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Martes, 9 de febrero de 2016

CONTRATAPA

Trump

 Por Pablo Bilsky

"Ya hablamos de esto. Un gobierno autoritario, provocador, cínico como este, produce un impacto en la salud pública, física y mental. Y no sólo por reducir las partidas presupuestarias y afectar seriamente la atención en los hospitales, no sólo eso, usted lo sabe. Me refiero a que afecta la salud de la gente porque debemos soportar, todos los días, una avalancha de venganzas racistas, despidos, mentiras e injusticias. La instauración de la mentira y de la injusticia como políticas de Estado hace mal a la salud, ya lo hablamos. El llanto de los despedidos. Los niños baleados. Los trabajadores brutalmente reprimidos. Todas las noticias son malas, muy malas. No es fácil de soportar. La resistencia, como construcción colectiva, como paciente construcción, es la única salida, para el país, y para mi salud mental, también, claro, doctor, junto con la medicación que usted me indicó la última vez que nos vimos. La resistencia es la única salida, una resistencia pacífica, democrática, que respeta las instituciones con devoción, esa es la resistencia que estamos llevando adelante junto a millones de ciudadanas y ciudadanos, en las calles, en las plazas. Eso sí que hace bien, vivifica, claro que sí. ¿Qué cambió desde la última vez que nos vimos? se preguntará usted, doctor. Muchas cosas. La avalancha de injusticias del gobierno de Mauricio Macri no se detiene. El mórbido goce racista de quienes lo votaron y todavía lo bancan, tampoco. Pero hace un tiempo tuve, digamos, un problemita. Donald Trump. ¿Le suena a usted doctor? Seguramente. Parece que está entre los candidatos a recibir el Premio Nobel de la Paz. Usted sabe, doctor, que el Premio Nobel de la Paz se le otorga, según consta en el testamento de Alfredo Nobel, sí, claro, el mismo, el químico sueco inventor de la dinamita, se le otorga, según el testamento, a quien haya trabajado en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. Y usted sabe, doctor, que Donald Trump es racista, xenófobo, misógino. A las mujeres que trabajan en su campaña les paga la mitad del salario que reciben los hombres por igual tarea. Dijo que los mexicanos que viven en Estados Unidos eran violadores. Es un halcón dentro de la política exterior del imperio, quiere bombardear más países, desparramar más muerte por el mundo, sí, más todavía. Y es muy coherente, porque sus palabras exudan elitismo, desprecio por los trabajadores, violencia y odio. Trump es amigo personal de Macri, e hicieron oscuros negocios, sucios negocios, mafiosos negocios juntos, como lo documenta el libro de Gabriela Cerruti, El pibe, y el de Wayne Barrett, Trump: The Deals and the Downfall. Claro, por algo son amigos. La diferencia es que el pibe ya llegó a la presidencia y hoy el racismo y la violencia los sufrimos nosotros. Bueno, el problema es que yo siempre fui una persona pacífica. Siempre, y más allá del análisis político que me lleva hoy a formar parte de la resistencia, siempre fui una persona pacífica. La paz, siempre la paz, nunca moverse un ápice del camino de la paz. La resistencia debe ser, sí o sí, pacífica. No importa a qué nos enfrentemos, la resistencia debe ser pacífica. De lo contrario, nos terminamos pareciendo a nuestros enemigos. Y si terminamos siendo como nuestros enemigos, no tiene sentido combatirlos. Usted sabe doctor, soy una especie de Gandhi con un poco más de pelo y sin las túnicas raras que usaba el tipo, digamos. Pero algo cambió en mí cuando leí la presunta justificación de la nominación de Trump al Premio Nobel de la Paz. Esas palabras fueron para mí una revelación, un texto sagrado. Sí, me producen grandes cambios físicos. Temblores. Sudor. Mareos. Sí, claro, no sólo me las traje anotadas en un papel. Después hablamos de eso, pero bueno, como todo texto sagrado, tiene problemas de traducción. Sí, porque encima el Nobel de la Paz se da en Noruega, no en Suecia. Hijos de puta, después pretenden que no nos confundamos con todos esos países de mierda y no los mezclemos todos. Y si le sumamos Dinamarca eh, flor de quilombo. Pero bueno, se lo leo. Si me broto, bueno, usted es psiquiatra, y de los buenos. La versión más fuerte se refiere a su ideología de paz por la fuerza, utilizada como arma de disuasión contra el Islam radical, el EI, el Irán nuclear y la China comunista. Bueno, y la versión edulcorada habla de su ideología vigorosa de la paz que usa como arma de disuasión contra el Islam radical, ISIS, Irán nuclear y China comunista. 'Öfver hela min återstående realiserbara förmögenhet förfares på följande sätt: Kapitalet av utredningsmännen realiseradt till säkra värdepapper skall utgöra en fond, hvars ränta årligen utdelas som prisbelöning åt dem som under det förlupna året hafva gjort menskligheten den största nytta. Räntan delas i fem lika delar som tillfalla'. O sea, una dice la paz por la fuerza. La otra la paz vigorosa, sí, la paz falologocéntrica, una paz enviagrada de magnate superexplotador, 'och en del åt den som har verkat mest eller best för folkens förbrödrande och avskaffande eller minskning av stående arméer samt bildande och spridande av fredskongresser. Prisen för fredsförfäktare utdelas af ett utskott af fem personer som väljas af Norska Stortinget. Det är min uttryckliga vilja att vid prisutdelningarna intet afseende fästes vid någon slags nationstillhörighet sålunda att den värdigaste erhåller priset antingen han är skandinav eller ej'. Está bien, está bien. Voy a tomar la nueva medicación. No hay problema. Yo quiero ponerme bien, doctor. La voy a tomar y espero una semana. Siempre fui un paciente dócil y obediente. La tomaré, le digo más, diez días la voy a tomar para ver qué pasa. Y después vuelvo a probar con mi Biblia privada. Espero diez días y vuelvo a leer, en voz alta, el texto sagrado, como quien recita. Y si no me pasa esto que usted acaba de ver, si estoy mejor, todo bien. Ojalá Dios se apiade de mí. Ojalá Dios, asociado a la sabiduría de la química, me saque de este difícil trance. Pero le advierto doctor, y para decirle esto vine, también. Le advierto que si la cosa no funciona, quiero que usted cuente la verdad. Que dé testimonio sobre mí. Si yo no salgo vivo de esta, quiero que usted cuente que yo era un maldito hipergandhi rosarino, con chomba y vaqueros. Si salgo vivo, dígaselo a los jueces para que tengan piedad de mí. Y si no salgo con vida, dígaselo a mis seres queridos, y sobre todo, a mis compañeras y compañeros de lucha, a los que temo decepcionar. Pero todos tenemos un límite. El texto sagrado, en su versión más fuerte, me lo hice tatuar en los glúteos. Primero dudé si en el derecho o el izquierdo. Pero decidí que fuera en ambos, que traspasara, que fuera entre uno y otro. El problema fue cómo dividirlo, cómo superar el hiato, digamos. Confío en que todo saldrá bien, doctor. Pero si esto sigue y no me curo, haré de la paz letrina y cometeré una loca loca locura, eh", dijo. Y se fue, como quien se desangra.

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