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Sábado, 3 de septiembre de 2011

MUSICA › LORENA ASTUDILLO Y DANIEL MAZA PRESENTAN SOLO LOS DOS

Un encuentro que es mucho más que una suma de talentos

La cantante y el bajista se conocieron primero por su arte, hasta que se cruzaron en persona, luego sobre un escenario y finalmente en un estudio de grabación. Y ambos terminaron “cruzando el alambrado”, porque ella se volcó más al folklore uruguayo y él al argentino.

 Por Karina Micheletto

Solo los dos, el título del disco que presenta oficialmente a la dupla Lorena Astudillo-Daniel Maza, ofrece una primera pista sobre el asunto. “Mucho más que dos”, podría agregarse la referencia fácil. Ambas ideas son estrictamente justas. Ocurre que el encuentro de esta cantante, que aquí también hace percusión, con este bajista, y también cantante, no ha necesitado más que el encuentro mismo para redundar en cierto tipo de multiplicación virtuosa. Es la clase de encuentro que se produce cuando la música fluye en torno de sensibilidades, concepciones musicales que ensanchan lo individual en un proyecto común. Para decirlo más fácil, en la música que hacen Astudillo y Maza, Solo los dos, suenan los talentos de ambos, pero el sonido es propio en este encuentro potente y feliz. Y el intimismo que puede significar una música hecha Solo los dos, obtiene el contrapeso de esta fuerza, en un repertorio que ha sabido ir a buscar bellos temas del repertorio latinoamericano. Atención: la presentación del disco en vivo es hoy a las 21 en La Trastienda, Balcarce 460.

En Solo los dos suenan “Zamba del carnaval”, de Cuchi Leguizamón; “El seclanteño”, de Ariel Petroccelli –el único que Astudillo interpreta sola y que es un alto punto del disco–; la “Chacarera de un triste”, de los Hermanos Simón. Y también “Doña Soledad” y “Yo sé quién soy”, de Alfredo Zitarrosa; y la nana “Príncipe Azul”, de Eduardo Mateo; y “Te parece”, de Rubén Rada, también en ritmo de candombe. También el bolerazo “Vete de mí”, de los hermanos Expósito, donde Maza vuelve a mostrar que es un gran cantante de boleros, ahora junto a Astudillo. Y hay, además, una incursión hacia más arriba en el mapa con “El manisero”, aquel pregón cubano de Moisés Simons; y con “Che Che Cole”, de los tiempos de la orquesta de Willie Colón con Héctor Lavoe como vocalista.

A Astudillo y Maza se los ha escuchado juntos en algunas peñas hace un par de años, en el amable escenario de Los 36 Billares, allí sobre la Avenida de Mayo, el año pasado. Recién después vino el disco, que no estaba planteado como un objetivo inicial, por fuera del disfrute de esta reunión en la que enseguida salta el humor como uno de los hilos de conexión importantes. A paso lento pero firme, este Solo los dos se fue afirmando. “Nos conocíamos artísticamente, de escucharnos uno a otro. Personalmente lo conocí a Maza en un festival de jazz y fue tan gracioso contando anécdotas que no se me borró más. Así que, además de escucharlo, lo identificaba siempre con ese humor tan particular. Esto fue hace unos diez años”, se remonta Astudillo en la génesis de este encuentro. “Después yo estaba editando mi primer disco y a él le gustó. Vino a la presentación y, por supuesto, lo divisé claramente entre el público. Había ido sin el bajo, pero lo invitamos a subir igual, con instrumento prestado. Y estuvo tan bueno que quedamos siempre conectados, seguimos invitándonos uno al otro. Hasta que un día, hará dos años, dijimos: ‘Vamos a armar una fecha, algo chiquito’. Con lo mínimo, porque en ese entonces yo no tocaba percusión.”

Sigue contando Maza: “Vino mucha gente, realmente. Decidimos hacer otra fecha, para ver si la gente no se había equivocado y había ido a ver a otros. Tocamos dos días seguidos y nos largamos por el interior. Veíamos que gustaba. Vendíamos los discos de cada uno, pero la gente preguntaba: ‘¿Y no tienen algo juntos?’. Y ahí empezamos a pensar en grabar, pero más que por darle el gusto a la gente, porque necesitábamos escucharnos nosotros, saber cómo sonábamos”.

