Sergio Abrevaya, de la Coalición Cívica, termina su mandato el 10 de diciembre. Cuando el proyecto macrista generó el rechazo terminante de los gremios, presentó una propuesta alternativa, menos drástica que la del PRO. Negoció hasta último momento con algunos gremios y con el macrismo.

–Mi proyecto disminuye la cantidad de juntas de catorce a siete, pero las mantiene, no las elimina. Y conservan el poder de la decisión final en el listado.

–Mi proyecto crea una comisión, con acuerdo de la Legislatura (llamada Coreap) que hace el trabajo administrativo, de inscripción, con la implementación del legajo único, a través de la informatización del sistema. Y luego cada una de las juntas fiscaliza las listas y propone el listado al Ejecutivo. Se le saca a la junta todo el trabajo administrativo de cargar la información, que no tienen por qué hacer los docentes. Además, incorporamos ocho puntos reclamados por los gremios, como su participación en las comisiones de Títulos y de Evaluación de Cursos.

–Yo recuerdo que en los ’80 nos oponíamos a los proyectos de (Rodolfo) Terragno (de participación privada en empresas públicas) y después vino (Carlos) Menem y arrasó con todo. Es la consecuencia de la política pendular del todo o nada. Con las juntas de clasificación ocurre lo mismo. Hay algo que no funciona bien y hay que cambiarlo. Y si no damos el debate, viene el PRO y se lleva todo puesto. Mi proyecto apunta a hacer un cambio, pero manteniendo la participación real de los docentes.

–Claro. Es más, debería haberse hecho esta reforma después del Congreso Pedagógico (ver nota central). Pero hay que tener en cuenta que el PRO existe, el debate se dio ahora y hay que darlo.