Viernes, 21 de noviembre de 2008 | Hoy
MUSICA › DANIEL VIGLIETTI Y TRABAJO DE HORMIGA
Por Cristian Vitale
Sana rutina: Daniel Viglietti cruzará el charco por enésima vez para resignificar el sentido de aquel disco que conmovió a una generación esperanzada: Trabajo de hormiga. Era 1984, y en medio de la primavera política volvía de su extenso exilio. “Hay que tener una mezcla de paciencia y tenacidad, una perseverancia que me asombraba de niño, cuando en la quinta en la que me crié, la Villa María de la poeta Delmira Agustini, miraba a las hormiguitas con sus hojitas rumbo a su casa, para prepararse para los rigores del invierno”, dice, aún en Montevideo, y presto a zarpar hacia Buenos Aires. La cita es esta noche, a las 21, en el ND Ateneo (Paraguay 912) y la intención es repasar esas grandes canciones que fueron como novias de un viejo ideal inconcluso: la emancipación americana. “El dolor sufrido por tantos de nuestros países nos ha ido enseñando a unirnos. El rebaño, ante la tormenta –o el tormento– se une, siempre se une. Pero hay que saber mantener y hacer crecer esa unidad cuando escampa, o al menos cuando se limpia un poco lo duro de los años sombríos de las dictaduras”, sigue.
–El eje central de sus canciones ha sido siempre una clara mirada política, ideológica, pero también sentimental ante el mundo y el lugar que ocupan en él los pueblos del sur de América. ¿Qué piensa, como artista y militante, de los vientos que corren hoy en el continente?
–Hay experiencias muy fuertes, como la de Bolivia, con Evo Morales. Anduve por ahí y respiré una pasión popular como hacía tiempo que no veía. Pero todavía hay muchos egoísmos y deslealtades. Falta madurar, ser generosos con los otros, respetar la diferencia, entender la diversidad. Una unidad más profunda todavía vive solamente en los sueños o en los pensamientos de algunas canciones. Es lo que quisieran nuestros caídos en la lucha. Pienso, siento y espero, ante todo resistir. Resistir, por ejemplo, los embates del tiempo, ese futuro que nos irá dejando irremediablemente en el pasado.
–En particular, ¿acuerda con la gestión del Frente Amplio?
–Creo que tras el paso histórico de que la derecha dejara el gobierno después de tantas montañas de años de corrupción y mentiras, el desafío para la izquierda en el gobierno es hacer lo que se prometió, eso está ahí y exige y reclama. Cuando se olvidan los principios que el Frente ha sostenido contra los intentos de desdibujar a la izquierda y de practicar una política neoconservadora, entonces allí discrepamos y queremos que el rumbo vuelva a la brújula, con la aguja marcando a la izquierda.
–Viene al caso, ¿cuál fue su reacción ante el veto de Tabaré Vázquez por el tema del aborto?
–Manifesté mi discrepancia con el veto en mi programa de radio. El presidente puede creer u opinar lo que quiera como persona, como ciudadano, pero no debe vetar lo que es una demanda de las mayorías y es un tema de derecho a la salud de la mujer. Por otra parte, en materia de derechos humanos, los pasos que dio el gobierno, significativos e inimaginables antes, resultan muy limitados y quedan encerrados en los márgenes de la “ley de caducidad de la pretensión punitiva del Estado”. Por eso formo parte de la campaña de recolección de firmas para obtener la anulación de esa infame ley, equivalente a la que en la Argentina han llamado “ley de punto final”.
El inquieto Viglietti, con 69 largos años encima, reparte sus días entre esporádicos recitales y una constante labor como comunicador. Conduce El tímpano, que en la Argentina reproduce Radio Nacional todos los martes a la una de la madrugada. “La radio, entendida como terreno de creación, es una pasión, como la música. Estoy por la práctica de una suerte de escritura radial. Es muy divertido trabajar así, pero lleva tiempo. Me saturan los populismos y las tilinguerías que oigo en los medios. Además hay mucho oportunismo, cambios de camiseta. Yo trato de ser coherente con todo un modo de vivir que hemos soñado y buscado.” En paralelo, el creador de “A desalambrar” tiene un programa de TV (Párpado / El nacimiento de las canciones), que sale por TV Ciudad de Montevideo y pronto podrá verse en la Argentina a través de la señal Encuentro.
–¿Tiene tiempo para grabar un nuevo material?
–Bueno, los discos los grabo primero en mi cabeza y los voy organizando en acuerdo con el corazón. Son dos órganos que deben trabajar juntos, como en las Invenciones a dos voces de Bach, cabeza y corazón. Eso lo expreso también en canciones, cada vez me cuesta más anudar las dos crisis: la del aire libre de estos tiempos tan complejos y la de uno, en sus interiores. Algunos nudos así habrá en mi próximo disco, que voy armando y que proyecto que salga el año que viene.
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