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Jueves, 14 de julio de 2016

Escuela técnica

Lucas Rossetto estudió grabación y postproducción un poco aquí y allá, un tiempo en lugares privados y otro rato en la Universidad de Lanús. Conoció a los chicos de El Mató en impensadas condiciones en abril de 2012: “Había viajado a Córdoba a visitar a un amigo al que había grabado y fuimos a ver a El Mató a Villa María. Los conocí y los operé por primera vez en ese show. Medio de casualidad me puse a hablar con su mánager, que estaba preocupado porque no habían podido llevar al sonidista, y en aquel lugar el que se encargaba del sonido también era barman”. Lucas se ofreció a ayudarlo y después del show quedaron en contactarse. Un año más tarde, en un show en Rosario, quedó establecido como sonidista del grupo.

El trabajo ligado al estudio recién empezó luego de la salida de La Dinastía Scorpio, y fue un largo proceso de preproducción hasta dar con Violencia: “Trabajamos desde agosto de 2014 hasta febrero de 2015 en bastantes canciones, buscando hacer un disco nuevo. De ahí se desprendió la idea de sacar un maxi-simple, ya que esas canciones no encajaban en lo que hay hoy planeado como disco nuevo”. A nivel grabación, las condiciones fueron similares a las del anterior LP: mismo estudio (Ion), banda en vivo y mezcla a cargo de Bergallo. “De él aprendí a ser más paciente, a dedicarle más tiempo a cada línea y no preocuparme porque sean tantas.”

En Rucho y Aire fresco se sienten variaciones sónicas y de instrumentación respecto a Violencia y El baile de la colina.

–Lo que diferencia esos dos temas es el espacio que hay entre los arreglos. Se busca que se entienda todo pero dándole protagonismo a distintos arreglos a lo largo de la canción para generar sorpresa.

¿Mencionan referencias a la hora de dar con tal o cual sonido?

–Aprovechamos mucho los festivales a los que vamos para ver artistas que nos gustan y discutir sobre cómo realizan determinados efectos o cómo logran determinado sonido. También los viajes en camioneta nos dan la posibilidad de escuchar discos estando juntos y hablar de producción. Nos gusta la diversidad del sonido de Wavves, Alvvays o Real Estate, como la sorpresa a nivel producción que puede tener un disco de Beach Boys.

Entre agosto de 2014 y febrero de 2015 trabajaron en montar un estudio portátil junto a un cuarto donde grabar, al que llamaron Casa Fantasmal: “Lo usamos para las preproducciones, le podemos dedicar días completos a escuchar o grabar. Lo primero que hicimos fue montar la sala. Tratamos acústicamente uno de los cuartos, que tiene ventana a la calle y le da buena luz día. Hicimos nueva la instalación eléctrica para tener una línea diferenciada de la casa, y pusimos una manguera de 16 canales que va hacia el cuarto que da al patio, ahí está el control. Hace poco cambiamos el sistema por 16 canales Focusrite con salida Thunderbolt. En esa habitación también tenemos un equipo de música al que está conectado el sistema de grabación, el tocadiscos y un receptor bluetooth para poder switchear rápido entre las escuchas de otros músicos y lo nuestro”.

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