SOCIEDAD › A UN AÑO DE VIGENCIA, COMO ES EL SISTEMA DEL ABORTO LEGAL EN MEXICO DF

La ciudad que permite decidir

Los hospitales públicos brindan el servicio, es una práctica gratuita y hay campañas para informar sobre los derechos de las mujeres. Un año después de la despenalización del aborto en la capital mexicana, PáginaI12 relata cómo es su implementación.

 Por Mariana Carbajal

Desde México DF

“¿Embarazada? En el DF tienes las primeras 12 semanas para decidir. Ya no es clandestino. La ley está de tu lado”, dice un folleto impreso y distribuido entre las mujeres por toda la ciudad de México. El folleto tiene marcados en el mapa de la red de subterráneos cinco de los 14 hospitales que practican la interrupción legal del embarazo (ILE) en el Distrito Federal; los demás –sin estación de metro cerca– están nombrados y apuntados. En el dorso, se detallan los pasos que hay que seguir y los requisitos exigidos para acceder a la prestación médica, que desde hace un año es legal en la capital mexicana. Con ese folleto doblado en la mano, Irene S. llegó al mostrador de Atención Ciudadana del Hospital Materno Infantil Inguarán, resuelta a pedir un turno para su hija de 17 años que unos días antes le contó que el test de embarazo le había dado positivo.

El turno se lo asignaron para la semana siguiente. Irene se fue aliviada. Tiene unos cuarenta y largos y es empleada administrativa. Su hija está de seis semanas. Si todo sale como le informó la trabajadora social que la atendió en el mostrador del hall del hospital, la próxima vez que vuelva les informarán a su hija –y a ella, que tendrá que acompañarla– los detalles de la ILE. Luego firmará un consentimiento informado. Se chequeará el tiempo de gestación. Y le entregarán unas pastillas –la droga es misoprostol– que la adolescente deberá tomar en su casa. Así es el procedimiento. Y es gratuito.

Desde marzo, la mayoría de las ILE en el DF se realizan con medicamentos, sin internación.

–El procedimiento así es muy efectivo y menos traumático –destaca el secretario de Salud del DF, Manuel Mondragón y Kalb, en diálogo con PáginaI12 (ver aparte).

A los diez días la mujer debe regresar para un control con ultrasonido, para corroborar que la ILE ha sido completa. Un punto importante es la consejería en anticoncepción y planificación familiar que se le brinda posteriormente. Si prefiere, se le ofrece una ligadura de trompas de Falopio. Las estadísticas oficiales muestran que la mayoría quedó embarazada porque no tomó ninguna precaución para evitarlo: el 95 por ciento de las casi 9000 mujeres que se hicieron una ILE en el sector público desde que entró en vigencia la reforma legal dijo que no usaba anticonceptivos. En el 98 por ciento se trató de embarazos no deseados.

“Por eso –dice el secretario de Salud– estamos llevando adelante un enorme programa de salud sexual y reproductiva. Nuestra meta es no tener que llevar a cabo ILE. Estamos yendo con brigadas de jóvenes en las calles, adonde ellos se reúnen, y les hablan en su mismo idioma para que sepan cómo cuidarse”, agrega el funcionario. Y revela otros datos de las estadísticas del programa de ILE: el 85 por ciento de las que se sometieron a una ILE dijeron ser católicas; la mitad de las mujeres que se atendieron eran solteras y no tenían hijos. El 8 por ciento eran adolescentes. La edad promedio de las mujeres fue de 25 años, pero han tenido desde niñas de 10 años a mujeres de 54. Seis de cada diez tenía educación media o media superior. Y el 80 por ciento vivía en el DF, las demás, en otros estados.

El sector público no es el único en el DF que brinda ILE. Se sabe que gran cantidad de mujeres siguen recurriendo a la interrupción de un embarazo en clínicas privadas –como lo hacían antes– con la diferencia de que ahora el procedimiento es legal y no pueden ser penalizadas ni ellas ni los médicos si se realiza dentro de las primeras 12 semanas de gestación.

La reforma legal que despenalizó el aborto en el DF –el único estado en México que tiene una legislación de ese tipo– se aprobó el 24 de abril de 2007, en una sesión histórica de la Asamblea Legislativa, con 46 votos a favor (del Partido de la Revolución Democrática –en el poder en el DF– y de otros bloques de izquierda y también del PRI), 19 en contra (del PAN –al frente del gobierno federal– y del Verde Ecologista de México) y una abstención. La ley fue publicada el 26 de abril en la Gaceta Oficial del DF y al día siguiente entró en vigencia. Durante el debate previo a la votación, los grupos conservadores y la jerarquía católica que se oponían presionaron –sin éxito– para que se realizara un referéndum, con el argumento de que la vida del producto de la concepción debía prevalecer sobre los derechos humanos de las mujeres.

