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Domingo, 30 de enero de 2005

Cómo aprendí a amar la bomba

Increíble: el Pentágono trabajó en una bomba capaz de convertir en gay al enemigo

Después de la Gran Guerra, la Guerra Nuclear, la Guerra Fría, la Guerra Bacteriológica y la Guerra Sucia –entre otras guerras con menos personalidad–, el Proyecto Sunshine, una organización que se dedica a exponer investigaciones sobre armas químicas y biológicas, acaba de revelar unos planes para un nuevo tipo de enfrentamiento bélico en los que estuvo involucrado el Pentágono y que podrían haber marcado la última tendencia de la moda en guerras para fines del siglo XX y comienzos del XXI. Según documentos secretos recientemente desclasificados, los habitantes del edificio de las cinco caras intentaron, hace unos diez años, generar un nuevo tipo de arma capaz de arrasar con la disciplina y la moral de las tropa enemigas, en pleno combate. Así fue como dieron con el proyecto más acariciado de la historia de la inteligencia militar: un arma afrodisíaca cuyo poder, una vez detonada entre las tropas enemigas, sería el de volver a los hombres “sexualmente irresistibles entre ellos”, provocando “un golpe a la moral y la disciplina” del ejército de enfrente. La inducción de una conducta homosexual entre las filas del enemigo, estimaron los cráneos detrás de “la bomba gay”, tendría un efecto devastador, “de mal gusto” (sic) pero “para nada letal”.

El artefacto encabezaba una larga lista de ideas, invaluables todas ellas, para el desarrollo de armas químicas destinadas a atraer enjambres de abejas enfurecidas o ratas rabiosas; un químico capaz de provocar una severa halitosis (en otras palabras: mal aliento) que facilite la identificación de guerrilleros que intenten pasar desapercibidos entre la población civil; una sustancia que torna la piel demasiado sensible para la luz solar, y un largo etcétera. Las propuestas, provenientes del laboratorio de la Fuerza Aérea norteamericana en Dayton, Ohio, datan de 1994. Por aquel entonces, el laboratorio se contactó con el Pentágono en busca de fuentes de financiamiento con un proyecto que se describía como “químicos para el acoso, desconcierto e identificación de los malos”. No se sabe si el Pentágono procedió con la bomba Gay o con alguno de los otros proyectos; pero seguro que fue el plan más bizarro y enrevesado desde la Bomba que Desnuda del Super Agente 86.

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