SOCIEDAD › ATACAN A LA MADRE DEL CHICO ACUSADO POR BRAGAGNOLO

Extraño secuestro y tortura

La mujer, madre del adolescente que peleó con Matías antes de su muerte, fue levantada en Barrio Norte. Fue golpeada y cortada en el cuerpo. Y abandonada a metros de la gobernación bonaerense.

 Por Raúl Kollmann

Le tajearon cruces en el cuerpo, le pegaron con una manopla, la mantuvieron encapuchada durante horas, le administraron un sedante y, finalmente, le cubrieron el cuerpo con alcohol, amenazándola después con prenderle fuego con un encendedor. El informe médico oficial habla de más de 50 lesiones brutales. Todo eso ocurrió en un asombroso secuestro que se produjo el martes a las 17.20 en una de las esquinas más concurridas de Buenos Aires, Santa Fe y Rodríguez Peña, y terminó a la noche, cuando amarrada y golpeada tiraron a María del Carmen Pighin a 25 metros de la puerta de la gobernación de la provincia de Buenos Aires. La víctima, de 36 años, es la madre del joven que se trenzó en una pelea con Matías Bragagnolo, minutos antes de que éste perdiera la vida.

Durante el secuestro no se pidió ningún rescate y ni siquiera le quitaron la billetera y el celular. Y el hecho tiene un ingrediente aún más sórdido: previamente, le mandaron un correo electrónico al marido de Pighin en el que le decían que estaba por empezar el juego del ta-te-ti. Cuando se produjo el secuestro, le enviaron otro mail: “El juego empezó”, decía el texto. A la mujer le grabaron en el cuerpo el nombre TA-TE-TI. Todo indica que fue una operación de amenaza, de venganza, con un mensaje que no se entiende al gobierno bonaerense, ya que ni Pighin ni el propio chico acusado ni el caso Bragagnolo tienen relación con Felipe Solá o con el ministro León Arslanian. El esposo de Pighin, Marcelo Negreira, sostuvo ayer que “es evidente que el secuestro tiene relación con la causa Bragagnolo”.

Lo ocurrido –según el relato de Pighin– registra pocos antecedentes en los últimos años y es investigado por la fiscalía federal que está a cargo de Luis Comparatore. “Nunca tuve ningún incidente con nadie –dijo ayer Negreira–. El único caso que me tocó vivir fue la pelea entre mi hijo y Matías Bragagnolo. Por eso no dudo que esto tiene relación con eso.”

Marcelo Bragagnolo, padre de Matías y hombre muy cercano al ingeniero Juan Carlos Blumberg, se refirió a lo que ocurrió: “Lamento mucho que le haya pasado eso a la madre de un asesino”, se despachó.

–¿Usted le cree? –le preguntó anoche el periodismo a Negreira.

–No, no le creo.

–¿Cree que Marcelo Bragagnolo tuvo que ver con el secuestro de su esposa?

–No, no lo sé –dudó el padre de M.

En realidad, entre quienes rodean a Negreira está la idea de que gente que conoce o que tiene relación con Bragagnolo, seguramente sin que éste lo supiera, encararon esta venganza y, de paso, le tiraron la víctima a quien consideran una especie de archirrival, Arslanian.

En diálogo con Página/12, el abogado de la familia Negreira, Juan Carlos Palacios, reveló algunos detalles escalofriantes de lo ocurrido.

- La señora Pighin relató que fue a su consulta médica semanal y, a la salida, en Santa Fe y Rodríguez Peña, fue abordada de atrás por un individuo que la apuntó con un arma, obligándola a subir a un vehículo. La mujer cree que se trató de un Volvo.

- Una vez dentro del auto –siempre según el relato de Pighin–, le pusieron una capucha y le introdujeron una pastilla en la boca. La primera, logró escupirla, pero luego el sujeto le introdujo una segunda píldora, le tapó la boca con las manos, y el medicamento se disolvió. La madre de M. cree que no era un somnífero porque ella no se durmió. Le parece que se trató de un sedante.

- En las horas que duró la travesía, ninguno de los tres sujetos que la mantuvieron en cautiverio le mencionó ni el caso Bragagnolo ni la razón por la cual la estaban secuestrando y torturando.

- En algún momento, percibió que el auto subía una rampa y se detenía en un garaje. Allí la volvieron a golpear y la pasaron al baúl.

- Unos minutos más tarde se dio cuenta de que el vehículo circulaba por una ruta. Teniendo en cuenta que la tiraron en La Plata, Pighin cree que se trató de la autopista Buenos Aires-La Plata.

- A lo largo del secuestro le pegaron en varias oportunidades con un objeto contundente. Por las lesiones que tiene, los individuos habrían usado una manopla o un elemento similar.

- Tampoco está claro si la tajearon con un cuchillo, un punzón o un clavo. Tiene rallada toda la espalda, el abdomen y buena parte del pecho. La mayoría de las marcas son rayas, pero también hay cruces al estilo de las que se usan en el ta-te-ti y, además, le grabaron el nombre del juego.

- El informe médico hecho por la Policía Científica bonaerense es devastador: menciona una a una los hematomas en casi todas las partes de la cabeza, las escoriaciones (tajos) a lo largo del cuerpo, algunas de 10 centímetros, otras 15, en los brazos, el tórax, los dos senos; golpes en las costillas, la espalda, también los brazos. En total se describen más de 50 lesiones.

- Casi al final de la travesía la rociaron con un líquido que Pighin cree, por el olor, que se trató de alcohol. Después, empezaron a pasarle cerca un encendedor, haciéndole creer que le iban a prender fuego. El hombre que estaba al volante dijo: “Dejala, ya está”.

- La tiraron amarrada en la plaza San Martín de La Plata, a 25 metros de la puerta de la sede del gobierno provincial. “No te des vuelta o te matamos”, le advirtieron.

- No bien se fue el vehículo, la mujer pidió ayuda a una pareja que pasaba y de inmediato se acercaron los policías que estaban de consigna en la Casa de Gobierno.

Anoche la mujer permanecía internada, recuperándose de las lesiones y en observación por las consecuencias de los golpes. Incluso, se le hicieron estudios para determinar si hubo abuso sexual, ya que la mujer estuvo dormida por el sedante una parte del tiempo. Los primeros análisis indican que no hubo agresión sexual.

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Marcelo Negreira, el marido de la víctima, no dudó en vincular el episodio con el caso del chico muerto.
Imagen: Télam
 
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