SOCIEDAD › GARCIA BELSUNCE LLAMO A UN COMISARIO PARA EVITAR QUE FUERAN

“Sacame a la policía de encima”

El comisario Angel Casafús admitió que el hermano de la víctima lo llamó y le pidió que frenara la llegada de la policía. Además, la guardia del country recibió la orden de coimear para impedir que entraran los uniformados.

Por Horacio Cecchi y Raúl Kollmann

Además de enigmas, el crimen de María Marta García Belsunce destila aristas escandalosas a cada paso que avanza la investigación. Primero fue la supuesta muerte accidental por “torpeza”; un mes después cinco balas alojadas en su cráneo; más tarde un certificado de defunción trucho. Ahora, el escándalo se alojó en las comunicaciones telefónicas. A pocas horas de la muerte de su hermana, Horacio García Belsunce (h) hizo un llamado telefónico a Angel Casafús, titular de Delitos Complejos de la Bonaerense. El pedido fue simple y directo: “Sacame la policía de encima”, pidió el periodista, alegando el trance por el que pasaba la familia. No fue el único llamado. Según el expediente, ese mismo día, un allegado a la familia llamó a la guardia con otro pedido: “Si viene la policía que no entre, si hace falta coima, coimeen”. Para agregar confusión, una versión señala que Casafús respondió al pedido telefónico haciendo dar marcha atrás a un patrullero que se dirigía al country a investigar los hechos.
El mismo día en que María Marta recibió cinco balazos calibre 32 en la cabeza, se registraron tres llamados a la policía. Según fuentes de la investigación, los tres llamados estaban dirigidos al comisario mayor Angel Casafús. Dos fueron realizados desde el mismo chalet de la calle Monseñor D’Andrea, en el Carmel Country Club, donde la conmoción por la muerte amenazaba con estallar las paredes. El tercero por un allegado muy cercano a la familia.
Según reconoció el propio Casafús, el periodista García Belsunce era uno de tantos periodistas que solían comunicarse con él. “Pero un día me llamó llorando. Se había muerto su hermana”. Casafús le preguntó en qué podía ayudarlo. La respuesta fue directa: “Sacame a la policía de encima”, oyó decir a García Belsunce. Motivos: el trance por el que pasaba familia. Dos veces recibió el mismo llamado. Y en una tercera ocasión, “alguien muy allegado a la familia llamó pidiendo lo mismo”. Una versión señala que Casafús respondió al llamado ordenando que un patrullero que se dirigía hacia el chalet diera marcha atrás.
Ayer, Horacio García Belsunce reconoció en el programa Periodistas: “Sí, fui yo el que llamó a Casafús. Estaba tan mal y mis padres estaban tan mal, que pensé que lo único que me faltaba es que viniera la policía”. “¿Y Casafús qué le dijo?”, le preguntaron. “Me dijo ‘quedate tranquilo’”. El comisario declaró el 12 de diciembre pasado ante el fiscal Diego Molina Pico y no está descartado que vuelva a ser citado para aclarar la situación. De todos modos, en su anterior declaración, Casafús aseguró que mientras tenía en el teléfono a García Belsunce se comunicó con el titular de la DDI de San Isidro, Aníbal Degastaldi, a quien le pidió que se dirigiera al lugar. De hecho, Degastaldi y Molina Pico revisaron el chalet al día siguiente, el 28 de octubre, mientras se realizaba el sepelio en La Recoleta.
Nadie pudo responder a Página/12 si realmente un patrullero de la comisaría de Pilar se dirigió el 27 al country. De guiarse por los tres llamados a Casafús, la policía ya debía haber llegado en ese momento hasta el lugar, respondiendo al llamado de alguien, porque García Belsunce le pidió que la retirara. Pero ese día también la guardia de la puerta del country recibió un llamado tan o más sorprendente: “Si viene la policía, hagan cualquier cosa pero que no entre. Si hay que coimear, coimeen”, declararon los guardias ante la Justicia.
–¿Quién fue que llamó? ¿El hermano?
–No. Tampoco el marido. Un allegado, un amigo –respondió una fuente de la investigación.
Pero la muerte de María Marta aún se reserva instancias tan borrosas como aquéllas: antes de que la familia se contactara con la cochería Sierra para encargarle todos los trámites del sepelio, el marido de María Marta, Carlos Carrascosa, acompañado por un familiar, se presentó ante la empresa fúnebre Ponce de León, en Pilar. Pero la empresa, teniendo encuenta las condiciones en que se presentaba el servicio, decidió rechazarlo. A esa altura, los dos médicos (de Paramedic y Emernor) que llegaron con servicios de emergencia se habían negado a firmar un certificado de defunción. Filipo Contigiani, coordinador de la empresa de urgencias médicas Emernor, consultado por el Diario de Pilar, exhibió un acta interna en la cual el médico dejó asentado que María Marta presentaba tres orificios y pérdida de masa encefálica, aunque no indicó que se trataban de orificios producidos por balas. La familia García Belsunce sostuvo permanentemente que ese profesional jamás alertó a la familia sobre su sospecha de que no se trataba de un accidente.
–¿Es habitual que ante semejante cuadro una familia no pregunte nada al médico? –preguntó el diario.
–No pasó nunca. Es muy raro –respondió Contigiani.
No es la única rareza. Fuentes de la investigación revelaron un dato que había pasado desapercibido. Ya se había informado que María Marta había recibido cinco impactos de proyectiles calibre 32 detrás de su oreja izquierda. La sexta bala, la que no dio en el blanco y que hasta el momento no fue hallada como tampoco el lugar en que impactó, antes de esfumarse fue vista por una de las primeras personas que ingresó al chalet antes de que la mujer fuera descubierta muerta. Esa persona, según consta en la causa, no es su marido, Carlos Carrascosa, ni ningún familiar directo. De haberla visto alguno de ellos, la versión del resbalón en la ducha se hubiera desmoronado sin sentido.

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La guardia del country recibió un llamado para que no dejara entrar a la policía. “Si hace falta coima, coimeen”, les dijeron.
 
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