PáginaI12 En Estados Unidos

Desde Miami

Es una serie de contenido profundamente político, pero arranca en el medio de una feroz disputa conyugal. Uno de sus protagonistas es el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, pero ese presidente cae varios pisos a poco de empezar el primer episodio. Lejos de buscar refugio en el Estado, la Primera Dama termina fugitiva y encontrando asilo y aliados en Tepito, uno de los barrios más bravos de la Ciudad de México. Ingobernable, la serie que Netflix puso a disposición de los televidentes ayer, es una de las grandes apuestas de la plataforma para el mercado latinoamericano, que ya viene explorando con otras series de producción propia   como la brasileña 3% y la también mexicana Club de Cuervos (Daniel Burman está realizando la primera producción argentina para la empresa televisiva). Realizada por Argos en coproducción con los Estados Unidos, la serie ambientada en México parece caer en el momento justo, no solo por la situación de una sociedad que se sigue preguntando qué pasó con los 43 de Ayotzinapa (que en la serie son “Los 39”) sino también por el triunfo de Donald Trump y su mirada sobre los vecinos del sur: en la premiere realizada en el cine teatro Colony de South Beach, el creador Epigmanio Ibarra se encargó de remarcar que “esta es una serie que pudo hacerse sin muro, y que apunta a que no haya ningún muro”. 

No es el único dato de la realidad que le agrega fiebre al estreno. La primera dama en fuga –tacos aguja e infinidad de recursos inesperados–, está a cargo de Kate Del Castillo, la actriz que pasó de las telenovelas de amor al hitazo La reina del Sur, donde se convirtió en una exitosa narcotraficante mexicana en España, y luego a los titulares de todos los diarios. La tormenta comenzó en Twitter, donde del Castillo declaró que le daba más confianza El Chapo Guzmán que el presidente Peña Nieto, y luego emplazó al narco que todavía no se había fugado de la prisión de Altiplano a que empezara a “traficar con amor”. Poco después, la sonada entrevista de Sean Penn al ya prófugo Chapo en Rolling Stone, donde señalaba que Kate había intercambiado varias cartas con el criminal y había servido de mediadora para el reportaje, desató un auténtico vendaval sobre la actriz, que partió a Los Angeles y al día de hoy aún no ha podido volver a pisar su país.

Nada de toda esa presión puede advertirse en la amplia sonrisa con la que Del Castillo y Erik Hayser –quien encarna al presidente Diego Nava Martínez- ingresan al encuentro con periodistas latinoamericanos en el que participa PáginaI12. La serie tenía luz verde antes de todo el escándalo, pero la limitación de no poder contar con Del Castillo en México llevó a que se reprodujeran fielmente escenarios mexicanos en San Diego, y que algunas escenas en el Distrito Federal tuvieran que ser realizadas con una doble. “Yo estoy muy agradecida por la generosidad que tuvieron los realizadores y todo el elenco conmigo”, dice la actriz de 44 años, pero no será la única referencia al asunto en la charla.

–Ingobernable tiene un claro color político, pero también presenta algo que empieza a ser tendencia en un momento muy especial para la lucha de las mujeres en busca de igualdad: un personaje femenino fuerte, que toma las riendas de su destino. ¿Cómo fue para usted asumir el rol de Emilia Urquiza?

Kate del Castillo: –Es una de esas oportunidades que se presentan una vez en la vida, interpretar a la primera dama de México en un momento muy importante para el país, para los Estados Unidos, y para mí en lo personal. Todas las cosas cayeron en el lugar que tenían que caer. Emilia es una mujer fuerte pero también vulnerable y sensible, y eso la hace más fuerte, porque es sensible a lo que sucede a su alrededor que va más allá hasta del amor de sus hijos. Es fuerte, ella quiere que se cumpla un don de justicia, que se cumplan las promesas que ella y el presidente hicieron al pueblo de México y que él no cumplió, o las quiso cumplir pero ya fue demasiado tarde. Es una lucha constante, es una primera dama fugitiva en toda la primera temporada. Y es muy importante qué es lo que la lleva a seguir fugitiva, que se irá revelando después.

–¿Qué tienen y qué no tienen sus personajes de la pareja presidencial mexicana?

