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Jueves, 13 de marzo de 2014

PSICOLOGíA › LA ESCRITURA DEL ANALISTA PROPONE UN LEER-ESCRIBIR CON OTROS SOBRE LA CLíNICA

Los discursos hacia la cura

Los practicantes del psicoanálisis apuestan al trazado de algunas líneas, con la confianza de que inviten a la lectura. Porque entienden que es la lectura la que transforma el trazo en una escritura para interrogar la práctica.

 Por Rosanna Candelero*

Hace algunos años, con diferentes matices, venimos llevando adelante un trabajo donde un grupo de practicantes del psicoanálisis se propone la tarea de leer-escribir con otros pequeños fragmentos clínicos. La primera experiencia, que data del 2003, surge en el marco del Programa Escuela Media﷓Universidad (UNR), en respuesta a la pregunta por la supervisión en seno de una institución académica. Este tema fue desarrollado ya en Otro lugar para la experiencia de la pregunta, Lacano 2005, Florianópolis.

El dispositivo que hoy convoca bajo el nombre La escritura del analista, apunta a crear las condiciones de posibilidad para que una escena devenga texto, lo que constituye un valioso instrumento para mantener abierta la vía de interrogación sobre la propia práctica.

Sostenido en la hipótesis de que en el pasaje del relato oral al escrito una operación se realiza, la escritura del analista como modo de bordear lo real de la clínica, lo imposible de soportar, es también en la experiencia grupal vía regia para el intercambio y la transmisión.

Trabajamos con recortes ofrecidos por los integrantes, a sabiendas de que en el fragmento que trae cada quien está implicado. Apostamos al trazado de algunas líneas, con la confianza de que un trazado de líneas -﷓incluso un garabato-﷓ invita a la lectura. Pues, es precisamente la lectura la que transforma el trazo en escritura.

Este año, el recorrido tendrá en el horizonte la pregunta acerca de las consecuencias clínicas que podemos extraer sirviéndonos de la llamada Teoría de los cuatro discursos, que promete echar luz al insoslayable problema de la especificidad del diagnóstico en psicoanálisis.

La idea de una radical diferencia entre clínica psiquiátrica y clínica psicoanalítica no genera mayores objeciones, en principio. Sin embargo, siempre ha llamado mi atención cuan a menudo en las presentaciones clínicas, más temprano que tarde se cae fácilmente en designar aquello que el paciente es. Resabios de la clínica médica, ligados fuertemente a la problemática del diagnóstico. Y como nos dice Roberto Juarroz en su Poesía Vertical, "Toda nomenclatura es triste. Huele a campos tapiados (...) atrasa el reloj sin cuadrante del ritmo que es la vida".

Más de un siglo ha trascurrido desde la publicación de aquellos Estudios sobre la histeria, considerados por el propio Freud punto de partida del psicoanálisis. Mucha agua ha pasado bajo el puente y se podría decir que, casi todo lo escrito desde allí, toca de un modo u otro este espinoso asunto.

Durante el seminario sobre El Acto Psicoanalítico (1967), Lacan exhorta al analista a buscar, al modo de Velázquez en el cuadro de Las Meninas, dónde estaba él, en el momento y en el punto de la historia del sujeto, para saber lo que es la transferencia. Añade entonces que quizá de ese modo se llegue finalmente a producir una nueva clínica, distinta de la psiquiatría.

Tengo para mí que los discursos hacen posible una manera de pensar la clínica, claramente diferenciada de la propuesta por la psiquiatría, a partir de la posición del sujeto -en la transferencia- en torno al saber sobre el goce. Desde la perspectiva de que no hay hecho clínico por fuera de la red con la que se lo atrapa (Porge, 2007) procuraremos en el trayecto, hacer jugar los conceptos: transferencia; sujeto; saber y goce.

Pero, ¿cómo pensar la ronda de los discursos en la dirección de la cura? Freud nos pone sobre una pista cuando en Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina (1920) diferencia dos momentos en la cura analítica estableciendo un paralelo con dos tramos de un viaje. Leyendo este historial en clave de los cuatro discursos podríamos decir que, el tratamiento se interrumpe ni bien franqueado el paso al Discurso del Analizante. Siguiendo a Freud, con el pié en el andén.

Un interesante antecedente de lo que después articula como movimiento de báscula de los discursos lo hallamos en las inversiones dialécticas que Lacan lee en Freud, en su Intervención sobre la transferencia.

¿Cómo pensar la ronda de los discursos en la dirección de la cura? La invitación es a continuar indagando acerca de la eficacia clínica de estos conceptos.

*Los encuentros tendrán lugar en el Colegio de Psicólogos desde Abril, con una frecuencia quincenal.

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Escribir es una manera de bordear lo real de la clínica, lo imposible de soportar.
 
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