La Secretaría de Salud elaboró rápidamente los Lineamientos de Salud relacionados con la ILE, que deben aplicarse en el sector público. “Si la ILE con medicamentos no es efectiva, se pueden repetir las dosis de misoprostol hasta tres veces con el mismo esquema. Y si sigue sin resultar, se interna a la mujer para hacer un legrado o una aspiración manual endouterina”, explica a PáginaI12 la médica Lilia Galinda, jefa de Urgencias y Tocoginecología del Hospital Inguarán, y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de México (UNAM). Galinda es la responsable del Programa de ILE en ese centro médico. Sólo ella y otra médica se encargan de las interrupciones legales de embarazo. Los demás médicos del hospital se declararon objetores de conciencia. Hubo dos que en un principio integraron el equipo de ILE, pero finalmente renunciaron porque se sintieron estigmatizados por sus colegas, cuenta Galinda. “Les decían los ileros o aborteros”, dice. A ella también le incomoda realizar esa prestación, pero la cumple –dice– porque está dentro de sus responsabilidades como jefa del servicio. De todas formas, admite que con las pacientes de ILE “soy más fría”. Y reconoce que en los primeros meses de aplicación de la norma, el maltrato a las mujeres que iban a interrumpir un embarazo era moneda corriente entre médicos y enfermeras.

–¿Por qué tuvieron esa actitud? –le pregunta este diario.

–El programa de ILE se bajó de manera muy abrupta y no hubo una sensibilización sobre el personal de salud. Hubo dos cursos pero tal vez no con los resultados esperados. Es necesario trabajar más en ese aspecto –consideró.

La objeción de conciencia y la resistencia de algunos profesionales, sin embargo, no han impedido la aplicación de la ley. En el Inguarán se han hecho, hasta fines de mayo, 612 ILE. Se están atendiendo 10 mujeres por día. El 20 por ciento de las prestaciones que brinda el hospital están relacionadas con ILE.

A pesar de que la objeción de conciencia no es minoritaria, en los hospitales del DF está garantizada la realización de ILE, asegura a PáginaI12 el secretario Mondragón y Kalb. “Hay médicos comprometidos en conciencia con la salud de las mujeres, que con toda la valentía están haciendo ILE”, destaca María Luisa Sánchez Fuentes, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), una de las ONG que integran la alianza de entidades –que imprimió el folleto mencionado al comienzo– y que trabajó en los últimos años para promover la despenalización del aborto en el DF.

–¿Qué factores influyeron para que se lograra la reforma legal?–le preguntó PáginaI12.

–Hubo varios elementos que confluyeron para la aprobación de la despenalización en la Ciudad de México. Entre ellos se pueden destacar: el discurso del Estado laico; la lucha de más de treinta años de las organizaciones civiles feministas por el reconocimiento y el respeto de los derechos sexuales y reproductivos; el carácter liberal del DF; las tendencias internacionales hacia la liberalización de las leyes que criminalizan el aborto, y los tratados internacionales que protegen derechos de las mujeres ratificados por México –enumera Sánchez Fuentes en un café del barrio de Coyoacán, en el sur del DF, a tres cuadras de la casa azul que habitó la pintora Frida Kahlo con Diego Rivera, que hoy es un museo.

Los resultados del programa de ILE son notables, dice el secretario de Salud. “Ya no se muere ninguna mujer más por aborto. Sustancialmente eso mejoró. Y ya no hay complicaciones graves por abortos inseguros”, señala Galinda. En los 14 meses que lleva el programa de ILE del DF sólo se registró el fallecimiento de una mujer, una adolescente de 16 años, pero al parecer la muerte se debió a mala praxis médica: según informó el secretario de Salud, la chica cursaba la semana 16 de gestación –es decir, le hicieron el procedimiento por fuera de lo que marca la ley– y además tenía anemia. “Ya no se ven perforaciones de útero y enormes infecciones como antes. La morbilidad ha disminuido considerablemente”, ratifica Mondragón y Kalb, con las estadísticas en la mano.

La despenalización del aborto está por estos días en debate en la Suprema Corte de Justicia de la Nación: a poco de sancionada, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y la Procuraduría General de la República interpusieron, cada una, una acción de inconstitucionalidad para impugnar la reforma legal. Entre agosto y fin de año anunciará su veredicto. Si la Corte ratifica la constitucionalidad de la ley, se abrirá la puerta para que las mismas modificaciones comiencen a replicarse en los códigos penales –que restringen el derecho al aborto– en otros estados mexicanos.

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Uno de los afiches de la campaña de información sobre el aborto legal en el DF.
 
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