EL PAíS › ALBERTO COURIEL, SENADOR DE LA IZQUIERDA URUGUAYA

“Si el Frente Amplio se queda quieto, gana”

 Por Martín Granovsky

Senador del Espacio Progresista-Frente Amplio, ex asesor de la Comisión Económica para América latina, Alberto Couriel es uno de los principales voceros económicos de la izquierda uruguaya, en crecimiento para las presidenciales del 2004.
–¿Es nueva la crisis de estos días?
–El primer cambio grueso es la presencia de George W. Bush y la derecha dura en los Estados Unidos: Paul O’Neill, Anne Krueger. Un amigo mío dice que parecen calvinistas. No perdonan. No son como los católicos, que perdonan con tres padrenuestros. Por eso George Soros pudo decir que en las elecciones de Brasil sólo votan los norteamericanos. Es que en Brasil las calificadoras de riesgo ya empiezan a jugar un papel.
–¿Cuál?
–Les interesa el servicio de pago de la deuda y cómo será la situación para los acreedores y los bancos. Les interesa saber si Lula tiene 40 por ciento de intención de voto, o 20. Les interesa en general Brasil. No es casualidad que cada vez que se reúne el G-8 sea Fernando Henrique Cardoso el que mande una cartita hablando de la vulnerabilidad y la volatilidad y de los riesgos para los países emergentes. En Brasil las elecciones son el 6 de octubre. Hasta ese momento debería haber una acción política conjunta que evite un colapso financiero.
–¿Usted ve un plan conspirativo con base en Washington?
–No. Decidieron que en el mundo lo central es el terrorismo, que en América latina lo principal es el narcotráfico, y por eso les interesa Colombia. Y como es una derecha fundamentalista, cualquier visión un poquito más de centroizquierda, y ni hablemos de izquierda, los asusta. Ahora, está claro que cuando los Estados Unidos decidieron aislar a la Argentina y dijeron que no había efecto contagio, ayudaron a Brasil. Al de Cardoso.
–El contagio perjudicó a Uruguay.
–Es que era absurdo pensar que no habría contagio. Yo coincido con la Cepal. Hay contagio, y mucho. Para Uruguay, las peores situaciones del sistema financiero fueron fruto de los problemas del sistema financiero argentino.
–¿Cuál fue la responsabilidad del Fondo Monetario?
–Los bancos le dan a uno el paraguas cuando el sol está fuerte. El Fondo siempre actúa en forma procíclica. Cuando hay recesión dice: “Achicate, bajá el gasto”. La Cepal, en cambio, pide políticas anticíclicas, las mismas que aplica el mundo desarrollado. En los Estados Unidos el 11 de setiembre la gente se encerró, no viajó más en avión. Y bueno, el gasto militar permitió recuperar el ritmo de crecimiento. Cuando subió Bill Clinton se dio cuenta de que el problema era el empleo. Dijo: “Vamos a hacer obras públicas por 30 millones de dólares y las vamos a financiar con los ingresos de quienes están al tope de la tabla”.
–¿Qué efecto político tendrá en Uruguay esta crisis?
–Si el Frente Amplio se quedase quieto, gana la elección del 2004, porque el presidente (Jorge) Batlle se basta con sus propios errores. Los votantes del coloradismo, que escucharon a Batlle prometer que nunca iba a devaluar ni poner un impuesto más, se encuentran con que las circunstancias llevaron a otra situación. Hoy, la gente que votó al Partido Colorado se quiere morir. Mire, le voy a decir algo que estaba pensando los últimos días. Hasta hace unos meses yo no tenía ninguna duda de que el enfrentamiento era entre el Partido Colorado y el Frente. Hoy, si siguen así las cosas, me parece que los colorados pueden ser tercera fuerza, después de los blancos, que hoy gritan contra el gobierno y le voten las leyes. En febrero Batlle dijo que el déficit fiscal era el tema central. Pero el déficit era producto de la recesión y la recaudación baja. En mayo Batlle anunció un ajuste aún más fuerte. Y ahora la liberalización del mercado de cambios, que por suerte está momentáneamente tranquilo.
–¿Por qué?
–Hay pocos pesos por la economía muy dolarizada. Pero la situación no está bien. La desocupación abierta llega al 15 por ciento. Los uruguayos tienen desesperanza. Se van. Y no puedo decirles que esperen hasta el 2004, cuando ganará el Frente Amplio. Se van ya. A España, a Italia, a Estados Unidos... Por eso hay que modificar las cosas ya mismo.
–¿Qué impacto político tendría una crisis descontrolada?
–Aquí hay alguien que quiere caos: el ex presidente Julio María Sanguinetti. El quiere demostrar que encarna el orden mientras la izquierda representa el caos.
–¿Y hay caos?
–No. La protesta social se canaliza a través de los partidos políticos y el sindicalismo, que en Uruguay es muy genuino. Y nosotros como Frente hacemos el máximo esfuerzo para que no haya caos financiero.
–¿Qué efecto político regional podría tener la crisis?
–En el caso de Brasil hay dos figuras políticas. Una es Lula. La otra José Serra, el candidato de Cardoso. Si gana Lula el desafío mayor que enfrentará es la actitud de los mercados financieros internacionales. Si supera ese desafío se dará la novedad de un gobierno de izquierda en Brasil. Pero Serra no es un tipo de derecha, ni mucho menos. Por ejemplo, nunca estuvo de acuerdo con la Ley de Convertiblidad de la Argentina, ni con el Plan Real hasta enero de 1999. Es mucho más progresista que (el actual ministro de Hacienda, Pedro) Malán. Como ministro de Salud de Cardoso desplegó una política más intervencionista. O sea que, gane quien gane, en Brasil tendremos un país relativamente más progresista, sea con Lula o sea con Serra. La novedad de Brasil es que la derecha no tiene candidatos. De octubre en adelante, si los mercados financieros tuvieran una actitud complaciente con Brasil, allí veremos una situación más progresista. Soy optimista: ese Brasil nos ayudará a un triunfo de Tabaré Vázquez en el 2004.
–¿Y la Argentina? ¿Cómo juega en su tablero?
–Ah, no... De la Argentina que se ocupe Página/12.

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