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Lunes, 22 de junio de 2009

SANTA FE › EMPLEADOS DE EMPRESAS EN CRISIS ANALIZAN REABRIR COMO COOPERATIVAS DE TRABAJO

En la ruta de experiencias exitosas

Los trabajadores de Cotar y el Hospital Italiano barajan la posibilidad de reactivación junto a la Federación Argentina de Coperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA). Los lácteos lo ven como "el último recurso" para mantener la actividad.

 Por Evelyn Arach

La conformación de cooperativas que permiten a los propios trabajadores recuperar empresas en quiebra se ha transformado en un fenómeno que crece en la provincia de Santa Fe. Actualmente hay unas 28 empresas recuperadas que sustentan a más de 1300 personas y facturan 100 millones de dólares al año. En Rosario empleados del Hospital Italiano y de la fábrica láctea Cotar analizan con la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA) la posibilidad de tomar las riendas. Los delegados de ambas firmas dijeron a Rosario/12 que a medida que se agotan otras instancias, la autogestión es una opción cada vez más real. Por su parte el presidente de FACTA, José Abelli aseguró que "se trata de un modelo donde la riqueza se reparte igualitariamente y es la contratara del neoliberalismo".

En Cotar abonan en esa dirección. "Tuvimos una reunión hace 15 días con el movimiento de empresas recuperadas y lo estamos analizando. Somos 250 trabajadores en riesgo", apuntó Guillermo Chazarreta, delegado de Cotar. "La planta produce un 25 por ciento menos porque Sancor no nos envía leche, y ya nos avisaron que este lunes nos van a cortar el gas por falta de pago dejando totalmente paralizada la planta", agregó. Igual, el representante de los trabajadores aclaró que intentarán "agotar todas las instancias" antes de conformar una cooperativa. "Ese sería nuestro último recurso", señaló.

En la ciudad existe el antecedente de una fábrica láctea recuperada con éxito. Desde 2006, La Cabaña, ubicada en Balcarce al 1000, está en manos de 42 trabajadores que la han hecho crecer, al punto de que ahora están construyendo una planta propia en General Lagos. "Cuando empezamos no teníamos materia prima ni dinero para comprarla. Algunos productores nos fiaron los primeros veinte tarros de leche y ahí arrancamos. Ahora producimos el doble que antes de ser cooperativa", cuenta Hector Gallo, uno de los trabajadores a cargo de la empresa. Facturan 700 mil pesos por año. "No es lo ideal, pero nos permite vivir", afirma. La semana pasada fueron noticia, cuando el Concejo municipal les condenó una deuda de 90 mil pesos que pretendía cobrar el municipio en concepto de Drei.

Aunque todavía no hay experiencias locales en el rubro de la salud, también en ese sector hay interesados en implementar el sistema cooperativo, concretamente en el Hospital Italiano, donde la situación es cada vez más complicada. Allí trabajan unas 450 personas, un plantel que se ha ido reduciendo notablemente en los últimos dos años. "Ganamos un 50 por ciento menos que los trabajadores de otros efectores privados porque nos deben varios aumentos salariales, entonces los que consiguen empleo en otro lugar se van", contó un trabajador. Esa misma fuente explicó que estudian la posibilidad de conformarse como una cooperativa de trabajo para sacar adelante la institución y conservar sus fuentes de empleo. Por eso un grupo de trabajadores comenzó a participar en reuniones periódicas con la gente de FACTA.

Según confirmaron otros empleados, desde hace 14 meses no les realizan los aportes sociales y también hay dinero adeudado en tickets. En abril de 2008 el Italiano entró en concurso de acreedores con una deuda de dos millones de pesos. En este panorama la creación de una cooperativa aparece como un salvavidas posible aunque es resistido el sindicato de trabajadores de la sanidad. "Muchas veces nos encontramos con sindicatos que prefieren un patrón, no importa cual sea, en lugar de que los trabajadores recuperen el lugar. Supongo que piensan en que les disminuye la cuota sindical", opinó Abelli.

