Domingo, 13 de mayo de 2007 | Hoy
DEPORTES › CENTRAL LE GANO A RACING EN ARROYITO
El equipo de Ischia necesitaba un triunfo para cerrar las
heridas del clásico y lo consiguió anoche. Con gol de Di
María. El técnico puso en la cancha a los mismos once.
Por Alejo Diz
1 CENTRAL: Alvarez 6, Moreira 5, Raldes 6, Azconzábal 5, Garcé 6, Ríos 5, Ledesma 6, González 4, D. Díaz 6, Dí María 7, Belloso 4. DT: Carlos Ischia
0 RACING: Campagnuolo 6, Cabral 4, Crosa 4, Sosa 4, Romero 4, Romagnoli 5, Cabrera 4, García 5, Morales 4, Bergessio 5, López 5. DT: Gustavo Costas
Gol: PT: 31m Di María (C).
Cambios: ST: Sixto Peralta por Romero (R), 24m Costa por Di María (C), 31m Andrés Díaz por Ríos (C), 37m Velázquez por Belloso (C) y 39m Miralles por Cabrera (R).
Arbitro: Luis Bongianino
Cancha: Central
El único analgésico que trabaja sobre el dolor de la derrota en el clásico, es un buen resultado. Esas heridas abiertas sólo se cauterizan con una victoria. No iba a importar los modos ni las circunstancias. Lo único que contendría la efervescencia del Gigante de Arroyito era un triunfo. Más aún teniendo en cuenta que Carlos Ischia había ratificado a los mismos once que cayeron el domingo pasado. Y con destellos de talento de Angel Di María y Damián Díaz, y solvencia de Ronald Raldes, en la fría noche de Arroyito corrieron aires de redención.
No hubo lugar para los insultos ni para la reprobación. Nadie prestó atención en Gonzalo Belloso o Cristian González. Ni siquiera en el primer ataque canaya, donde los hinchas pudieron ver al nueve auriazul volviendo a tirar la pelota sobre el alambrado perimetral.
Central traía tristes antecedentes deportivos. Pero escapó de ellos con determinación para hacer frente a la desconfianza generalizada y la convicción que desparramó Ischia sobre el plantel al confirmar el mismo equipo que paró en el parque Independencia.
Enfrente apareció un Racing de juego pálido, futuro incierto, presente escuálido, y que trajo como combustible motivador la presencia de Gustavo Costas en el banco de suplentes. Había pretensiones de ver un Racing renovado. Pero así como nada cambió en esta Academia, en Central emergieron algunas variantes de conducta y juego que fueron determinantes en el partido.
La clave fue una: Di María y Damián Díaz dieron cosas interesantes. El primero hizo el gol. El segundo tiró dos asistencias: una a Belloso, que definió al cuerpo del arquero, y otra al propio Di María, que a la postre significó el triunfo de los auriazules, cuando el otrora volante sacó un zurdazo que superó al arquero, y si bien Sosa despejó en la línea, en el rebote el juvenil canaya concretó la diferencia.
Con predisposición para tocar la pelota, y a veces con buena velocidad, Central se las hacía fácil para llegar al área rival. Lo tuvo Ríos con un derechazo que se estrelló en el palo derecho y también otra vez Di María, que en una escapada puso en riesgo a todo el fondo adversario con un remate desviado.
Racing no tenía argumentos para reaccionar. El Piojo López era intrascendente, Bergessio luchaba en soledad y Morales se perdía en caprichos individuales. Por eso en el segundo tiempo Central se complicó sólo cuando eligió defender la ventaja jugando algo más cerca de Alvarez.
Si había algún arresto ofensivo de la visita, Raldes y Garcé se ocuparon de despejar el peligro. Sólo cuando Azconzábal se tomó la atribución de salir jugando con un taco hacía atrás el hincha tembló.
Fueron algunos centros de López para Bergessio lo que dejaron en riesgo a Alvarez. Aunque ninguno de ellos llegó a ser conectado por el goleador de la Academia. Hasta lo pudo haber aumentado Central con una corrida de Andrés Díaz que el volante no supo resolver. Por entonces se jugaban tiempo de descuento. Central había hecho lo suficiente para ganar; Racing no pudo hacer en los últimos minutos lo que intentó, infructuosamente, durante los 90. El clásico quedó atrás.
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