EL PAíS

Operativo Patagonia

Un caso concreto del Club en acción. Además de coordinar precios, imponían cuotas de mercado, aun a sus propios miembros.

 Por M. Z.

En su capítulo VI que se reproduce a continuación, el libro Cemento, asociación ilícita relata minuciosamente cómo el Club escarmentó a uno de sus miembros que creyó poder operar por fuera de sus acuerdos.
“Durante 1987, las ventas para el mercado sur se realizaban sin bonificaciones ni descuentos, y las nuevas condiciones de contado que se habían pautado se mantenían a rajatabla, pese al permanente cuestionar de la clientela. La situación por la que atravesaba la economía del país no permitía otra variante.
”Todas las empresas estaban vendiendo por aproximadamente la mitad de su capacidad instalada, a excepción de la firma Petroquímica Comodoro Rivadavia, que estaba despachando en esa época toda su producción. Esto obligó a que el resto de las compañías le solicitaran en virtud de los acuerdos vigentes que cediera parte del mercado.
”La respuesta de PCR fue una negativa rotunda.
”Tenían la Patagonia como mercado cautivo, y creyeron tener derecho a continuar despachando todo lo producido, sin compartir nada con sus colegas.
”Cometieron una grave equivocación, potenciada por ser un miembro joven de la asociación.
”El rechazo de PCR provocó que las otras tres cementeras que tenían alguna presencia en el sur organizaran el llamado ‘Operativo Patagonia’, con el objetivo de poner las cosas en su lugar. En forma mancomunada, Cemento San Martín, Calera Avellaneda y Loma Negra iniciaron una acción de represalia. La maniobra en equipo contaba con la venia del resto de las empresas asociadas al cartel. El objetivo fue escarmentar a PCR y quitarle una parte del mercado de prepo. El propósito era que PCR vendiera lo mismo que el resto, es decir la mitad de su producción.
”Como primera medida se contrató un operador de fletes, Service Trans, para atender toda la Patagonia. Service Trans mandaba desde las fábricas de Olavarría trenes operativos con 1200 toneladas con destino a un depósito en la estación de San Antonio Oeste. De allí, el fletero llevaba por camión el cemento a los clientes de Puerto Madryn, Trelew, Rawson, Comodoro Rivadavia, Río Gallegos, etcétera.
”Para Calera Avellaneda se trataba de un negocio marginal, pues se encontraban alejados de esos mercados, en donde actuaban circunstancialmente sólo con determinados clientes.
”Cemento San Martín había dejado de atender esa zona varios años atrás, dado que el porcentaje acordado que les correspondía lo vendían a buen precio cerca de su fábrica en Sierras Bayas. Pero, como había que ser solidario con el resto de los asociados, no le quedó otra tarea que abrir una nueva plaza de ventas. Con el único objetivo de escarmentar a PCR.
”El operativo no resultó nada fácil. Las firmas revendedoras de la Patagonia se preguntaban el porqué de la repentina presencia de Loma Negra, Cemento San Martín y Calera Avellaneda.
”Lo que estas tres hicieron fue un boicot elemental y básico. Comenzaron a ofertar cemento a un precio inferior al de PCR y con un plazo igual o mayor para el pago. El operativo dio rápidamente el resultado esperado, y los volúmenes de venta fueron aumentando hasta arribar a la cantidad que tenían previsto quitarle a PCR en la Patagonia. En poco tiempo le bajaron la participación en Chubut del 100 al 68 por ciento.
”Los comerciantes del rubro de la construcción estaban muy contentos, ya que dejaban de estar en manos exclusivas de PCR, y además porque veían que podían comprar más barato, lo que por cierto les dejaba mayor rédito.
”Los dueños de PCR nunca imaginaron que les harían un ataque tan salvaje. Para 1989, el porcentaje de la firma en la Patagonia había bajado a 48,91, es decir a menos de la mitad de lo que tenían dos años antes. Al final no tuvieron más remedio que capitular. El 30 de agosto de 1989 se reunieron en PCR los representantes del área comercial de la anfitriona y de las tres que la habían atacado. Los términos de la capitulación fueron muy leoninos, pero no tuvieron otra alternativa que aceptarlos. Se los aceptó nuevamente como miembros de la Mesa de Acuerdos, pero en forma provisoria y ad referendum de que cumplieran con lo pactado.
”En esa misma reunión, una vez acordado el nuevo reparto, se resolvió incrementar los precios en la zona a partir del 1º de septiembre de 1989.
”Petroquímica Comodoro Rivadavia aprendió la lección y no sacó nunca más los pies del plato. Comprendieron que, si bien resignaron parte del mercado, recuperaron esa pérdida con el mayor precio que pasaron a cobrar como miembros del Club.”

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