Más allá de resistencias o apoyos sindicales, los empleados del supermercado La Toma fueron pioneros en adoptar el modelo de fábrica recuperada para conservar sus fuentes laborales cuando la cadena de hipermercados Tigre decidió cerrar sus puertas. Desde julio de 2001, el lugar se transformó en un Centro Cultural y logró la creación de manera directa de 32 puestos de trabajo, y 40 de manera indirecta. Pero además, a principios de este año la legislatura provincial aprobó la expropiación del inmueble.

Otro rubro es el gastronómico. En Rosario hay tres espacios del sector en manos de sus trabajadores. Por un lado, el bar Nuba Coop que está ubicado en la terminal de ómnibus y tras un largo conflicto laboral en el 2001 pasó a ser cooperativa. Los fundadores fueron seis empleados y actualmente hay 14 personas trabajando en el lugar. A su vez, desde hace dos años la parrilla Lo mejor del Centro también se conformó como cooperativa de trabajo. "Eramos catorce personas y ya somos veinte, las ganancias aumentaron un 50% y después de haber trabajado 15 años en negro por fin pudimos tener nuestros aportes. Hoy nuestra familia tiene una obra social", resumió Sergio Zapata, al frente del restaurante. Por último el mas reciente es el Bar Agrario, de Sarmiento y Mendoza. Allí trabajan unas seis personas que estuvieron a punto de perder su empleo cuando el dueño falleció, pero finalmente llegaron a un acuerdo con la viuda para tomar las riendas del negocio. Desde abril de este año funciona como cooperativa bajo el nombre de Nuevo Fénix, en alusión al ave que resurge de sus cenizas.

En la contracara de estas experiencias está el prestigioso restaurante Rich, que después de haberse constituido como cooperativa no pudo subsistir y tuvo que cerrar sus puertas. "Era un lugar que tenía 320 platos, que incluían ciervo y yacaré. Los trabajadores replicaron ese modelo cuando quizás debieran haberlo simplificado, pero además los antiguos dueños dejaron fuera de la quiebra la propiedad que era lo que más valor tenía", explicó Abelli.

Por otra parte, en el ranking de las empresas más exitosas de la región figura la fábrica de pastas Mil Hojas, recuperada por sus trabajadores en el año 2000. "Comenzamos con 500 pesos que nos prestó la mamá de un compañero, una jubilada, y hoy estamos facturando un millón de pesos por año. Eramos 16 trabajadores y ya ahora somos 30. Estamos pensando en mudarnos a un nuevo inmueble porque este nos quedó chico", contó el presidente de la Cooperativa, Omar Cáceres, desde la fábrica ubicada en Alsina 1030. Cáceres rescató lo positivo de estos proyectos, al reflexionar: "Nos íbamos a quedar en la calle, pero recuperamos nuestra dignidad. Somos parte de algo y además tenemos poder de decisión".

En total, hay ocho empresas recuperadas que funcionan en Rosario. Otras experiencias locales son Herramientas La Unión y Pastas Merlat. Entre las dos, generan 26 fuentes de empleo. A nivel nacional hay 23 mil trabajadores que conducen sus propias empresas y logran en total una facturación anual de 500 millones de dólares.

Desde FACTA afirman que se podría hacer mucho más si desde el Estado hubiera un mayor compromiso hacia estos emprendimientos. "El gobierno nacional invierten siete mil millones de pesos por año en planes sociales. Si el 10 por ciento de ese total estuviera destinado a financiar a empresas de autogestión que requieren de un capital inicial, se lograría mucho más, y con la generación de empleo genuino", señaló Abelli. Pese a todo, en tiempos de crisis económica recrudecen los conflictos laborales y también el ingenio de los trabajadores que se empeñan en resistir con timón propio.

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Trabajadores de Cotar denuncian vaciamiento. Si lo demás fracasa, intentarán la autogestión.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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