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Jueves, 21 de agosto de 2008

CIUDAD › MUERTE DE UNA TURISTA ROSARINA EN LA RIOJA

Demandan al Estado por abandono

La familia de la turista rosarina que falleció el domingo en la reserva natural Laguna Brava, en la precordillera de La Rioja, demandará civil y penalmente al Estado provincial por "abandono de persona" de parte de los guardafaunas a cargo del control de ingreso a la reserva natural". Graciela Vives, una docente de filosofía de 56 años, murió entre la noche del domingo y la mañana del lunes, a mas de 4 mil metros de altura, cuando intentó buscar auxilio para su esposo, Jorge Petti, de 59, con quien recorría la zona a bordo de un automóvil que se detuvo por un desperfecto mecánico.

El matrimonio rosarino había ingresado el domingo a la mañana al parque en un Renault Mégane. A la noche, los guardafaunas que habían permitido su acceso reportaron a la policía con base en el poblado de Jagüé, que los turistas no habían regresado. Una misión integrada por policías y guardafaunas encontró alrededor de las dos de la mañana del lunes a Petti semidesvanecido cerca del automóvil, mientras a su esposa la hallaron, fallecida, recién a las 9 de la mañana, a varios kilómetros de distancia.

Según relató el hombre, el auto se había descompuesto, por lo que quedaron a la intemperie en una zona donde la temperatura -a la noche- desciende varios grados bajo cero. Petti, quien permanece en la ciudad riojana de Villa Unión, relató que, al parecer, tuvo un preinfarto. "Ella quiso ayudarme, y mire qué terrible lo que sucedió... aún no lo puedo creer. Acaban de decirme que murió de un edema de pulmón debido al frío", manifestó el hombre, conmovido. "Siempre íbamos a Córdoba, pero en esta oportunidad y por primera vez vinimos a La Rioja", dijo el hombre, dueño de un comercio de cotillón ubicado en Suipacha 1270 de Rosario.

Su mujer era profesora de filosofía, trabajaba como adjunta en el área de Formación Docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y también dictaba cátedra en un profesorado del Normal II.

Por su parte el guardafauna Eduardo Urriche, uno de los encargados del puesto de control en proximidades de la reserva, afirmó que "como a todos los turistas", les explicaron que es una zona alta y se recomienda visitar la laguna, a 80 kilómetros de la cabina (de control). "Pero creemos que se entusiasmaron con el paisaje y fueron más arriba, hacia el norte, unos 40 kilómetros más, y allí se les paró el auto y los encontró la noche", explicó.

Sin embargo, el abogado Adrián Páez, patrocinante de la familia, anticipó que demandará penal y civilmente a la provincia, al municipio de Vinchina y a la Secretaría de Ambiente. Denunciará a los guardafaunas a cargo del control de ingreso a la reserva por "abandono de persona". Por su parte, el secretario de Ambiente del gobierno local, Nito Brizuela, indicó que su organismo inició una investigación administrativa para determinar si existió responsabilidad de los guardafaunas.

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