ESPECTáCULOS › “DOMINICO”, EL REGRESO DEL ANIMADOR A LA PANTALLA CHICA

Nico, la figurita que faltaba

A más de dos años de su última experiencia, Nicolás Repetto se decidió por un perfil más periodístico, con una buena dosis de humor.

 Por Emanuel Respighi

Luego de dos años y medio alejado de la televisión, tomándose sus ya clásicas temporadas sabáticas, Nicolás Repetto volvió el domingo a la pantalla con un programa periodístico que no le escapa al humor. Más cercano a Fax –el programa que condujo a comienzos de los ‘90– que a Sábado bus –lo último que había hecho en TV–, Domínico (domingos a las 21, por Canal 13) se presentó en su primera emisión como un magazine periodístico entretenido e ingenioso, que incluyó informes diversos, una entrevista central y hasta un musical protagonizado por la modelo Pampita, suerte de secretaria ejecutiva del conductor. Con una impecable producción y puesta en escena, Domínico logró rescatar con éxito un género que en los últimos años se impuso para categorizar erróneamente a los programas –fundamentalmente los de la tarde– cuyos tópicos se limitan a la gastronomía, la belleza, la moda y los consejos para la ama de casa moderna. Y en este nuevo regreso de Nico a la TV, el público no le dio la espalda: Domínico promedió un rating de 23 puntos que, si bien no le alcanzó para vencer al film Dr. Dolittle 2 en Telefé (hizo 27,3), le bastó para triplicar el rating que el 13 hacía en esa franja horaria.
Después de pasar “una temporadita” viviendo en España, adonde se fue luego de la crisis política y social que sufrió el país hacia fines del 2001, Nico retornó a la Argentina hace unos meses para armar su programa. Tal vez por esa larga estadía alejado de estas pampas, o porque notó que nada cambió desde entonces (“Cuando me fui era otra Argentina: la de los piquetes y los secuestros... ¿otra Argentina?”, se preguntó el conductor, antes de emitir un racconto sobre los hechos más destacados que sufrió el país en los últimos dos años y medio), Repetto regresó ya no con un programa de entretenimientos y juegos sino con un ciclo que lo trasladó a sus fuentes: el periodismo, desde donde había debutado en pantalla con el recordado La noticia rebelde. Un cambio a tono con la realidad de un país que ya no adhiere a la pizza y el champagne.
Lejos de ciclos festivos como Decime cuál es tu nombre o Nico, el conductor debutó con una retórica más comprometida: a su carisma y talento natural para desenvolverse frente a las cámaras les agregó cierta irreverencia a su figura, a partir de informes en los que se permitió satirizar a Kirchner (en un musical bautizado Peter K) y hasta –por obra y gracia de la tecnología y el archivo– preguntarle al mismísimo general Perón si se venía el zurdaje dentro del peronismo, en uno de los momentos más logrados. Incluso, el conductor se dio lugar para editorializar sobre el flagelo de los secuestros en el país, explicando que se trata de una modalidad delictiva en la que el pago del rescate “lo único que hace es alimentar el negocio”. A sus palabras lo acompañó un informe que, distanciado de la urgencia periodística, se centró en el negocio millonario que se mueve alrededor de este delito y en la escala de jerarquías existente dentro de una banda de secuestradores.
En un clima descontracturado aunque no bullicioso, en el que se mostró constantemente el trabajo de asistentes, camarógrafos y productores, Domínico contó también con buenas dosis de humor, a cargo de los hermanos Alejandro y Adrián Korol. Continuando con el espíritu mostrado en La otra verdad, los cómicos montaron un picado de fútbol en medio de un piquete, armaron el clip de Peter K y realizaron un doblaje libre a los personajes de Hijitus, en una historia a la que llamaron Villa Toones. Entre los hallazgos se contó la sección “Dialoguitos”, en la que una sorda de nacimiento le leyó los labios a Kirchner e Ibarra en un acto castrense, revelando lo que todos suponen: que los políticos también se aburren en esos actos militares. En la entrevista central, el invitado fue Jorge Lanata, quien se explayó sobre los medios, la política, la inseguridad y algunas figuras de la política. Sobre el final, Pampita se permitió burlarse de sí misma y vestirse de mucama (en clara referencia a lasmodelos blondas que la llaman “la muqui”), en un musical que cubrió la cuota de coreografía que acompaña a toda propuesta de Repetto. Pese a notárselo algo nervioso por el debut (de hecho, hubo demasiado vértigo), Repetto retornó con un ciclo que logra entretener sin repetir antiguas fórmulas, demostrando que siempre es posible hacer algo nuevo en TV. Aun con 22 años de trayectoria y unas cuantas temporadas sabáticas en su haber.

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Repetto buscó a Pampita como una suerte de secretaria ejecutiva.
 
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