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La marcha hacia octubre

Por H.V.

Aunque el canto de la marcha peronista surgió en forma espontánea de los asistentes a la conmemoración del 16 de junio, no deja de ser significativo cuando está por decidirse el cierre de listas para la primera elección nacional durante el mandato de Kirchner. El tropel de intendentes bonaerenses y de sindicalistas que se sentaron cerca de los pañuelos blancos de Madres y Abuelas indica que el vaciamiento del poder duhaldista está llegando a su culminación. Según el teorema de IshiDescalzo, la relación entre problemas judiciales y entusiasmo por acudir en auxilio de la victoria es directamente proporcional. En ese sentido, el lanzamiento de Cristina Fernández de Kirchner en José C. Paz y en mesejante compañía parece una sobreactuación riesgosa. Liquida el pleito con el duhaldismo pero con alto riesgo de contaminación. La respuesta de Duhalde fue tan patética como la desesperación de Clarín por anunciar “El Acuerdo”. Sus visitas a Lavagna y Bergoglio fueron la bengala de un náufrago que necesita dar señales de vida. El problema es que ni el ministro ni el Cardenal se presentarán a elecciones. Para mantener su candidatura vicaria y no perder el segundo lugar frente a alguno de los candidatos de la Unión Cívica Recrear, Duhalde debería aliarse con el coronel Aldo Hulk y el comisario Luis Abelardo Picapiedras, bajo el lema “No muchos pero muy machos”. De este modo decantarían en forma natural nuevos alineamientos, acorralando en ese polo a los nostálgicos residuales de la represión dictatorial. Duhalde no ignora que es el peor lugar posible, casi sorianístico, y por eso medita para después del feriado un anuncio unilateral de retiro de su nominación. A esta altura es la única salida decorosa que le queda.

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