radar

Domingo, 28 de agosto de 2011

> DANIEL DOMSCHEIT-BERG, EX WIKILEAKS Y FUNDADOR DE OPENLEAKS

El tercero en discordia

Daniel Domscheit-Berg, 35 años, alemán, experto en seguridad informática. Empezó a trabajar en WikiLeaks con su fundador, Julian Assange, casi desde el inicio, y fue el vocero de la organización entre noviembre de 2007 y septiembre de 2010. Se alejó para fundar su propio sitio web, Open–Leaks.org. En un libro de reciente publicación, Dentro de WikiLeaks (Roca), Domscheit-Berg cuenta la cocina de los tres años que pasó junto a Assange divulgando miles de documentos secretos de todo el mundo.

Entrevistado por videoconferencia en Barcelona, el balance que hace de sus años en WikiLeaks es agridulce. Por un lado, dice que Assange es genial y carismático; por el otro, dice que es un egomaníaco que se cree James Bond. Acusa a Assange de falta de transparencia, pero no por ser deshonesto sino por no compartir información. Dice que es arbitrario, caprichoso, machista y que no le importa nada, pero le dedica todo su libro. Y dice que el dinero que recaude el libro será usado para costear un sitio basado en las ideas fundacionales de WikiLeaks. Aunque Domscheit-Berg asegura que profundas diferencias éticas y filosóficas lo separan de su ex amigo, queda flotando una sensación de pelea de cartel.

¿Cómo se puso en contacto con WikiLeaks?

–A través de un amigo escuché algo, fui al sitio web y leí acerca de su orientación y filosofía; me uní al chat room, así de fácil era en esos días, y empecé a trabajar en el proyecto. Yo tenía experiencia en temas de seguridad, venía de trabajar para una importante empresa estadounidense en seguridad de redes.

¿Cómo era WikiLeaks al principio?

–Eramos cinco o seis, cada uno trabajaba en su casa. No había financiamiento, no había jerarquías, no había organización. El proyecto lo hacíamos voluntarios de distintas partes del mundo, unidos por una filosofía.

¿Y cuál es esa filosofía?

–La idea de un mundo más accesible y transparente fue lo que atrajo a todos los que formamos parte del proyecto. La posibilidad de crear una herramienta global en tiempos en que las fronteras nacionales se diluyen. La globalización de las comunicaciones y la seguridad nos ha acercado mucho; 200 milisegundos separan a Barcelona del rincón más pobre del mundo. WikiLeaks ofrece un potencial tremendo por la manera en que podría crear una comunidad utilizando esta herramienta de comunicación, en tiempos en que los medios tradicionales retienen información por presión de las corporaciones.

¿Qué fue lo que lo separó de Assange?

–Todos invertimos nuestro tiempo, energía y dinero en el proyecto. Para diciembre de 2009, el sitio se había vuelto muy popular. Habíamos publicado los mensajes de texto (de autoridades estadounidenses) del 11/5. Dos meses antes habíamos publicado los documentos de la crisis bancaria en Islandia. Tuvieron mucha difusión y mucha gente se acercó al proyecto, pero no recibimos donaciones. Entonces decidimos cerrar el sitio el 23 de diciembre para convencer al público de que nos apoye, y anunciamos que lo reabriríamos si recibíamos donaciones para armar el proyecto de manera apropiada. Inmediatamente recibimos muchas donaciones en 2010, suficientes como para mantener el proyecto en funcionamiento. Cuando tuvimos el video del helicóptero Apache (que muestra a soldados estadounidenses disparando sobre civiles, entre ellos a un camarógrafo de la agencia Reuters), Julian quiso venderlo por un millón de dólares. Fue la primera disputa que tuvimos. Julian quería ir a toda máquina y llenarse de dinero como una estrella pop, y nosotros queríamos ir más despacio y construir el proyecto paso a paso, sobre terreno sólido. Ahí empezaron las diferencias. En el verano de 2010, la cosa se puso peor cada día que pasaba. Nos llamó miserables, desagradecidos e idiotas de chat room. Decidió que él era el fundador, filósofo, programador y financista de WikiLeaks. Dijo que no podíamos criticarlo, que él era el líder y no podíamos desafiar su liderazgo. Sentí que era imposible seguir trabajando con él.

¿Qué otras peleas tuvieron?

–Te doy dos ejemplos. En el verano de 2010 publicamos los cables de la guerra de Afganistán. El se tomó un avión (a Londres) y negoció con The Guardian, The New York Times y Der Spiegel que tacharía los nombres de los informantes en situación de vulnerabilidad. A nosotros no nos dijo nada hasta un día antes de la publicación; se había comprometido a tachar los nombres, pero había pasado todo el tiempo dando entrevistas y llevando la vida de una estrella de rock. Cuando le preguntamos sobre eso, nunca contestó. El día anterior a la publicación reapareció en el chat y nos dijo: “Ah, sí, hay que editar 90 mil documentos y lo tenemos que hacer esta noche”. Después retuvo 14 mil documentos a pedido de The New York Times para proteger a los informantes, pero nos dijo que él mismo había elegido los documentos. Se la pasaba mintiendo. Te doy otro ejemplo: en 2009 conseguimos la información de más de 5 mil tarjetas de crédito con nombre, número y código de seguridad, todo lo necesario para usarlas. Tardamos dos semanas en convencer a Julian de no publicarlas, porque a él no le importaba lastimar a la gente. Quería transparencia total, revelaciones absolutas, sin tener en cuenta las consecuencias.

¿Y cuál es el criterio de WikiLeaks para publicar información?

–El criterio de Julian es “información de potencial relevancia ética, histórica o política”. El problema es que los errores ocurren cuando la persona responsable no escucha, no permite que lo critiquen, no rinde cuentas y se maneja de manera autónoma con los medios. La frase preferida de Julian es “no necesitás saber eso”.

¿Cómo se produjo su ida de WikiLeaks?

–El desencadenante fue la acusación judicial en Suecia contra Julian (por abuso sexual). Todos pensamos que debió reaccionar de manera distinta a la acusación, pero se abusó de su poder como líder del proyecto WikiLeaks al involucrar a la organización. Publicó un comunicado en nombre de la organización, diciendo que tenía razones para pensar que la CIA estaba detrás de todo. Nosotros le habíamos aconsejado que tomara una licencia para defenderse y después volver a WikiLeaks para no comprometer a la organización, porque, a decir verdad, las acusaciones no nos sorprendieron.

¿Qué quiere decir con eso?

–Bueno, tengo que ser cuidadoso, ya que estoy patinando sobre hielo muy fino, no puedo decir mucho. Digamos que Julian es muy arrogante y chauvinista, y tiene un concepto muy anticuado de cómo deben ser las relaciones entre el hombre y la mujer. Al mismo tiempo es muy brillante y encantador, y ésa es una combinación peligrosa.

Respuesta de WikiLeaks

Hola Santiago,

Leímos con desconcierto la entrevista que mantuviste con Domscheit-Berg el miércoles pasado. WL considera las alegaciones de dicha entrevista falsas y gravemente difamatorias. Para tu conocimiento, actualmente el señor Assange está en procesos iniciales de comenzar acciones legales contra Domscheit-Berg por comentarios similares en otros medios.

Compartir: 

Twitter

RADAR
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.