SOCIEDAD › COMENZARON LOS ESTUDIOS SOBRE LA FORMACIóN QUE CHOCó EL 19 DE OCTUBRE

Peritaje en la estación Once

El trabajo de los peritos comenzó ayer con una inspección ocular. Fue ordenado por el juez Ariel Lijo, quien quiere saber en qué condiciones estaba el tren del siniestro. El único procesado hasta ahora es el motorman.

 Por Raúl Kollmann

Los peritos que realizarán un estudio sobre el tren que chocó en Once el 19 de octubre participaron ayer de una inspección ocular autorizada por el juez federal Ariel Lijo. El magistrado ya determinó la responsabilidad del maquinista, Julio Benítez, quien incurrió en diez excesos de velocidad en el recorrido, entró a la estación al doble de lo permitido y no accionó los frenos a tiempo. Sin embargo, Lijo ordenó el peritaje porque de todas maneras quiere conocer el estado en que se encontraban el tren, sus frenos y las señales. El peritaje debe estar terminado en 30 días. Al mismo tiempo, el juez avanzará en la nueva dirección que anticipó en exclusiva Página/12: determinar por qué no se le hicieron los controles correspondientes al maquinista y quién firmó el supuesto acuerdo gremial por el que sólo se les hacía alcoholemia a los conductores y no el resto de los estudios, como campo visual, estado de conciencia, percepción de tiempo y espacio.

El procedimiento de ayer fue encabezado por el perito oficial, Raúl Díaz –designado por el juez–, quien ya actuó en la mayoría de los casos recientes, entre ellos la tragedia de febrero de 2012, también en Once. La Fraternidad, el gremio de Benítez, aportará también su perito y por el lado de la querella, es decir en representación de una parte de los cien heridos, estará el licenciado Eduardo Frigerio, quien también actuó en buena parte de los hechos más dramáticos de los últimos años: Cromañón, la tragedia de Once, la de Castelar, el asesinato de Mariano Ferreyra, la caída del helicóptero de Carlos Menem junior y el accidente en el que murió Rodrigo. Los especialistas trabajarán durante un mes, que es el tiempo que les dio el magistrado para terminar su trabajo.

“El lugar está bien preservado –señaló Frigerio– y se ve lo que vimos el primer día. Para el maquinista resultó fácil extraer el disco rígido que contenía las imágenes de la cabina de conducción.” Ese disco rígido se encontró en la mochila del motorman y las imágenes no pudieron recuperarse porque el disco tenía una especie de corte, casi seguro provocado porque fue arrancado de la computadora del tren. Lijo imputó a Benítez, además, por sustracción de prueba.

Los especialistas tienen una larga serie de puntos de peritaje enunciados por el juez, pero la inspección de ayer tuvo como objetivo que si se quieren agregar otros puntos a estudiar, puedan ser solicitados al magistrado para que los incluya dentro del trabajo ordenado.

Más allá del estudio sobre el tren, el juez se orienta a saber por qué estaba al mando de la formación chapa 05 un hombre que no estaba en condiciones. Lijo tiene evidencias de la forma irresponsable de conducción por parte de Benítez, tanto en el tramo de ida, desde Castelar a Moreno, como en el regreso hasta Once. Benítez entraba a toda velocidad a las estaciones, se pasaba de ellas, en algunas ni siquiera paró, no hizo caso de señales y en otros viajes se hacía el dormido y salía de la cabina con el tren en movimiento. El estudio psiquiátrico de Benítez indicó que tiene rasgos psicopáticos, mitomanía y negación de la realidad.

Uno de los puntos clave tiene que ver con el examen que se le hace al conductor cuando toma servicio. En el caso de Benítez, sólo se le hizo un test de alcoholemia y en el acta dice que los demás estudios no se hacen “por acuerdo gremial”. Lijo quiere saber en qué consiste ese acuerdo y quién lo firmó. Algún testigo señala que fue impuesto por un dirigente sindical del Sarmiento, con mucha presencia en los medios. En todo caso, de existir, el acuerdo sería ilegal y la responsabilidad no le cabría únicamente al gremialista, sino también a la Ugoms, que prestaba el servicio. Esa misma empresa, en otras cabeceras, realiza el examen completo al maquinista, lo que incluye los tests de conciencia y de ubicación en tiempo y espacio. Todo indica que, en este terreno, Lijo avanzará sobre la responsabilidad de los protagonistas, tanto por el lado gremial como por el empresario.

El propio blog de Benítez, llamado Los sueños de Pastichoti, muestra un probable desequilibrio: el maquinista habla allí de pesadillas que tienen que ver con chocar un tren, está cargado de imágenes de calaveras y al final hasta menciona que no debería estar suelto, sugiriendo que requiere de una internación o algo por el estilo. A raíz de estas evidencias, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, estableció que los exámenes de los maquinistas sean los mismos y se realicen en el mismo lugar y con la misma exigencia que los que se realizan los pilotos de aviones.

Hasta ahora, el juez Lijo sólo procesó al motorman y por estrago culposo, es decir, por provocar un enorme daño por negligencia. Ese delito abarcará las 106 lesiones graves y gravísimas y se agrega la sustracción de pruebas. Ahora apunta a otros responsables.

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“El lugar está bien preservado”, evaluó el perito de parte, Eduardo Frigerio.
 
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