Politis dice que la arqueología argentina pasa por un momento más que interesante. Que “es difícil decir” cuál es el futuro del campo, pero que las áreas por trabajar todavía son vastas, empezando por “el tema del poblamiento más temprano de Argentina y la región pampeana”.

–Tenemos sitios importantes, pero hay mucho para hacer en eso. Nos faltaría también desarrollar un poco lo que tiene que ver con las relaciones entre la región pampeana y el resto de Argentina, integrar distintas áreas. También tenemos líneas de investigación que tienen que ver con la tafonomía.

–Un sitio arqueológico es mezcla de dos cosas: lo que hicieron los seres humanos ahí y los procesos naturales que afectaron el sitio cuando se formaba y fue desocupado. Cuando encontramos restos de un sitio de hace ocho mil años, no es que quedó congelado en el freezer: en ese lugar pasaron cosas, crecieron raíces, hubo cuevas de animales, se deterioraron huesos. Todo eso lo estudia la tafonomía, esos procesos de formación de un sitio, para que tengamos mejor comprensión de lo que tenemos delante. También hay muchas áreas de la región pampeana que todavía no fueron estudiadas y en las que tenemos información clave para muchas preguntas. Lo mismo pasa en el Delta y en el nordeste. Hay muchísimas áreas sin trabajar.

–Es que Argentina es muy grande y el trabajo en arqueología ha sido chico. Recién en los últimos años hay un volumen importante de gente dedicada a esto. En el equipo de investigación de Unicen ahora hay algunos egresados de la misma universidad, los primeros de la carrera. Otros son arqueólogos jóvenes recién graduados de La Plata y la UBA. Todos trabajan en la región pampeana y la patagónica. El mayor de ellos tiene 50 años; el resto, entre 30 y 50. Dos de ellos ganaron premios a jóvenes investigadores. Es un grupo muy activo. Y hoy, un congreso nacional de arqueología llega a tener 1000 personas. Conicet apoyó mucho estos años la disciplina, eso también lo explica. Hay mucha producción de conocimiento y mucha investigación de base.