EL PAíS › COMO FUE EL ULTIMO TRAMO DE LA SESION LEGISLATIVA

Más discursos que preguntas

Uno de los elementos que medía la intensidad del debate era la puerta ubicada detrás del estrado y que conducía al despacho de la presidencia de la Legislatura. Detrás de ella, los asesores del jefe de Gobierno seguían minuciosamente la sesión. Si la puerta se abría seguido, era porque los colaboradores entraban y salían inquietos por las preguntas formuladas. Pero desde el caluroso discurso de Milcíades Peña hasta el pedido de cuarto intermedio formulado por el Interbloque de Izquierda en la voz de Susana Echegoyen, la puerta se movió muy poco. Después de Peña, cuyo ahijado Lautaro falleció en el incendio, algunos legisladores apelaron a la reflexión tratando de dar más vueltas al gastado juego de palabras entre República Cromañón y Argentina. Pocos aportaron preguntas. Otros apostaron a la emotividad para ganarse el favor de los familiares. Tal fue el caso de Mirta Onega –la legisladora que discriminó a uno de sus asesores por ser judío–, quien con la voz quebrada dijo tomar la causa “como una cruzada personal”, aconsejó a los padres a seguir con la lucha “a pesar de todo” porque “nadie mejor que yo sabe lo que las campañas mediáticas dejan”. Los padres siguieron en silencio.
Sergio Molina, del Bloque del Sur, pidió saber cuántas inspecciones se habían hecho al local La Trastienda, propiedad del vicejefe de Gobierno, Jorge Telerman. Ibarra le respondió que “en 2005, ninguno” y que no tenía “referencias” de los dos años anteriores. Fernanda Ferrero, de Recrear, preguntó “por qué desoyó los informes presentados por la Legislatura y la Defensoría del Pueblo”. Ibarra reconoció que su gobierno tiene que “mejorar el sistema de respuestas” a ese tipo de solicitudes.
Mientras los padres seguían en silencio, en un encendido discurso, Fernando Melillo, del ARI, se dirigió al sector que responde a Mauricio Macri, exigió evitar “el vuelo rastrero de la política” y, parafraseando la metáfora utilizada por Ibarra acerca de “mirarse en el espejo”, su pregunta fue: “¿Está usted dispuesto a asumir su responsabilidad política y generacional sosteniendo el espejo y mirándose?” Ibarra respondió afirmativamente.
Beatriz Baltroc, de Autonomía Popular, desplegó pruebas acerca de la habilitación “irregular” de Cromañón desde 1997 y los vencimientos de los plazos de inspección (adelantadas en Página/12 el viernes pasado), acciones que, dijo, el gobierno de Ibarra “está obligado a cumplir”. Ante el silencio de los padres, Ibarra le contestó que “para hacer los controles está toda la estructura del gobierno” y que “pretender que el jefe de Gobierno salga a hacer inspecciones es incorrecto”.
Siguieron Noemí Oliveto, de Autodeterminación y Libertad; Tomás Devoto, del Movimiento por un Pueblo Libre; María Eugenia Estenssoro, que leyó una carta de dos psicólogos que estuvieron en la morgue y le reprocharon a Ibarra no haber estado allí; Marcos Wolman, que desistió de sus 59 preguntas preparadas y Mónica Bianchi.
El socialista Roy Cortina planteó la necesidad de “no construir una teoría de dos, tres o cuatro demonios” entre los responsables del incendio. “La responsabilidad es del Estado y no de un color político”, dijo. Además, pidió implementar la descentralización: “Ningún equipo de inspectores puede competir con la organización popular”, sostuvo. Y, dirigiéndose al sector macrista, enfatizó: “Ahora resulta que después de Cromañón descubrieron la importancia de la organización popular, pero sancionaron un código contravencional a espaldas de la sociedad”.
“Me voy a presentar porque muy pocos me conocen: soy Laura Moresi”, dijo la titular del único bloque ibarrista, integrado por tres legisladores. “Y me hago cargo”, enfatizó e hizo una apología de lo dicho por el titular del Ejecutivo. Los padres seguían en silencio. Los teléfonos celulares de los legisladores sonaban. Ibarra, al igual que los que estaban en el estrado, apoyaba la pera con su mano, en señal de reflexión o cansancio. Debajo de ellos había asesores apoyados en los hombros de los bustos deSan Martín y Sarmiento. Algunos familiares se levantaron, caminaron por el pasillo que rodea el recinto y varios legisladores ya no estaban en sus bancas. Hasta que habló Echegoyen, pidió un cuarto intermedio y los padres dejaron de estar en silencio.

Informe: A.F.D.

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