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Viernes, 6 de agosto de 2010

CINE

Ojos que sienten

Con un lugar destacado para el cine con perspectiva de género y el debate en torno de la situación de las mujeres árabes, continúa “Ojos que ven”, la 1ª Muestra Internacional de Cine Arabe en Argentina.

 Por Guadalupe Treibel

Cuando el hiyab separa, nada mejor que correr el velo y acercar la mirada, rompiendo la displicencia del dicho apático que asegura: “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Con esa intención como disparador, nace la 1ª Muestra Internacional de Cine Arabe en Argentina que, bajo la insignia “Ojos que ven”, apuesta a quebrar estereotipos desde el multiculturalismo arábigo y su retrato fílmico. Con puntapié inicial el pasado 29 de julio, el ciclo acerca tres decenas de películas del Líbano, Jordania, Siria, Palestina, Israel, Egipto, Arabia Saudita, entre otros puntos de origen, y –hasta el 14 de agosto– completa con actividades múltiples, en siete jornadas de lo más intensas con sede en el Centro Cultural Recoleta, el CC Ricardo Rojas y el CC de España en Buenos Aires.

Organizada por Creciente Cine Fértil y Fundación Araguaney Puente de Culturas (a cargo del Festival Internacional de Cine EuroArabe AMAL, en España), la muestra se despacha con tópicos que van desde la coexistencia y diálogo, pasando por sociedad y migrantes hasta, por supuesto, la mujer árabe. A partir de una selección que privilegia el cine documental, en su mayoría inédito en el país, ya se exhibieron cortos como La mujer policía (2009), de Maryam Juma, sobre el aumento de género en las fuerzas de seguridad jordanas y los tabúes que –aún– perjudican a las chicas de uniforme; o la ficción en 15 minutos Goulili (2008), de Sabrina Draoui, sobre dos amigas que se debaten entre la tradición y el deseo de libertad.

Vale mencionar el largo de “cine verdad” Muñecas, una mujer de Damasco (2008), de Diana El Jeiroudi, una producción siria de 53 minutos que contrapone la vida de Manal (ama de casa, esposa y madre de dos pequeñitas, que –en su afán de volver a trabajar– reconoce sentirse “persona” sólo en la oficina, donde su palabra finalmente toma cuerpo) y el marketing publicitario que, en la piel de la muñeca Fulla (que reemplazó a la Barbie en el mundo oriental), marca a fuego en mujercitas y mujeres los valores tradicionales. Fulla usa velo, Fulla ora, Fulla no cuestiona; es. “El conservadurismo está de moda”, reconocerá la protagonista en los primeros minutos de film. Pero, claro, el molde de plástico se araña de a poco...

Sobre lo que vendrá, la grilla (cuyo 40 por ciento son audiovisuales realizados por mujeres árabes que dirigen en Medio Oriente) incluye dos películas –con dirección o codirección femenina– que brillan por cuenta propia: Quiero ver (2008), de Joana Hadjithomas y Khalil Joreige, y El color de los olivos (2006), de María Carolina Rivas Domínguez. En la primera, el arranque apuesta al drama: Quiero ver, repite la diva afrancesada Catherine Deneuve, a la hora de justificar el paseo que dará por el sur del Líbano para atestiguar las marcas de la guerra, de los bombardeos israelíes, de la ciudad quebrada. Entre la ficción documental o el documental ficcional se pasea el (difícil de catalogar) film Quiero ver, donde la mirada aburguesada de la actriz hace un road trip de un día y colisiona con una realidad difícil de asimilar.

Sobre la segunda mencionada... No es casual que en los multipremiados 97 minutos de El color de los olivos, mostrados en más de setenta festivales, la mexicana Rivas se detenga compulsivamente en la mirada de la familia palestina Amer. Cuando Israel comenzó a construir el Muro de Cisjordania, ellos se negaron a abandonar su parcelita de tierra y, sin más, quedaron presos en su propia casa: el muro se construyó lo mismo. Y a su alrededor. Ahora, ubicados en zona militar con 2/3 de su terreno arrebatado, padre, madre y niños dependen de la autorización de soldados israelíes para pasar del otro lado, ir a trabajar, al colegio. Como una oda a la libertad y un ensayo sobre crecer en (alguna forma de) cautiverio, los Amer viven una cotidianidad imposible, donde la violencia simbólica tiene un protagonismo que agobia, encierra y resignifica tierra, familia, subsistencia y miedo.

Siguiendo la línea femenina y bajo el título Las mujeres árabes, el festival propone el viernes próximo una mesa que debatirá cine y género. Con cita en el CCEBA (sede Florida 943), a las 19, contará con la participación de la periodista argentina experta en Medio Oriente Karen Marón, Andrea Voira (del festival Mujeres en Foco), Afaf Saab de Hamdan (esposa del embajador del Líbano, Hicham Hamdan), la psicóloga Eugenia Tarzinachi (de la ONG GENER.ar, Género y Comunicación en Argentina) y la cineasta Rivas Domínguez.

A modo de bonus, sumando porotos al viaje sensorial, “Ojos que ven” incluye además pequeños conciertos o DJ sets, de la mano de artistas como DJ Karim (Argelia), especializado en música árabogitano mixturada con ska, reggae, electro y rock, considerado uno de los cuatro mejores DJ de su generación. Se presentarán también Mariem Labidi (Túnez), radicada en Argentina desde hace un año, dedicada a la fusión multiétnica (árabe, africana, mediterránea), y la argentina de origen libanés Sumaia O, cantante, pianista y compositora.

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MUÑECAS, UNA MUJER DE DAMASCO.
 
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