EL PAíS

Con los empresarios, de eso (tarifas) no se habla

Por N. V.
Desde Madrid

“De tarifas no hablamos”, se transformó ya en la muletilla de los empresarios que salen de entrevistarse con el presidente Néstor Kirchner. El crecimiento del 8 por ciento en el 2003, la perspectiva de repetir la hazaña, la estabilidad inflacionaria, el aumento de exportaciones y de la recaudación impositiva y el renovado aval del FMI son los mojones que marca la comitiva oficial para demostrar que hay otros atractivos que seducen a los capitales españoles para seguir “apostando”. “Somos la empresa que más invierte en la Argentina de forma recurrente. Tenemos una visión positiva del país”, reiteró Alfonso Cortina (Repsol) después de más de una hora de charla con la delegación oficial y ratificar la inversión de cerca de 6 mil millones de dólares en cinco años. Con cifras mucho menos ambiciosas, el consejero delegado de Gas Natural, Enrique Locutura, insistió en que nadie habló de tarifas y anunció una inversión de cien millones de pesos en tres años en la distribución de gas en la zona metropolitana.
La residencia de la embajada argentina se transformó ayer por la tarde en el centro neurálgico de todos los encuentros con empresarios y políticos. La prolongada charla con Felipe González retrasó el diálogo con los ejecutivos de Repsol, y convirtió en eterna la espera del candidato del Partido Popular Mariano Rajoy. “Rajoy está en uno de los cuartos muy bien atendido”, explicó alguien ajeno al doble sentido y sólo preocupado en mostrar que los cuarenta minutos de demora pasarían inadvertidos. Para entonces, el salón de la residencia se había convertido en un gentío inmanejable. Ateridos por la guardia al aire libre en plena noche invernal, el secretario del canciller Bielsa se conmovió y logró flexibilizar el protocolo para que entraran los periodistas. La entrada coincidió con la llegada de los empresarios turísticos agasajados en una recepción. Todo mientras tras las puertas espejadas se sucedían las charlas con Cortina y Rajoy. Para entonces, Sabine Langenhain, la esposa del embajador Abel Posse, deambulaba por el salón con el rostro tenso por semejante desajuste, más digno de un grotesco que de una recepción protocolar.
En ese marco, Cortina salió por otra puerta y repitió ante la prensa “la gran receptividad” de las autoridades argentinas para analizar los “temas del sector”. Entre esos temas que se hablaron pero no figuraron en la versión oficial apareció el reclamo de aumentar el gas en boca de pozo –la unidad ronda los 60 centavos de dólar y aspiran a duplicar ese precio para acercarse a valores internacionales–. “Ellos se quejan porque le venden el gas por ejemplo a Techint y a las cementeras a un precio pesificado mientras que los otros les venden a ellos los caños a precios dolarizados”, precisó uno de los participantes de la charla. Cortina insistió en que “como nosotros no distribuimos gas no estamos sujetos a la problemática de las tarifas” y señaló como uno de los temas pendientes el incremento de la exploración para aumentar las reservas de gas de cara al futuro. Sobre ese proyecto están trabajando con De Vido.
El relato de funcionarios y empresarios coincide en público. Abundan los gestos de una relación que se reencauza por mutua conveniencia.

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