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El libretista que a la distancia le hacía los monólogos a Tato Bores

A los 71 años murió Aldo Cammarota. Marcó una época tanto en radio como en televisión, y a partir de 1974 se radicó en Los Angeles.

Aldo Cammarota poseía el don de la intuición: desde Los Angeles, donde vivió a partir de 1974, percibía (muy a su manera), imaginaba y escribía la realidad argentina. Durante años, hasta 1981, siguió escribiendo los libretos que después disparaba Tato Bores a través de la pantalla. No percibió tan bien la realidad cuando, una vez finalizado ese ciclo, envió una carta al entonces titular de la Junta Militar, general Roberto Viola, agradecido por “la libertad que aún en Occidente no es muy común en la televisión”. Irónico, contradictorio, amante y crítico de la política, marcó una época en radio y televisión. El libretista falleció ayer a los 71 años de un ataque cardíaco, en Los Angeles, en un barrio ubicado entre Beverly Hills y Hollywood. Su itinerario había comenzado en Buenos Aires, donde nació en agosto de 1930, luego vivió en Córdoba y posteriormente en el centro porteño, de donde hizo trascender su capacidad.
Fue creador de un gran éxito radiofónico, “La revista dislocada”, y en televisión alcanzó notoriedad con “Telecómicos”, la tira que logró altos niveles de rating con la participación de artistas como Juan Carlos Calabró, Mario Sapag, Juan Díaz (Cuchuflito), Osvaldo Canónico, Tristán, Calígula, Horacio Bruno y Julio López, entre otros. Allí el libretista había creado un sketch en el que dobles de políticos como el general Juan Domingo Perón, Ricardo Balbín, Arturo Frondizi, Alvaro Alsogaray y otros protagonizaban el “gran acuerdo nacional”. También se destacó como panelista en “Humor redondo” –junto a Carlos Garaycochea, Jorge Basurto y Juan Carlos Mesa– y a partir de 1974 comenzó a escribir los libretos del programa de Tato Bores. Para entonces, las amenazas que recibía lo obligaron a abandonar el país.
Todos conocían, más allá de su trayectoria profesional, su gran afición por los temas políticos. A los 6 años, en la escuela, lo llamaban “el pibe política”. A los 14, fundó en la ciudad de Córdoba el “Centro Coronel Perón”. Con el correr de los años y de los sinuosos caminos que tomó el peronismo, Cammarota terminaría declarando: “Después Perón fue evolucionando y yo también”. De grande, tradujo en funciones específicas aquella vocación incipiente, y su particular sentido de la evolución. Ocupó la presidencia de la Asociación de Productores Independientes de Televisión, se desempeñó como miembro de la Junta Directiva de Argentores y fue postulado como candidato para la dirección de Sadaic. También proyectó a la arena partidaria sus ideas políticas. En 1965 se presentó como candidato a diputado nacional y en 1973 participó como precandidato a senador nacional por el partido Nueva Fuerza que lideraba el capitán ingeniero Alvaro Alsogaray.
En el campo del periodismo colaboró en varias publicaciones importantes: La Opinión, La Prensa y Siete Días, entre otras, y destiló su ironía en el libro Argentina año verde. Ya radicado en los Estados Unidos, después de haber sufrido problemas políticos, obvió las distancias geográficas y continuó escribiendo los libretos para Tato Bores afirmando, a manera de explicación, que “yo percibo lo que está pasando allá y nunca me equivoco. Diría que mejor que si estuviera allí, porque desde lejos veo las cosas que pasan sin estática”. Así siguió hasta que finalizó el programa de Tato. Entonces mandó la famosa carta dirigida al general Viola. Acaso haya sido su acidez a prueba de todo lo que le hizo decir, en una oportunidad en la que le preguntaron por Perón: “Teníamos en común que los dos queríamos ser Presidentes. Para llegar, yo pensaba seguir la carrera militar, pero a los 15 años tuve polio y eso cambió mis planes. Me quedaba el consuelo de que Roosevelt llegó a ser Presidente de los Estados Unidos”. Los restos del humorista serán sepultados hoy en Los Angeles, donde residía con su esposa María Josefa y sus tres hijos.

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Cammarota trabajó en “Telecómicos” y “Humor redondo”.
Su posición política lo llevó a felicitar al dictador Roberto Viola.
 
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