15:06 › "VIERNES DE LA IRA"

La violencia no cede en Egipto y deja decenas de muertos

Los enfrentamientos de la jornada estallaron luego de que decenas de miles de partidarios del derrocado Mohamed Mursi tomaron las calles en franco desafío al estado de sitio impuesto por el Ejército tras la matanza del miércoles pasado, que dejó 638 muertos durante el desalojo de los campamentos de los Hermanos Musulmanes. Pese a la unánime condena mundial por la masacre, las autoridades egipcias amenazaron con seguir reprimiendo con balas de plomo ante cualquier ataque a edificios gubernamentales. Varios países retiraron a sus embajadores del país.

Las Fuerzas Armadas tomaron varias calles de El Cairo y bloquearon los accesos a la icónica plaza de Tahrir, epicentro de las protestas que en febrero de 2011 terminaron con los más de 30 años de dictadura de Hosni Mubarak. Grupos de civiles armados, a favor y en contra de los islamistas, abrieron fuego en las calles tomadas por los manifestantes, provocando, sólo en El Cairo, decenas de muertos. Helicópteros militares sobrevolaron El Cairo, donde residentes armados contrarios a la Hermandad levantaron numerosas barricadas.

La policía disparó gases luego de que se desataran choques entre partidarios de Mursi y civiles que se oponen a sus protestas antes de que algunos de los miembros de la Hermandad llegaran a la céntrica plaza Ramsés, cerca de la estación de trenes. En escenas de guerrilla urbana, manifestantes y residentes se tirotearon en distintos barrios capitalinos por donde pasaban las columnas de seguidores de la Hermandad.

Al caer la noche, antes y después del toque de queda declarado junto al estado de emergencia por los golpitas, se oían en la capital de Egipto disparos y ráfagas de fusil. En su cuenta de Twitter, el portavoz de la Hermandad, Gehad el Haddad, señaló que "la alianza antigolpe confirma que las protestas de hoy acaban con la oración de Isha".

En este contexto caótico, las cifras de víctimas son todavía dispares: el Ministerio de Sanidad confirmó sólo 17 muertos y 82 heridos en todas las provincias. Pero los Hermanos Musulmanes, la organización a la que perteneció Mursi hasta que accedió a la Presidencia en mayo de 2012, informaron que sólo en la capital murieron más de cien personas.

Anteriormente, los islamistas habían anunciado que más de sesenta personas habían perdido la vida en los enfrentamientos en el barrio de Ramses, en el centro de la capital, epicentro de las protestas. Aunque también se produjeron enfrentamientos en otras partes del centro, sobre el puente 15 de Mayo, la calle Tahrir y en el barrio de Doki.

Además, la Hermandad apuntó en su página web que sólo en el hospital de campaña montado en la mezquita de Al Fath, que se convirtió en una morgue tras la matanza del miércoles, hay más de treinta cadáveres. Durante toda la jornada, tanto fuentes de los servicios de seguridad como medios estatales egipcios no dejaron de informar sobre víctimas en distintos puntos de Egipto como Alejandría (norte), Ismailiya (este), Damieta (norte) y Sohag (sur).

El vocero del Ministerio informó que ocho personas murieron en el puerto mediterráneo de Damieta, en su mayoría seguidores de Mursi baleados durante el asalto a varias comisarías. También hubo enfrentamientos en Alejandría, la segunda ciudad más grande de Egipto, donde fallecieron al menos 16 personas y unas 140 fueron heridas, dijo la policía. En los disturbios en esta ciudad se emplearon armas de fuego y cócteles molotov, y, además, grupos de desconocidos atacaron la sede del Club de Jueces en Alejandría, contra la que lanzaron bombas incendiarias, informó la TV estatal egipcia.

Además, fuentes médicas dijeron que al menos cuatro personas murieron y 22 resultaron heridas en choques entre seguidores y detractores de Mursi en la localidad de Ismailiya, junto al canal de Suez, en el este del país.

El peligro de una guerra civil en Egipto se magnificó esta semana desde que policías y soldados apoyados por blindados y helicópteros desalojaron a los tiros dos campamentos de protesta que miles de seguidores de Mursi mantenían en El Cairo para exigir la restitución del mandatario en su cargo. El Ministerio de Salud egipcio dijo ayer que 638 personas, casi en su totalidad seguidores de Mursi, murieron y 3994 resultaron heridos en los desalojos del miércoles y otros hechos de violencia posteriores en otras ciudades.

Pese a la unánime condena mundial por la masacre, las autoridades egipcias amenazaron con seguir reprimiendo con balas de plomo ante cualquier ataque a edificios gubernamentales, luego de que la municipalidad de la ciudad de Giza, cerca de El Cairo, fuera incendiada por seguidores de Mursi.

Tras dar el golpe, el Ejército, controlado por el general Abdel Fatah al Sisi, dijo que no quería detentar el poder e instaló un gobierno civil que prometió elecciones para el año próximo. A pesar de la determinación de la multitud de islamistas de seguir reclamando la vuelta de Mursi, un juez ordenó ayer extender por otros quince días la prisión preventiva que pesa sobre el mandatario derrocado, quien permanece detenido en un lugar desconocido desde el mismo día del golpe de Estado.

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La mayoría de los crímenes fueron cometidos por la policía, que disparó a mansalva contra los manifestantes.
 
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