SOCIEDAD › LAS DUDAS QUE QUEDAN PENDIENTES

Puntos oscuros

A pesar del optimismo desbordante de algunos de los investigadores policiales, el secuestro y homicidio de Diego Peralta acumula dudas que ni siquiera pueden ser disipadas por la detención de 17 personas.
- ¿Es posible que una banda de jóvenes inexpertos haya podido planificar, sin soporte policial o de expertos, un hecho delictivo que por sus características y por su resolución conmocionó al país?
Nadie parece creer en esa posibilidad. Ni siquiera la madre de Diego, Emilse Peralta, quien dijo no comprender por qué el comisario Angel Casafús “dice que está todo resuelto cuando detuvieron a unos rateros, porque no puede hablarse de una organización preparada para un secuestro”. Si era una organización tan precaria, sin cobertura, es imposible pensar que los padres hayan tenido que recurrir a los medios, a un mes del secuestro, porque la investigación policial estaba estancada y sospechada por inacción o complicidad.
- ¿Los secuestradores pidieron un rescate de 200 mil dólares a un comerciante que vivía en El Jagüel, un barrio de clase media baja?
En las escuchas telefónicas en poder de la Gendarmería no aparece tal pedido de rescate. Si existió, tuvo que hacerse por otra vía. De todos modos, por el nerviosismo de las primeras horas, es posible que alguien se haya confundido, al escuchar o al transmitir el pedido.
- ¿Por qué lo mataron?
Se dice que es posible que Diego haya sido asesinado a los cinco días de detenido. Las versiones indican que reconoció a su carcelera, la tal “Gorda Rosita”, ahora detenida, o que identificó a otro de los miembros de la banda, que era vecino suyo en El Jagüel. Tanto la versión de la venda que se cae como la insólita presencia de un vecino que podía ser individualizado y que estaba en una villa de Quilmes, muy lejos de El Jagüel, aparecen como muy poco serias.
- Si el sargento Miguel Angel Giménez y el oficial detenido nada tuvieron que ver en el secuestro y homicidio de Diego Peralta, ¿por qué los dos fueron “escrachados” por sus propios pares, que los detuvieron en forma simultánea con el anuncio de la caída de toda la banda?
Es evidente que Giménez siempre fue una pieza clave para armar todo el rompecabezas. Desde el principio está sospechado como autor, cómplice o encubridor del secuestro o por lo menos como el eslabón que unía a los sectores corruptos de la policía local con las bandas que asolaban El Jagüel. Todos lo indicaron como el que se encargaba de “cobrar la coima” en los comercios de la zona. Es casi imposible que no haya tenido, cuando menos, algún dato que llevara a los autores del secuestro.
- ¿Es posible que el juez Carlos Ferreiro Pella tenga escondido un as en la manga?
Es muy probable. Los policías dicen que el sargento Giménez va a recuperar la libertad en pocos días. Hay que ver antes si las declaraciones que está tomando el juez no apuntan a determinar cuál fue la participación de los dos policías en todo este gran entuerto. O si no tienen otras cuentas pendientes, más allá del simple robo de un ciclomotor.

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