ESPECTáCULOS

“Esto de ver películas es algo totalmente nuevo para nosotros”

El aeropuerto de la capital tucumana fue un novedoso lugar de proyección de films, en el lanzamiento del programa La Escuela al Cine.

 Por Oscar Ranzani

Un simple recorrido por el aeropuerto de la ciudad de Tucumán permite visualizar una combinación entre lo “tradicional” y lo “moderno” desde el punto de vista comercial: un local de comidas regionales donde se venden productos autóctonos como turrones de miel de caña y unos alfajores conocidos como “cocheritos”. Otro ofrece empanadas de carne de gallina, tamales y humitas en chala. En el mismo espacio conviven una cadena internacional de elaboración de facturas y un local de telefonía francesa. Pero no se agota aquí lo que distingue al aeropuerto, ya que también tiene la particularidad de haberse convertido en el primero en el que se proyectó una película de cine: es que fue el lugar elegido para lanzar oficialmente el programa La Escuela al Cine, que busca el contacto de los estudiantes con la cultura y el lenguaje cinematográficos.
El programa es extensivo a todo el territorio nacional y permitirá que 5000 estudiantes de nivel medio del país vean tres películas argentinas: Gallito ciego (Santiago Carlos Oves), Kamchatka (Marcelo Piñeyro) y Sólo gente (Roberto Maiocco), en algunos casos en aeropuertos y, en otros, en salas de cine. En esta oportunidad, el programa está impulsado conjuntamente por el Ministerio de Educación de la Nación, el Consejo Federal de Cultura y Educación y la empresa Aeropuertos Argentina 2000. Su finalidad es que alumnos de sectores de bajos recursos puedan conocer el cine.
Al lanzamiento asistieron 170 estudiantes tucumanos con un promedio de edad de 14 años. Todos ellos vieron el film Gallito ciego, de Oves. El realizador estuvo presente en el acto y después de la proyección de la película mantuvo una extensa charla con los estudiantes. “Me llevo el corazón más ancho, más grande”, dijo el director notoriamente emocionado al comprobar el entusiasmo de los chicos. La rutina del aeropuerto se vio alterada con la llegada de los estudiantes, y sus empleados, acostumbrados a ver adultos, se encontraron con una cálida compañía adolescente. El espacio convertido en cine fue la sala de preembarque internacional. Allí habló el ministro de Educación, Daniel Filmus, acompañado por autoridades provinciales. Entre otras cosas, el funcionario señaló que uno de los objetivos del programa es que los estudiantes “comprendan cómo es la producción artística” y que “entiendan que detrás de cada película hay gente que la escribe, que hace los guiones, que la piensa, que hace la fotografía, que la filma. O sea, tratar de entender todo el proceso de nuestra industria cinematográfica”.
La elección de las escuelas tucumanas que participaron del programa fue producto de una ardua tarea de los coordinadores. El criterio de elección tuvo que ver con que “esta venida al cine fuera la primera o que hubiesen ido hace mucho”, señaló Marisel Celiz, coordinadora provincial. “Se buscaron escuelas que tuvieran un contexto económico débil y en las que los alumnos tuvieran muchas expectativas”, agregó la funcionaria. Como resultado, quedaron seleccionadas cuatro. En el resto del país se seguirán seleccionando colegios para la participación en La Escuela al Cine.
Una de las elegidas en Tucumán fue Solidaridad y Paz, del barrio Juan XXIII. Está emplazada en la capital pero en una zona marginal conocida como “La bombilla”. “Es un lugar al que no cualquier persona tiene acceso”, graficó Celiz. Lo característico de este colegio es que los propios chicos generan su permanencia: “Muchas veces los chicos acompañan a los profesores a la parada del ómnibus. De modo de decir ‘están conmigo, no les puede pasar nada’. Es como una especie de protección”, dijo la coordinadora. Son chicos que, a diario, sufren la marginación de otros sectores y que permanentemente son discriminados; al estar excluidos del sistema no tienen acceso a ninguna actividad cultural. Si bien se entusiasmaron con la propuesta de ver cine, comentaron “que no entendían por qué nosotros los elegíamos. Decían: ‘No nos van a dejar entrar’”, comentó Celiz.
“Es algo nuevo para mí. Ahora estoy conociendo el cine y es todo lindo”, dijo la pequeña Daiana, de 14 años. “Me gustaría que nos den la posibilidad de que también podamos actuar”, agregó con una sonrisa. “El mensaje que deja la película es que no tenemos que buscar un trabajo cualquiera, sino pensar en las consecuencias que nos puede traer”, reflexionó María Laureana en referencia al hecho que sufre el personaje que encarna Rodrigo de la Serna en la película, cuando se ve envuelto en una trampa apenas consigue un “trabajo”. Un poco más banal pero, a la vez, muy simpático, fue Manuel, de 16 años: “Lo que más me gustó fue cuando los protagonistas tenían sexo”, comentó sin poder contener la risa y con las ganas de conocer a una mujer con las curvas de Erica Rivas, la protagonista.

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Unos 170 estudiantes tucumanos participaron del encuentro.
 
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