UNIVERSIDAD › OPINION

Una nueva identidad

Por Alejandro Todaro Kicyla *

Hace casi cien años la reforma universitaria cuestionaba un régimen administrativo, el dogmatismo en la enseñanza y un concepto de autoridad. Al calor de esos cuestionamientos fue gestada la agrupación Franja Morada. Desde ese nacimiento a esta parte, muchos sueños colectivos fueron desmantelados. Varias generaciones sufrieron la pérdida de las ilusiones y se desencantaron de “la política” entendida como actividad partidaria. Sin duda contribuyeron a profundizarlo 18 años de hegemonía del rector Oscar Shuberoff y Franja Morada en el gobierno de la UBA replicando los procedimientos y las estrategias de un aparato partidario viciado que empezaba a entonar su canto del cisne. Valgan como ejemplos de esta manera de operar las irregularidades en la distribución de subsidios destinados a jefes de familia desocupados y desviados hacia alumnos y dirigentes de la UBA vinculados a la Franja; la denuncia de las nuevas autoridades de la FUBA sobre la falta de libros contables en la sede de la entidad o los repartos de cargos públicos entre militantes y allegados. Tampoco es ajeno al desencanto y la pérdida de contenidos el apoyo y la identificación con el gobierno de De la Rúa y Cavallo y su política neoliberal, conservadora y al servicio de los intereses de los grandes grupos económicos y la conducción ampliamente sospechada del rector Shuberoff.
Una comunidad en que la política no es la realización del bien común, la economía no es la correcta administración de bienes y recursos y lacompetitividad no es un desarrollo en función del beneficio general, se enfrenta a una crisis total de la sociedad. “Lo político” se ha alienado de la comunidad, pues no representa su reflejo, sino que se presenta como algo extraño a ella, alienado, “hecho otro”, puesto por fuera, lo político no se reconcilia con la comunidad y permanece ajeno a ella. Hoy decimos no a Franja Morada porque la negación es el ejercicio de la crítica, de este modo se modifica un curso de acción que aparece como contrario a las prácticas antes señaladas y que por lo tanto parece tener la fuerza necesaria para modificarlas. Cada vez con más fuerza y mediante variadas manifestaciones urge contrarrestar el pragmatismo cínico con propuestas de nuevos contenidos: pretendemos ser más eficaces, más humildes y menos idiotas útiles.
Recapitulando, es imperioso restituir lo político a la política para construir nuevas utopías, reinventar cursos de acción en beneficios de todos y aventurarse a recrear la propia identidad. Este es el desafío.
* Presidente del centro de estudiantes de la facultad de Medicina de la UBA y ex militante de Franja Morada.

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