SOCIEDAD › LA JUNTA MéDICA CONFIRMó QUE ANGELES SUFRIó ABUSO ANTES DE MORIR

Víctima de un ataque sexual

Los forenses concluyeron que la adolescente fue víctima de un abuso sexual, aunque no sufrió penetración. Con el nuevo dictamen, el juez Ríos seguramente llamará al único sospechoso, el portero Jorge Mangeri, a una nueva declaración indagatoria.

 Por Raúl Kollmann

El informe de la Junta Médica es corto y lapidario: Angeles Rawson sufrió un ataque sexual, algo que se ve claramente en las lesiones en los muslos y en la ingle; fue golpeada con dureza, al punto de que le fracturaron costillas y la terminaron matando mediante estrangulamiento manual y sofocación también manual. Los especialistas evaluaron que no hubo penetración. El informe ratifica las sospechas de la Cámara del Crimen, del juez Javier Feliciano Ríos, de la fiscal Paula Asaro y de los padres biológicos de Angeles. Es seguro que el juez Ríos va a convocar al único sospechoso, el portero Jorge Mangeri, a una nueva declaración indagatoria en la que le va a imputar distintas figuras que tiene a estudio: femicidio, homicidio criminis causa (matar para tapar otro delito, en este caso la tentativa de abuso sexual) y tal vez agravado por alevosía (porque la chica estaba indefensa). El encargado afrontará, tarde o temprano, un juicio en el que podría sufrir una condena a prisión perpetua.

El juez Ríos asistió a la deliberación de la Junta Médica que fue presidida por el decano del Cuerpo Médico Forense, Roberto Godoy. Todo indicaba que iba a ser un encuentro breve porque había un único punto a considerar: el estudio histopatológico, en especial de la zona genital y paragenital. Ese estudio consiste en sacar muestras –un total de 55– de la piel en distintas partes del cuerpo y someter el material a un estudio microscópico.

La lesión cinco y la lesión ocho, por ejemplo, están ubicadas en la piel del lado interno de los muslos. En ambos casos presentan áreas equimóticas, que significa lesiones de la piel y por debajo de la piel, que tienen que ver con presión, violencia ejercida en esa zona. De allí se deduce que hubo un forzamiento y es lo que lleva a la conclusión de que hubo un ataque sexual, que no terminó de concretarse en una penetración. Un poco más abajo, la lesión nueve muestra lo mismo: lesiones en la piel y por debajo de la piel ubicadas por arriba de la rodilla, como si se hubiera ejercido fuerza para abrirle las piernas. Las lesiones siete y diez se corresponden con la equimosis producto de la atadura en los tobillos, según interpretan los forenses.

La idea de que Angeles sufrió un ataque sexual fue planteada de entrada por los médicos bonaerenses que concurrieron a la planta de la Ceamse de José León Suárez cuando se encontró el cuerpo, el martes 11 de junio. Sin embargo, el responsable de la autopsia, Héctor Konopka, descartó que hubiera existido una agresión, algo que fue puesto en duda por el juez, la fiscal, los querellantes y algunos veteranos forenses como Osvaldo Raffo. A eso se agregó el primer estudio histopatológico que discrepó con el de la autopsia: según aquel trabajo, Angeles no murió por compresión de la maquinaria de basura –como había sostenido Konopka– y tenía rastros de agresión sexual. El magistrado decidió profundizar todos los estudios, lo que incluyó el segundo estudio histopatológico.

El trabajo científico realizado ayer en el edificio del Cuerpo Médico Forense no ponía en cuestión quién fue el autor del homicidio. En la noche del viernes 14 de junio, la fiscal Paula Asaro juntaba elementos contra la familia de Angeles y se topó con dos elementos que de inmediato volcaron las sospechas hacia Mangeri: el encargado tenía lesiones en el cuerpo, en especial rasguños en el pecho, la ingle y la espalda, y se contradijo en reiteradas oportunidades. Cuando Asaro cerró la declaración como testigo del encargado por las sospechas que empezaron a surgir, Mangeri pidió hablar con ella y sorpresivamente le dijo que él fue el autor del asesinato. Esta confesión no se tomó como válida porque un sospechoso debe tener abogado y se lo releva del juramento de decir verdad. De todas maneras, además de las pruebas de ADN, hay un largo listado de evidencias contra el encargado que, hasta hoy, no acepta responder preguntas del juez.

La defensa encabezada por Miguel Angel Pierri y Marcelo Biondi ha podido hacer poco y nada frente a una secuencia de pruebas apabullantes. Ni siquiera cuenta con el propio Mangeri, que estuvo tres meses sin declarar, luego le dijo al juez que no vio a Angeles esa mañana y no aceptó contestar ninguna pregunta. Ante semejante cuadro, Pierri-Biondi atinan sólo a presentar nulidades y a ver cómo pueden trabar o dilatar el proceso.

En ese sentido, la Sala IV de la Cámara del Crimen concretó ayer la audiencia para tratar un pedido de nulidad interpuesto por la defensa de Jorge Mangeri. Miguel Angel Pierri y Marcelo Biondi argumentan que los estudios de ADN se hicieron mal, que las muestras se contaminaron y por eso se encontró ADN del encargado debajo de las uñas de la chica. Hubo un dato que llamó la atención. Por lo general, los abogados tratan de que estas audiencias se hagan cuanto antes porque, como en el caso de Mangeri, sus defendidos están presos y por lo tanto apurados para que el expediente se mueva. En la causa Angeles ocurrió lo contrario: la defensa había pedido que la audiencia se pospusiera.

Los jueces Mario Filosof, Julio Lucini y Ricardo Pinto escucharon los cuestionamientos a la labor de uno de los mayores expertos genetistas del mundo, Daniel Corach, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Los magistrados tomaron nota, hicieron preguntas y no dijeron todavía cuándo van a resolver. La perspectiva para Pierri-Biondi es mala: ya les rechazaron las nulidades anteriores por falta de fundamento.

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La idea del abuso ya fue planteada por los médicos que concurrieron a la planta de la Ceamse.
Imagen: Bernardino Avila
 
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