SOCIEDAD › DESCUBREN EL DECIMO PLANETA DEL SISTEMA SOLAR

Mucho más lejos que Plutón

Se confirmó el hallazgo del “décimo planeta”. Todavía sin nombre, es más grande que Plutón y está al doble de distancia del Sol.

 Por Mariano Ribas

Ya son 10: después de años de falsas alarmas y confusiones, los astrónomos finalmente han dado con el ya mítico “décimo planeta” del Sistema Solar. La nueva criatura es un poco más grande que Plutón, está casi 100 veces más lejos del Sol que la Tierra y se mueve envuelto en una coraza de metano helado. El histórico hallazgo acaba de ser anunciado oficialmente por sus orgullosos descubridores, un equipo de científicos del Instituto de Tecnología de California, Estados Unidos y confirmado por la NASA.
Tarde o temprano, tenía que ocurrir. Desde 1992, los astrónomos vienen descubriendo, uno tras otro, pequeños objetos helados –de apenas cientos de kilómetros– en las fronteras de nuestro sistema planetario. Al día de hoy, ya suman más de mil y forman una suerte de anillo de escombros helados conocido como “Cinturón de Kuiper”.
Esta colección de cuerpos marginales tiene su borde interior poco más allá de la órbita de Neptuno. Y se extiende bastante más lejos que la de Plutón: en realidad, el noveno planeta forma parte de esa familia. Lo cierto es que, debido a su tamaño, ninguno de esos “Objetos del Cinturón de Kuiper” podía considerarse un planeta con todas las de la ley (incluso muchos astrónomos dudan de que esa palabra sea la adecuada para el propio Plutón, que sólo mide 2250 kilómetros de diámetro y es más chico incluso que la Luna). De todos modos, había algo en lo que todos estaban de acuerdo: si por allá a lo lejos aparecía algo más grande que Plutón, debía llamarse planeta. Y apareció.
En realidad, el nuevo integrante del Sistema Solar fue detectado por primera vez en fotografías tomadas el 21 de octubre de 2003, por un equipo de astrónomos encabezado por Michael E. Brown (Instituto de Tecnología de California), con la ayuda de un telescopio instalado en el Observatorio de Monte Palomar, California. En ese momento sólo se trataba de un punto perdido en un mar de estrellas de fondo. Pero quince meses más tarde, el 8 de enero de 2005, Brown y los suyos volvieron a fotografiar esa zona del cielo (en la constelación de Cetus) y fue entonces cuando notaron, con gran sorpresa, que el “punto” había cambiado de lugar ligeramente. Inmediatamente después, y para hacer mediciones más finas, recurrieron a un peso pesado de la astronomía moderna: el telescopio de 8 metros de diámetro del Observatorio Gemini Norte, en Hawai. No había dudas, y el recién llegado fue designado 2003 UB313.
Pero la bomba estalló cuando, a partir del movimiento y el brillo del objeto, los astrónomos determinaron su distancia y, principalmente, su tamaño. Ahora, 2003 UB313 está a 14.500 millones de kilómetros del Sol, es decir, más del doble de la distancia que separa a Plutón de nuestra estrella. O dicho de otro modo: si la distancia Tierra-Sol fuese de un metro, 2003 UB313 estaría a 97 metros. Una enormidad, al menos, en términos planetarios. De hecho, es lo más lejano que se haya descubierto en todo el Sistema Solar. Ese record, de por sí, no está nada mal. Pero lo más jugoso es su tamaño: a partir de su brillo aparente, y conociendo su distancia, Brown y sus colegas calculan que mide alrededor de 2500 kilómetros de diámetro, o incluso un poco más. “Es más grande que Plutón”, dice entusiasmado el científico estadounidense. Y agrega: “Estamos ciento por ciento seguros de que es el objeto más grande que se haya encontrado en la zona externa del Sistema Solar”.
Ahora bien: si es más grande que Plutón, ¿cómo es posible que, hasta ahora, 2003 UB313 no hubiese caído en las redes de los astrónomos? La clave está en su extraña órbita, extremadamente inclinada (44) con respecto al plano general del Sistema Solar. Es simple: nadie solía buscar planetas en esas regiones del cielo. Más allá de su tamaño y ubicación, las observaciones espectroscópicas realizadas con el telescopio Gemini Norte han revelado la presencia de metano helado en la superficie de 2003 UB313. Y en eso se parece al planeta Plutón. Mientras la Unión Astronómica Internacional ya está evaluando cuál será el nombre del décimo planeta (2003 UB313 no es el ideal, por cierto), la noticia empieza a desparramarse como un rayo por todas partes. Y como si fuera un nacimiento (en cierto modo lo es), la comunidad astronómica levanta sus copas hacia el cielo para festejar el hallazgo. No es para menos: ahora, la familia del Sol es un poco más grande.

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