–¿En qué cosas tuvieron que ponerse de acuerdo?

Lorena Astudillo: –Los dos estamos acostumbrados a tomar decisiones solos, así que somos caciques en lo nuestro. Y acá era una reunión de caciques, así que yo tenía un cierto miedo: ¿y qué pasa si yo no estoy convencida de algo que propone Maza y no lo puedo cantar? Hubo una “reunión cumbre” que fue de mucho alivio para mí, quedó claro que en ningún tema podía haber nada que nos molestara a ninguno. Y resultó que él no quería cantar tanto de lo rioplatense, y yo no quería cantar tanto folklore argentino. Los dos terminamos “cruzando el alambrado”: él quería venir para acá, hacia el folklore argentino, y yo me iba para allá, hacia el folklore uruguayo, con mucho respeto pero también con mucha alegría y juego. Y yo aprendí mucho sobre música uruguaya, también estoy contenta por eso.

–Aparece claramente la raíz negra como un marca. ¿Fue buscada?

L. A.: –Para mí es una inquietud importante, porque la música más pura está en el Río de la Plata. Ya me venía rondando la idea de ir hacia esas raíces negras, que en el folklore argentino están tan presentes que uno ni las percibe. Y estaba investigando, leyendo sobre el tema, viendo videos. Pero aunque buscaba por todos lados no llegaba a concretar la idea. De pronto me di cuenta de que estaba cantando con Maza. Y claro, estaba haciendo exactamente eso que soñaba, ahí flotaba esa negritud que tanto estaba buscando...

Daniel Maza: –¡Se te hizo realidad el sueño del negro propio (carcajadas)!

L. A.: – Sí, ¡pero éste no apantalla!

–¿Entonces no tuvieron que “convencerse” de nada?

D. M.: –En “El seclanteño” sí, ése Lorena lo canta sola, y no lo quería grabar. Ahí le tuve que insistir... Le expliqué que, si ella hace ese tema sola, le hace bien al disco. Es como si en una parte del concierto yo me saco la ropa. La gente se va a tirar al escenario, claro... ¿Y qué, lo voy a dejar de hacer porque me luzco yo solo? ¡No, les hace bien a todos!

–¿Y para encontrarle forma a los temas o para definir el repertorio?

D. M.: –Es que fue todo muy natural, y ahora lo digo hablando en serio.

L. A.: –En la gacetilla pusimos que éste es “un encuentro fresco y espontáneo”. Parece una frase hecha, pero es tal cual, así se dio.

D. M.: –De hecho, cuando nos hablan de “los arreglos”, yo digo que este disco no está arreglado, son versiones, ésta es la forma en que a mí me sale el acompañamiento. Y con Lorena tengo la tranquilidad de que va a estar bien. Así que yo me mando... Total, si le erro, sé que ella puede atajar.

L. A.: –Es lo mismo que me pasa a mí. Y además tenemos una gran suerte, y es que, por los registros, las tonalidades de los temas nos quedan bien. Eso no siempre ocurre cuando cantan a dúo un varón y una mujer.

No hay caso: si no hay peleas, la nota no podrá avanzar por el lado del periodismo de chimentos. Astudillo y Maza siguen hablando de lo bien que la pasan juntos. El que haya ido a verlos sabrá que es verdad lo que dicen, que hay mucho de humor y de sorpresa en sus conciertos, que son irrepetibles en la medida en que una parte surge del encuentro mismo. La dupla seguirá cantando y tocando después de esta noche en La Trastienda. Tienen fechas, por ejemplo, el 15 de septiembre en Santa Fe, el 16 en Rosario (en el bello teatro Lavardén), el 17 en Venado Tuerto. En octubre por La Plata, en noviembre una gira por el sur. O sea que así seguirán, Solo los dos.

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“Empezamos a pensar en grabar porque necesitábamos escucharnos nosotros, saber cómo sonábamos”, dicen Lorena Astudillo y Daniel Maza.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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