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Viernes, 9 de octubre de 2015

Quereme trans

 Por Lohana Berkins*

Los Encuentros han sido para mí un espacio de crecimiento personal, de disputa y de lucha bastante importante. Hace veinte años que voy y tengo anécdotas para contar de a miles, si de recordar con una sonrisa se trata. En varias oportunidades se debatió si las travestis podiamos ir, y en medio de uno de esos debates una señora de 80 años levantó la mano y dijo “a mí no me importa si ella es hombre o mujer. Yo vine acá porque nunca supe lo que es un orgasmo”. Fue tan espectacular la síntesis, nos puso enfrente de tantos tabúes que fue brutal el efecto. Histórico. En la época de mayor resistencia de la Iglesia, me acuerdo que una vez estaba en un taller y me vienen a buscar para que vaya a otro de aborto, porque había mayoría de católicas y estábamos perdiendo el debate. Empezamos a cantar y yo con mi aparato cacofónico tan maravilloso marqué el ritmo de los hits “Iglesia basura vos sos la dictadura” y “Ustedes se callaron cuando se las llevaron”. En medio de ese pogo, una pega el grito y dice “acaba de entrar un hombre a la sala”, a lo que la compañera Claudia Korol le respondió con un botellazo de agua. La católica enseguida reculó, exagerando: “Nooooo, me pareció que era un hombre”.

Para mí los encuentros son eso: un espacio de tensión y de debate, que se va transformando con los años.

Cuando aparecimos las travas nunca fuimos con la postura de decir “somos mujeres”. Nuestro claro posicionamiento como travas y con sexualidades disidentes convivía con la gran transversalidad de las violencias que viven las mujeres, por lo tanto había, y sigue habiendo, mucho para debatir juntas.

Cuando una entra al Encuentro sale cambiada. No solo te da la posibilidad de expresar tu individualidad y de contar la propia historia, sino que permite escuchar otros relatos.

#Niunamenos es un antes y un después en la agenda de las lucha de las mujeres y de la sociedad, y demostró que atraviesa todas las clases sociales, y no como querrían imponer los medios hegemónicos, un drama de pobres. #Niunamenos vino a decir que esta es una realidad insoportable y que está lejos de terminarse. Los varones siguen imponiendo la moral pública, desde el Papa a los tipos comunes, aunque haya mujeres en puestos de poder, son excepciones. El nudo del patriarcado no ha sido tocado. Y este me parece que es un tema de este Encuentro. Tenemos que hablar de las estrategias, ¿Qué vamos a hacer con esto? ¿Un maquillaje para tapar las violencias o vamos a ir al fondo del asunto? Desde cada espacio, todxs tenemos que tomar responsabilidad.

La violencia no tiene género: el encarcelamiento, el desprecio, los golpes, la negación de nuestros cuerpos travestis, el sometimiento a cruentos tratamientos y a prácticas infrahumanas e ilegales nos atraviesa a todas, y todas podemos decir que alguna vez un tipo nos explotó, que le tenemos miedo a la vejez, que no pudimos empoderarnos lo suficiente frente a tal o cual macho. A mí me interesa debatir que la presencia de las compañeras trans evidencia la diversidad de los cuerpos.

En Salta, el año pasado, en el taller de mujeres trans hubo 86 compañeras, y otras tantas en otros talleres. Espero que este año haya muchas mas, espero que participen y discutan, que tensionen esta realidad. Que conviva la diversidad.

Y termino con una postal que me pareció maravillosa, ya no recuerdo cuando pero en algún taller, decenas discutían con pasión y a lo lejos una trava se sacaba los pelos de la barba con la pinza de depilar. Ese entrecruzamiento es una fiesta. A gozarla.

*Activista travesti, fundadora de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual. Directora de la oficina de Identidad de Género y orientación sexual del Observatorio de Género del Ministerio de Justicia.

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