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Sábado, 12 de enero de 2013

CIUDAD › TRES MILITANTES HERIDOS A BALAZOS EN MEDIO DE UNA PELEA DE BANDAS

Otra vez el fuego de la guerra narco

Gastón Arregui, Ariel y Carlos Ferreira, del Movimiento Evita, fueron víctimas del fuego cruzado en su barrio, Nuevo Alberdi.

 Por Luis Bastús

Un tiroteo entre dos grupos de vendedores de drogas en persecución y fuga, rompió el atardecer del jueves en Nuevo Alberdi y el de sus vecinos buscando aire fresco y mandados para la cena. Las balas alcanzaron a tres jóvenes de la cuadra: Gastón Arregui, Ariel y Carlos Ferreira, militantes del Movimiento Evita. El primero anoche estaba grave en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez por un balazo que le atravesó el cuello. Según el padre de los Ferreira, la policía recogió "más de 80 cápsulas de bala". No hay detenidos.

A eso de las 4, cuando el sol aún hervía la tarde, los vecinos de Somoza y Luzuriaga escucharon los primeros disparos. Un par, sin destino cierto. Y esas dos motos, ajenas al barrio, merodeando y legitimándose entre un vecindario que en los últimos días ya se resignaba a que "la de la esquina" se hubiera puesto a vender drogas con su hijo y su nuera. En el barrio comentaban que la provisión mayorista venía desde un conocido clan del barrio Las Flores, y que los de las motos eran sus soldados, como les dicen ahora.

Un patrullero apareció y paró a los motoqueros. Los policías algo les dijeron, porque los tiros cesaron. La patrulla se fue. Los de las motos se borraron.

El incidente fue el tema de conversación de la tarde, lo que todos comentaban una vez que el sol cayó y el hedor de los basurales aflojó un poco. Ramón Ferreira, referente del Movimiento Evita en el barrio y padre de dos de las víctimas, contó a este diario: "Estaba en el medio de la calle conversando con Gastón, que recién llegaba de trabajar. Mi hijo estaba en el almacén de enfrente, comprando comida para la cena, y mi otro hijo ahí, en la puerta de su casa. Y aparecieron cuatro tipos en dos motos grandes, tipo enduro, tirando para atrás y pasaron al lado nuestro por Luzuriaga. Enseguida apareció desde Somoza un auto gris, de los nuevos, con cuatro tipos adentro tirando para todos lados. Y la ligaron Carlitos, Ariel y Gastón, que cayó al lado mío, sobre la zanja. El se agachó pero el tiro le atravesó el cuello. Todos tiraban con pistolas 9 milímetros. Tiraban para todos lados, y así se la dieron a los chicos. Pudo haber sido peor", relató Ferreira.

Ese disparo destrozó la carótida de Gastón Arregui, de 24 años, albañil y padre de tres niños. Ayer de mañana lo operaron en el Heca y anoche estaba en terapia intensiva, grave. Ferreira se quejó de que una ambulancia y un patrullero aparecieron media hora más tarde. Carlos, de 20 años, con un hijo y carpintero de oficio, recibió un tiro en la espalda, y aunque su vida no corre peligro, ayer seguía hospitalizado en el policlínico Eva Perón, de Granadero Baigorria. Ariel, 22 años, vendedor ambulante y con un hijo, fue baleado en una rodilla, pero regresó a su casa poco después.

La balacera provocó el desbande de los involuntarios testigos, y sólo cuando los pistoleros desaparecieron, el gentío volvió a la calle enardecido. Avanzaron sobre la vivienda de Somoza y Luzuriaga, echaron a golpes y puteadas a la mujer, a su hijo y a su nuera, señalados como los nuevos dealers en el barrio, y prendieron fuego sobre la precaria construcción de chapas, ladrillos y lonas.

Los relatos surgidos desde el barrio señalan que el enfrentamiento se originó en la disputa por el territorio de dos grupos de narcotraficantes al menudeo. El kiosco con mayor antigüedad en la zona está en el barrio Municipal, y los vecinos nombraron con un apellido a sus responsables. "Todos los conocemos, la policía parece que no", ironizaron. Hace algunos días, contaron, narcos de Las Flores vinieron a montar el suyo desde la casita de Somoza y Luzuriaga. Los del auto gris, aseguraron testigos, eran los narcos del barrio Municipal que vinieron a escarmentar a sus competidores.

El Movimiento Evita emitió un comunicado en el que afirmó que "Rosario es tierra de nadie" y recordó que "se cumplió un año del brutal triple crimen en barrio Moreno, aún impune", y sólo dos días del asesinato de Mercedes Delgado, en barrio Ludueña (ver página 2). Lo firmaron los diputados Eduardo Toniolli, Gerardo Rico, y los dirigentes Fernando Rosúa y José Luis Berra. Reiteraron la denuncia sobre "la presencia de sectores del narcotráfico en las zonas más vulnerables de la ciudad, abandonadas por el municipio, adonde al narcotráfico le molesta nuestro trabajo social". Y responsabilizaron al ex gobernador Hermes Binner, al actual, Antonio Bonfatti, y a la intendenta Mónica Fein. A estos dos le confrontaron la penetración narco y sus consecuencias con declaraciones proferidas ayer (ver página 5). Y concluyeron en una sola frase: "Es la retirada del Estado, que no se remite sólo a lo social, también se articula con la connivencia de parte de la fuerza de seguridad provincial".

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La pelea se produjo por la instalación de un "kiosco" que controla una banda de zona sur.
Imagen: Sebastián Granata
 
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