Es tal el cambio de escenario que se avecina en Rosario y la provincia, que hoy nadie puede afirmar todavía en qué manos quedará la presidencia del Concejo Municipal de la ciudad. Con el bloque de Cambiemos partido al medio y el Frente Progresista que reúne sus partes para consolidarse; muchos tienen la idea de que el peronismo puede hacer su agosto, aunque en este caso sería mejor decir su diciembre.

Claro que para eso se tendría que profundizar hasta límites impensables el acuerdo que el intendente Pablo Javkin ha comenzado a tejer con el gobernador Omar Perotti. "Esto cierra por arriba", repiten en los pasillos de Córdoba y 1 de Mayo cuando se consulta por el tema en referencia a la necesidad de un respaldo del peronismo provincial para la movida y de un consentimiento explícito de Javkin.

Los tres nombres que circulan para la presidencia según las circunstancias de cada sector son: El actual titular del Palacio Vasallo Alejandro Roselló, la concejala de mayor confianza de Javkin, María Eugenia Schmuck y el peronista Eduardo Toniolli, si es que la ruleta gira para ese lado.

Circulan tres nombres para presidir el Concejo: el titular actual, Alejandro Roselló, María Eugenia Schmuck y Eduardo Toniolli.

También serán evaluadas las conveniencias, ¿Le resulta más cómodo al futuro intendente tener a un presidente propio o es mejor un bloque más compacto que impulse y defienda sus proyectos en el recinto? Para el peronismo, igual. ¿Cuál serían los beneficios de alzarse con la presidencia cuando en rigor aquí en Rosario lo más adecuado sería consolidar el interbloque y seguir siendo una expresión clara de oposición? Estas son algunas de las chances que tendría Cambiemos para que en el medio de la crisis de su sector político lograra consolidar su espacio de conducción institucional en la ciudad.

La posibilidad de un acuerdo que deposite a Toniolli en la presidencia del Concejo en Rosario, ya fue hablada en las más altas esferas que rodean a Perotti y a Javkin. Pero mucho dependerá de las ganas que le pongan los principales actores. Si es mucho lo que hay que trajinar con el resto de los sectores políticos los costos estarían por encima del valor de lo que se quiere conseguir.

Andres Macera
Maximiliano Pullaro, ministro de Seguridad.

Mientras tanto, el intendente electo hace lo que tiene que hacer: Habla con todos hasta que sea hora de las definiciones importantes. Su reunión con Perotti y el candidato a presidente Alberto Fernández fue una foto atractiva, pero esa misma noche Javkin cenó con Miguel Lifschitz con quien todavía no ha roto vínculos. Y en la semana participó de actividades en Buenos Aires ligadas a algunos sectores del radicalismo. Basta recordar que Martín Lousteau lo cuenta como jugador en el armado de una oposición postmacrista.

Estas acciones ya le valieron entre las distintas fuerzas opositoras al intendente electo, el mote de "El resbaladizo". Más allá de la humorada, mal haría Javkin en tomar decisiones contundentes cuando recién empieza a construir su propio poder.

Ya dio una sorpresa al convocar a un hombre de su confianza, peronista suelto, para la cartera de Hacienda; como lo es Diego Gómez de buena relación con Perotti pero con la distancia operativa necesaria como para responder a un nuevo jefe.

La banda punitivista.

Esta semana el ya casi ex ministro de Seguridad de la provincia, Maximiliano Pullaro la volvió a emprender contra jueces y fiscales que según él, no ponen la voluntad suficiente para controlar a los menores que delinquen. Toda una barbaridad que lo busca -como lo dijeron los magistrados-- es desviar la atención sobre una gestión que termina con estadísticas desastrosas en materia de crímenes y asesinatos.

Pullaro pretende que los jueces de la provincia resuelvan la baja de la edad de imputabilidad o en todo caso, el encarcelamiento para adolescentes. Cuestiones que hoy -afortunadamente- se resuelven de otra manera porque en nuestro país los menores son no punibles. Entre otras cosas porque hay una sociedad que entiende que debe recuperar a esos jóvenes en conflicto con la ley penal. Pero Pullaro adscribe con vehemencia más que con convicción a estas teorías de demagogia punitiva que intentan hacerle creer a la gente que el delito se resuelve con penas más severas.

Pullaro pretende que los jueces provinciales resuelvan la baja de la edad de imputabilidad o el encarcelamiento para adolescentes.

Pullaro va a convertirse en diputado provincial después de cuatro años de una gestión al frente de Seguridad en la que tuvo grandes sumas presupuestarias y respaldo político como para operar de una manera mucho más eficiente. Ahora el próximo gobierno deberá resolver muchos de los graves problemas que quedan y además saldar la dañada relación con la justicia que deja el funcionario saliente.