Hace más de un año que en las plazas y calles de la Ciudad de Buenos Aires están muriendo las prostitutas, las está matando este Estado proxeneta porque el profiláctico, la caja de alimentos, la tarjeta con todo derecho, los programas mal llamados de inclusión social no alcanzan, porque la gran mayoría viven en hoteles, casas tomadas, lugares húmedos y fríos, amontonadas como objetos en desusos. Desde el Estado viene la inseguridad disfrazada y maquillada de inclusión. Hoy el patrón, el dueño de esos cuerpos de niñas, jóvenes y viejas es el vhi/sida, el hambre, la falta de educación, de trabajo, de vivienda y de una vida digna.

¿Cómo reconstruir un cuerpo y una mente mutilada en continua degradación? ¿Cómo salir de la violencia cuándo todo lo que te rodea es solamente violencia? Violencia institucional ejercida en distintos niveles y escalas. Hoy los campos de concentración son la desocupación, el Paco, la omisión, el lenguaje, las plazas, las cárceles, los institutos de menores. Vivimos en un país que tiene como costumbre la mutilación de cuerpos y subjetividades por lo que queda claro que la prostitución es una experiencia cotidiana de feticidio.

* Activista feminista y coautora del libro Ninguna mujer nace para puta.