadáver de su primogénito el que yacía sobre las vías del fondo. Pero no terminó de hacer la cuadra y media que hay entre su casa y el lugar cuando le habían dicho diez veces: “Lo mataron al Mono, lo mataron al Mono”. En ese lapso también le dijeron que fue un policía del Comando, que el policía se disparó en la mano, que el chico había estado toda la mañana aspirando poxirrán bajo los árboles del descampado, y que el tiroteo que hubo fue un invento. Después tuvo que pelearse, como tantas otras veces con uniformados, primero en el lugar del crimen, luego en la comisaría 3ra, “La Crítica”, allí donde han trabajado los nombres más resonantes de la patota que domina la zona.
“Estamos esperando al fiscal, no puede pasar”, me dijo. Yo le decía que el que estaba del otro lado era mi hijo y que tenía derecho a verlo. Pero él no me dejó y se fue.” Entonces Alicia corrió a buscar al padre de su hijo, que vive en otra casa con su segunda mujer. “Le dije a mi marido: ‘viste que era Leo, era Leo’. ‘No quedate tranquila, si vos no lo viste, si no sabés si era él’. Y yo que sí, que no se pueden equivocar todos, que saben que es él. Entonces le digo: no hay manera de que se equivoquen porque se ve perfectamente desde donde dicen que lo mataron arriba de las vías. Ya todo se sabía a esa hora entre la gente del barrio.” Alicia es con el discurso como la metralla que no cesa. Recuerda, como siempre las madres a las que le matan un hijo, cada detalle.
–¿Al final la dejaron pasar a ver el cuerpo?
–Volvimos con el padre. “No podés y llevate a tu mujer”, le dijo. Entonces yo lo escupí: “¡Dejame pasar que es mi hijo! Me dijeron que hay un herido en la mano y que se fue a hacer ver, y cómo puede ser que a mi hijo no lo dejen ver y lo tengan todavía tirado ahí. Manga de chorros que vienen a hablar de los rateros cuando son los ladrones más grandes”. El le decía al papá de mi hijo: “llevátela, llevátela”. En el medio de toda la gente un hombre repetía: “es el Mono, es el Mono y él se pegó un tiro en la mano solo”.
“Después en la 3ra una mujer policía me dijo: ‘por algo lo habrán matado a tu hijo’. Cuando dijo eso, usted imagina lo que se armó ahí. Ahí yo la agarré, dos patadas acá –señalándose la entrepierna– y enseguida vino el comisario, para separarme. Me apuntaron con una pistola también, pero no para matarme sino para asustarme nomás.”

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