K. d. C.: –Pues yo no los conozco...

Erik Hayser: –Yo tampoco (risas). Pero este es un proyecto que no habla solamente de política, no está basado directamente. Creo que tenemos la fortuna de recrear la realidad con esta historia, una recreación necesaria no solo para México sino para Latinoamérica: es un proyecto que genera muchas preguntas. Cuando presentas la realidad, cuando te basas en algo específico, de pronto estás obligando al espectador a encontrar respuestas; aquí lo que hacemos es generar preguntas, para que todos nos cuestionemos y digamos “¿Tenemos el gobierno que nos merecemos, estamos participando lo suficiente de nuestra vida política? ¿Qué tenemos que hacer para tener ese México que nos merecemos?”. Hay muchos datos que tienen que ver con la realidad, con situaciones que atravesó y está atravesando Mexico, y sin embargo no nos enteramos en nada. Y una de las virtudes es que está abierto de una manera que en muchos países de Latinoamérica y del del mundo se puedan ver reflejados en esta historia. Porque no es de presidentes y primeras damas, es de seres humanos.

–Kate, es muy fuerte el paralelismo con su propia vida, al verla perseguida por la prensa y por el gobierno mexicano. ¿Cómo es para usted esto?

K. d. C.: –Bueno, ha sido un año de muchos altos y bajos, quizá más bajos que altos, pero emocionalmente hacer esta serie significó todo. Necesitaba desahogarme un poquito de un problema que necesita de toda mi atención a hacer una serie que también necesita de toda mi atención. Es cierto que hubo muchas analogías, paralelismos, con mi situación; sentir que estás en contra del mundo entero, que ante los ojos de la gente soy culpable o por lo menos en algún momento lo fui. Es también demostrar mi inocencia como lo hace Emilia: era ir como de la mano junto con Emilia, vivir esto que mi cuerpo ya lo traía, ya lo reconoce, el ser perseguida, el ser atacada, sentir que tu vida está en peligro. Todo lo que pasa en el nivel de sensaciones y emociones pero también en el dolor físico, porque Llega a ser tan fuerte que es un dolor físico además de lo emcoional. Pero yo me siento muy feliz porque siempre dormí tranquila, aunque se cayera el mundo entero, y eso nadie te lo puede dar.

–¿Pero usted ya dio esa batalla por perdida?

K. d. C.: –No, no, para nada, estamos en el ring con todo y vamos muy bien, estamos ganando todos los amparos, con mi grupo de abogados estamos haciendo las cosas bien, con dignidad. Me tarde el tiempo que me tarde así va a ser, porque soy completamente inocente y hace un año y medio que no me han podido encontrar nada... porque no hay nada que encontrar. 

–Erik, relacionarse con la política es muy común pero ¿representa algún riesgo asumir este rol? Kevin Spacey ha dicho que no le gusta que le pregunten de política todo el tiempo, pero interpreta al presidente de Estados Unidos...

Hayser y Del Castillo en la premiere de la serie en South Beach.

E. H.: –No lo veo así, no creo que represente un riesgo. Yo llevo años embarcado en proyectos que han hablado del contexto político y social de México, con mucha verdad y sin temor a consecuencias. Me parece necesario a mí como artista hablar de mi país, de las cosas buenas y de aquello que no me gusta. A mí me parece que el arte transforma, que está allí para tocar al espectador de formas que ninguna otra cosa lo hace. Mi función como artista es buscar proyectos que generen preguntas, que nos hagan mover a mejores lugares, a ser mejores como seres humanos y a aportar granitos de arena para tener un mejor México y un mundo mejor. 

K. d. C.: –Nunca te pregunté esto, ¿no sintieron temor por la situación que yo estaba pasando por grabar en Mexico o en San Diego?

E. H.: –Al revés, a mí me es importante hablar de esto con la franqueza que se merece, decirlo y hablar con la verdad. Defiendo por completo a la gente que dice la verdad, que dice lo que piensa, y que es congruente entre lo que dice y lo que piensa. Por eso para mí es un orgullo ser parte de Ingobernable, y trabajar junto a Kate, estar en un proyecto que a mí me hace sentir que como ciudadano estoy siendo escuchado.

–¿La mujer en México puede tener una agenda propia como Emilia Urquiza?

