SOCIEDAD › GESTO DESESPERADO DE UN REMISERO

Una muerte a lo bonzo

Como reflejo de un fin de año parecido al fin del mundo, un cordobés, chofer de un remís “trucho”, murió ayer en el Instituto del Quemado de la capital provincial, donde agonizó 24 horas luego de prenderse fuego como protesta al ser interceptado por la policía durante un control vehicular. Víctor Manuel Larrosa, de 50 años, advirtió a los agentes sobre lo indeclinable de su decisión, argumentando que trabajar un remís ilegal era el único medio de alimentar a su familia.
El incidente ocurrió el lunes en Ovidio Lagos y Sarmiento, cerca del centro de la ciudad de Córdoba. Como ya sabía que carecía de los papeles necesarios para realizar su actividad, Larrosa amenazó con quemarse vivo. Nadie le creyó, pero él se roció con combustible y se prendió fuego, dentro del vehículo, un Volskwagen Senda. La agonía duró 24 horas. Larrosa tenía cuatro hijos.

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