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Jueves, 6 de octubre de 2011

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Tránsito

La falta de solución a los problemas de la circulación vehicular, la saturación de calles y avenidas y la ausencia de controles han convertido a nuestras calles y avenidas en un caos del tránsito que sufrimos los rosarinos con cotidiana secuencia.

Esquinas conflictivas como las de Sarmiento y San Lorenzo o Paraguay y Rioja son un claro ejemplo de la falta de soluciones de fondo al desbordante crecimiento del parque automotor, que se agudizará a medida que pase el tiempo y nuestros funcionarios repitan las recetas que han demostrado ineficacia para resolver los viejos problemas que vamos pateando para adelante, como si ello implicara "gestión de gobierno"

Quienes deben trabajar, estudiar o descansar en cualquiera de los edificios cercanos a la esquina de Sarmiento y San Lorenzo deben soportar el sonido de los silbatos del personal de tránsito que "ordena el paso de vehículos", situación que resolvería un semáforo lumínico solicitado hace ya años.

Como si el hecho registrado fuera algo ya normal, nadie parece molestarse por la situación o al menos, frente a la indiferencia de los funcionarios, como si no tener respuesta adecuada, formara parte de la resignación ciudadana que parece ganar el ánimo de los rosarinos y el caos vehicular fuera una situación irreversible.

El ingeniero Martín Oroño me ha hecho llegar un interesante proyecto que comparte con el arquitecto Ricardo Gómez Kenny y en el que se proponen soluciones prácticas de trenes o tranvías elevados (de menores costos que un subte) con una detallada infraestructura que no entorpecería el tránsito urbano y permitiría resolver muchos problemas del congestionamiento actual.

Sería muy interesante si la futura intendenta Mónica Fein pudiera vencer la actitud autista de los funcionarios municipales de nuestra ciudad y se prestaran a debatir estos proyectos públicamente, las secretarías y reparticiones técnicas del actual gobierno municipal hicieran la evaluación de costos para que en un transparente proceso licitatorio se pueda poner fin al caos y ordenar el tránsito con perspectivas de futuro en un plan a treinta años.

La idea de estos dos profesionales se suma a los aportes de Tren para Todos, que nunca hemos podido debatir con las autoridades municipales y todo se ha limitado a desarrollar promocionados planes integrales de movilidad, los conocidos como PIM, que han sido lanzados como preámbulos de campañas electorales y con costosa gráfica, y a la hora de procurar soluciones de fondo, no han tenido todavía viabilidad práctica, casi como las bicisendas.

Angel M. Contestí

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