Se supone que hoy es el día “D”. “D” de definiciones. Lo que no está del todo claro es qué es lo que se definirá, ni quién o quiénes serán los beneficiarios o perjudicados de las definiciones. Si Basile será o no el técnico de la Selección Argentina, y desde cuándo. Si seguirá o no en Boca hasta fin de año. De ser Basile el entrenador de la AFA desde hoy, o por lo menos dentro de los próximos días, el interrogante pasa por quién ocupará el lugar que deja después de la razonablemente satisfactoria gira del equipo que hasta ahora dirige, por México. Mientras tanto, las habitualmente ininteligibles tropelías idiomáticas de Carlos Bilardo, tanto como técnico como supuesto mensajero mediático, se convirtieron, desde el convite de Grondona a Basile, en improperios, rayos y centellas por no haberse tenido en cuenta a quienes ahora habiendo hecho el curso de entrenadores, veinte años atrás ganaron el Mundial de México. Al responsable de los espacios irrecomendables como “Buenas tardes, doctor” o “La hora de Bilardo” en radio, más su saltimbanqueo de canal a canal en televisión, se sumaron no pocos de sus adláteres como Ruggeri y Pumpido. Y alrededor de su desembozada pretensión, con profuso autobombo incluido para reemplazar a Pekerman, se agregaron nombres de su entorno como Brown, Madero (para el cuerpo médico) y algunos más. Claro, como Américo Gallego fue del ’78 y no del ’86, no apareció en sus listados, aunque sí en el de algunos otros. Aun cuando a quien esto escribe le cueste manejarse con aquello de “técnicos exitosos”, como si los exitosos no fuesen los jugadores, no caben dudas de que, además de Gallego, los que más dan ese perfil de los del ’86 son Daniel Passarella y Jorge Valdano. Pero, claro, de ellos no se habla...