SOCIEDAD › ENFRENTAMIENTOS POR CONTAMINACION EN CHILE

De tiros y de papeleras

Celulosa Arauco contaminó un río y mató a miles de cisnes. Ahora quiere tirar su veneno al mar y los pescadores vigilan. Ya se enfrentaron a tiros con la Armada.

 Por Laura Vales

Organizados en pequeños grupos, los pescadores de la caleta de Mehuín, al sur de Chile, recorren la costa para vigilar el mar. Cada vez que un barco de la Celulosa Arauco se acerca, suben a sus botes y le salen al cruce. Impiden así que la empresa construya un ducto para volcar al mar los desechos de la papelera. Hace diez años, la comunidad frenó un intento de que se instalara este mismo ducto, por lo que Arauco tuvo que cambiar de proyecto y construyó su planta con un desagote en el río Cruces, a 40 kilómetros de distancia. La fábrica de pasta de celulosa comenzó a funcionar en 2004 y en un año y medio provocó un desastre ecológico, con la muerte de miles de cisnes de cuello negro, a pesar de que todos los estudios habían asegurado que no contaminaría. Intimada a buscar otro lugar donde tirar sus efluentes, reflotó el proyecto del ducto al mar. En estos días Arauco intenta hacer mediciones de corriente para su construcción, pero se topa con el rechazo de los pescadores, que impiden los trabajos. Hace diez días, el barco de la compañía pidió una escolta de la Armada chilena y entró a la caleta con custodia militar; esta vez hubo un enfrentamiento armado, a los tiros, entre pescadores y marinos.

El caso es revelador de la magnitud de los problemas sociales que originan, allá donde se instalen, las fábricas de pasta de celulosa. La pelea entre los grupos económicos que impulsan su radicación y las sociedades –afectadas al punto de ver peligrar su subsistencia– es una batalla desigual y por eso proclive a generar conflictos permanentes, con salidas violentas.

La comunidad de Mehuín tiene un solo teléfono, el de la cooperativa de pescadores. Del otro lado de la línea, Tito Lienlaf cuenta a Página/12 los orígenes de esta historia. “En el ’96 la planta de celulosa quiso poner el ducto y no lo permitimos. Conociendo experiencias de otros países, tuvimos la capacidad de decir que no. Aquello fue fuerte, porque durante dos años cuidamos la playa para que nadie entrara. Ahora hacemos lo mismo; no vamos a permitir que hagan ni siquiera los estudios de impacto ambiental.”

–¿Por qué no?

–Porque el río Cruces, conocido como el Santuario de la Naturaleza, quedó prácticamente muerto por esta papelera, hoy no hay vida en el lugar. Al impacto ya lo demostró la muerte de los cisnes de cuello negro, la fauna y flora que había entonces no existe. Incluso los cultivos aledaños al río ya no están, las frutas que se vendían, las cerezas, los manzanos, los castaños, dejaron de producir. Por eso no queremos estudios, estamos viendo las consecuencias de esta industria en vivo y en directo.

Mehuín es una localidad de tres mil pobladores, que viven de ingresos equivalentes a un salario mínimo. Ante este conflicto la gente de Mehuín se ha unido a tres regiones; así suman unas cinco mil personas.

En la caleta formaron grupos de patrullaje. En tierra tienen veinte aparatos de radio, conectados al sistema de alarma de los bomberos. El pescador Eliah Viguera le contó al diario La Tercera que “una vez activada la sirena y en condiciones de mar normales no demoramos más de 18 a 20 minutos en llegar al punto, porque las embarcaciones son ligeras”.

El jueves 17, el sistema funcionó sin fallas. Los vigías detectaron a dos barcos de Arauco que pretendían hacer mediciones de la corriente marina. Los pescadores llegaron hasta las embarcaciones con sus botes y lograron trepar a una de ellas. En esta situación ocurrió el enfrentamiento armado. Los diarios chilenos dijeron que tanto los pescadores como los efectivos de la Armada habían disparado. Los pobladores de Mehuín dieron a conocer un video en el que se ve a los marinos disparando (ver foto) y negaron que los pescadores hayan usado armas de fuego. La justicia, informó Lienlaf a Página/12, abrió una investigación en la que un poblador está acusado de intento de homicidio frustrado.

Por el momento, la situación quedó congelada. Los barcos no volvieron y en Mehuín se niegan a dialogar con los intendentes de la región. Sólo aceptarán, dicen, a un funcionario del gobierno nacional.

¿Cuál sería la solución? Lienlaf, que integra el comité de defensa de la caleta, responde:

–Que esta empresa haga el trabajo que le corresponde, por ejemplo hacer un circuito cerrado para no volcar contaminantes al medio ambiente. En Finlandia, Alemania y otros países de Europa existen plantas con este sistema. Por lo tanto nosotros no vamos a ceder de ninguna forma mientras ellos no hagan un trabajo como corresponda.

El gerente de asuntos corporativos y comerciales de Arauco, Charles Kimber, confirmó la suspensión de los estudios en la costa de Mehuín. También reclamó al gobierno que les dé seguridad, porque su compañía tiene “un mandato de la autoridad ambiental para buscar un punto de descarga”.

Arauco es un conjunto de empresas industriales, forestales y comerciales organizadas como Celulosa Arauco y Constitución (Celco), propiedad del grupo económico chileno de Anacleto Angelini, que tiene cuatro plantas en ese país, una quinta en construcción y una en Misiones, Argentina (Alto Paraná).

La fábrica por la que se produjo este conflicto, ubicada cerca de Valdivia, ha sido una fuente de protestas vecinales, pese a las cuales continuó en funcionamiento. En marzo, el Tribunal Latinoamericano de Agua sancionó al gobierno chileno y recomendó la clausura de la planta, luego de la mortandad de los cisnes. El tribunal señaló la responsabilidad de la empresa por el uso “inadecuado de los recursos hídricos, la contaminación de la zona, las pérdidas en la biodiversidad y los riesgos para la salud de los habitantes”. La planta produce celulosa Kraft blanqueada de pino y eucaliptus, y utiliza la tecnología ECF (libre de cloro elemental), la misma que proponen Botnia y Ence para sus fábricas de Fray Bentos.

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Imagen: Gentileza La Tercera de Chile
 
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