K. d. C.: –Ni en México ni en ninguna parte, lamentablemente. Hay países más adelantados, pero desgraciadamente el sexismo y el abuso hacia la mujer y la desigualdad está en todas partes. Ojalá que tanto hombres como mujeres feministas podamos levantar la voz y dejar de tener miedo de decir “feminista”, y entender qué significa eso.

–¿Cómo se encuentra el equilibrio en un guión con contenido político? A veces en la realidad suceden cosas que resultan absolutamente increíbles, y que al llevarlas a una ficción el público puede decir “esto es demasiado”... 

E. H.: –Creo que basándote en algunos hechos reales pero aderezándolo con la sal y pimienta que te permite la ficción. Generalmente cuando estás recreando la realidad la estás potenciando hacia donde la historia le venga bien. Se me hacía fácil representar a una figura de poder, esta figura que conocemos de prácticamente todos los presidentes del mundo, que es lo que los medios nos presentan, la única imagen que alcanzamos a ver. Pero acá lo recreamos adentrándonos en el ser humano, en esas capas que tiene Diego Nava que lo hacen interesante. Eso es lo que la gente puede ver, al mandatario, al esposo, al hombre de familia, al ser humano en solitario que en algún momento está confundido, ya no sabe quién es, ha perdido los ideales por los que luchaba. Es encontrar los ángulos que la realidad quizá no te permite ver.

–El comienzo de Ingobernable agarra al espectador por el cuello: todo comienza en una violenta marital, y lo siguiente es que el presidente cae por un balcón. 

E. H.: –Es tan crudo y violento como la realidad, y más adelante se podrá entender cómo llegaron a ese momento, que los llevó a ese primer capítulo que sí, es violento, te sacude.

K. d. C.: –Es muy real, es algo con lo que se puede relacionar cualquiera. Es atractivo para cualquier país, puede ser una pareja presidencial de cualquier lado, para los americanos puede ser especialmente interesante porque son vecinos y ahorita estamos de moda (risas). Son puros aciertos, y tiene un mensaje importante: como ciudadana y como mexicana es algo que me hace feliz, mostrar estas cositas de México que nos duelen. No estamos dando respuestas pero sí cuestionando, y ponemos las cosas como son. En la serie son “los 39” y no “los 43”, y no querenmos decir que lo que se ve allí sea lo que sucedió, pero... quizá sí quizá no. Ponemos cosas que dejan preguntas en el público, hay tantas posibilidades, es tan sucio todo.

–¿Se ha perdido el miedo a decir algunas cosas “sucias” en las ficciones televisivas?

E. H.: –Creo que algunos lo hemos perdido, pero no todos. En México estamos pasando por un momento en el que la censura está a la orden del día, en todos los aspectos. Es una tristeza, y lo que peleamos los artistas con este tipo de  proyectos es hablar sin censura, y para eso está el arte, para hablar con esa libertad que los seres humanos nos merecemos.

K. d. C.: –Y es una oportunidad para el gobierno de México, con los ratings tan bajos que tiene: tienen una oportunidad de entender que tenemos manera de levantar la voz y abrir un paso más allá.

–¿Creen que este tipo de historia, de discurso, se ven mejor expresadas en el streaming que en la TV tradicional?

K. d. C.: –Pues sí, a mí me da mucha más verdad ver streaming que ver NBC, CBS, que sí tienen cierta censura, que están manejados por los estudios que a la vez están manejados por otra compañía... no quiero decir que no sean buenos, puede haber unas series padrísimas, pero sí sé que en Netflix no hay censura, no tiene ninguna doble agenda. En lo personal me encanta, ¡además de que me encanta ver series “back to back”!

–Para los que vivieron otras eras de la TV se puede decir que se está viviendo uno de esos momentos que quedan en la historia, un camvbio radical en los modos de consumo de contenidos. 

E. H.: –Y para nosotros como actores es profundamente emocionante; antes te casabas con una televisora o con un estudio, y ahora tenemos la posibilidad de trabajar donde sea, y eso hace que haya una competencia sana, y que la gente esté exigiendo una mejor televisión. Creo que es un momento inmejorable. 

K. d. C.: –Cada vez hay más plataformas para nosotros como actores, que en el pasado hemos sufrido no solo censuras sino exclusividades, que era una locura y lo sigue siendo, porque sigue sucediendo. Por eso celebramos que exista Netflix y todas estas plataformas: nos dan la posibilidad de vivir de lo que hacemos.