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Por M.G.
Desde Córdoba

Tras su paso por Córdoba, a Carlos Menem le quedó claro que no se salvará del repudio en ningún sector de la sociedad argentina. Donde menos lo esperaba, donde antes era bienvenido, en el country más selecto de la capital cordobesa, fue escrachado por vecinos que quieren que no se los “confunda”. Bombos, cacerolas y bocinas se mezclaron con la música de la fiesta de casamiento en el corazón del barrio cerrado, como describió ayer, en exclusiva, Página/12. Martha Alarcia, la novia, confesó a los íntimos que estaba arrepentida de haberle insistido al ex presidente que fuera. El resto de los movimientos de la comitiva menemista ocurrió en un estricto hermetismo, hasta que hacia el mediodía partieron con destino a Villa Tulumba.
Ayer por la tarde, en esa localidad, ante sus partidarios cordobeses, Menem intentó minimizar el episodio (ver aparte). Pero lo cierto es que cada escrache que le hacen lo pone más nervioso y de pésimo humor.
El ex presidente viajó a la capital cordobesa para estar presente en el casamiento de la diputada Martha Alarcia con el juez provincial Hernán Buteler y su amigo Alberto Kohan creyó haber tomado todas las precauciones. Llegó de incógnito en un avión privado al aeropuerto Córdoba antes de las seis, visitó el estadio que construye su amigo el empresario Euclides Bugliotti y partió hacia el country Las Delicias, en la zona oeste de la ciudad. Todo el recorrido lo hizo oculto en una camioneta de vidrios polarizados, protegido antes y después por autos de su custodia. De esa manera hace campaña y pretende ser, otra vez, “presidente de los argentinos”.
Preparativos
Desde la semana anterior Kohan negó una y otra vez la presencia de Menem en el casamiento, intentando despistar inclusive a los medios. Los planes iniciales incluían el alojamiento del ex presidente junto a Cecilia Bolocco en el Hotel Holiday Inn, pero por razones de seguridad se decidió que irían directamente al barrio privado, con la “conveniencia” de entrar temprano.
El rumor de la presencia del matrimonio en la casa de Bugliotti primero y del arquitecto Eugenio “Pichi” Ferreyra, amiguísimo de Kohan, después, corrió muy rápido en el country. Los vecinos que meses atrás habían analizado echar a los políticos del barrio para prevenir escraches se comunicaron por teléfono y un grupo organizó un asado para la noche. Allí se juntaron unas seis o siete familias que avisaron al resto, hasta que a las once la caravana de coches y de camionetas cuatro por cuatro comenzó a hacer escuchar los bocinazos hacia la casa de Ferreyra.
Algunos otros fueron a pie, a pesar del frío, cacerola en mano y hasta hubo bombos y banderas argentinas. Media hora después ya eran más de 100 los vecinos que repudiaban la presencia de Menem en el barrio cerrado. Inclusive algunos ordenaron a la guardia que dejara entrar a la prensa, apostada en la puerta del country.
Los que no ingresaron, pero también se hicieron oír, fueron los jóvenes de partidos de izquierda que demoraron hasta la medianoche el anunciado escrache. Pegaron afiches con fotos de niños desnutridos en Tucumán con leyendas contra el ex presidente: “Menem, homicida de la patria”, escribieron en el acceso al complejo.
Adentro del country y frente a la casa donde se hacía la fiesta, los vecinos más exaltados golpearon con sus puños la camioneta que transportaba al ex presidente. La intervención de la custodia impidió que los incidentes pasaran a mayores, pero algunos invitados salieron de la casa para quejarse por la protesta. Allí hubo insultos y escaramuzas hastaque, una hora después, la tranquilidad volvió al barrio. Pero la fiesta se había terminado.