"Papa papa papa pa-pá Noel/ se va a morir/ cuando pasé por el Río Uruguay", cantaban cinco niños (aún no se hablaba de niñes) frente a la cámara de un noticiero del prime time televisivo. Promediaba 2006, épocas de conflicto binacional, puentes cortados y dos países enfrentados por la posibilidad de que la papelera finlandesa Botnia se instale en la orilla uruguaya del Río de la Plata y contamine las aguas del lado argentino. Los asambleístas de Gualeguaychú, con pedagogía sorprendente, entonaban las estrofas de la canción más triste del mundo. Rodolfo Barilli, conductor del noticiero de Telefé, impoluto en su voz aguardentosa y su gomina solemne, miraba circunspecto a cámara y concluía: "Hay muchos chicos en casa: más allá de que a veces los adultos no cuidamos las palabras, papá Noel no se va a morir".

Papá Noel no muríó, es cierto, pero las papeleras se instalaron: los modelos productivos de un lado y el otro siguen vigentes. Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez están muertos, y Buquebús continua implacable, trayendo y llevando turistas sedientos de consumo. Ahora miles de uruguayos llenan sus valijas con productos argentinos que, hace años, copan las estanterías y góndolas de los supermercados locales a precios más caros. Y antes fueron argentinos consumiendo en Uruguay. Y en algún momento volverán a serlo.

Con esa idea, Freeshop, la obra de la uruguaya Victoria Vera, que será dirigida e interpretada por el colectivo argentino BESA en el Festival Fluorescente (curado en esta ocasión por Piel de Lava, que programó además una obra finlandesa y otra de Brasil) cobra una renovada actualidad: cambio climático, ambientalismo, consumo desmedido y la tormentosa relación de dos economías que (tensiones del Mercosur mediante) están unidas y enfrentadas.

► Compre y vuelve

"La obra tiene muchísimos años y estuvo encajonada, porque era muy difícil de producir para los que la leían, y yo no dirijo. Cuando vi la convocatoria de la Intendencia de Montevideo para este festival que organiza Plataforma Fluorescente en Buenos Aires, me acordé de la obra, que me pareció muy del contexto actual, porque también estaba eso del consumo, del cambio de precios, de ir a comprar todo y más. Hay obras que esperan su momento de salir. Antes capaz era más delirante, gracioso, una sirena militante de Greenpeace que hacía un atentado en el Río de la Plata; y ahora en este contexto todo parece más posible", analiza Vera desde Montevideo.

La propia escritura nació arriba del barco, cuando la autora viajaba entre ambas capitales para asistir a un curso de dramaturgia de Alejandro Tantanián y, en las horas a bordo, oía el rumor de voces de las vendedoras del freeshop a punto de salir o veía las hordas de consumo desenfrenado en aguas internacionales.

Regada de humor y una ironía casi absurda, la pieza se inserta en el tiempo presente y sigue pujando un modo crítico, ácido, de lo que ocurre hoy. Pandemia mediante, los modos productivos y de consumo se pusieron en relieve, pero aún nada ha cambiado. "La obra no es pesimista y la encaramos con humor, que es lo que sabemos, pero el presente deja mucho que desear", dice Tomás Masariche, de BESA, la compañía a cargo de la puesta. "Nos repetimos bastantes veces la frase: 'Es más fácil pensar en el fin del mundo, que en el fin del capitalismo'." Aunque Vera no asume la pieza como comedia necesariamente, sí identifica en su deseo la realización de un "teatro catástrofe", con el humor como señalador punzante de la realidad.

Del mismo modo que con sus piezas anteriores, Motivos para no hacer Hamlet y El amor que nos tenemos, la autora se desapegó del texto y se lo entregó a Tomás Masariche y a BESA: "Voy a ir a ver qué salió", dice.

Flyer de Freeshop por Temporada Fluorescente

► El futuro llegó hace rato

Lo que salió es, entre otras cosas, un bosque de eucaliptos (materia prima de Botnia) que se va derrumbando, una línea temporal rota que alterna presente y flashbacks, y la experiencia que dejaron las asambleas. Masariche explica que BESA quiso recuperar el espíritu asambleario del conflicto de las papeleras, y se impuso un formato de asambleas en lugar de ensayos, con libro de actas y un manifiesto: "Una de las decisiones más importantes fue la de dejar de hacer esas asambleas y ponernos a ensayar para terminar la obra". Un absurdo propio del humor de Freeshop.

Ese santo grial del consumo aparece, en la puesta de BESA, como el paraíso en el que, libre de impuestos, todo consumo es posible. "Los discursos sobre las cargas impositivas en Argentina o los exilios de empresarios exitosos a Uruguay como gesto político, como por ejemplo el de Marcos Galperin (Mercado Libre), están sumamente relacionados a la base de cualquier freeshop: la libertad de impuestos. Ese vacío legal donde aparentemente somos libres, o nos hacen sentir libres, pero que en realidad muchas veces les conviene más a unos que a otros. Todo eso se encarna de forma metafórica y con ironía", señala Masariche. Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia.

Esta semana, por ejemplo, poco más de 75 mil personas cruzaron la frontera desde Uruguay hacia Argentina para aprovechar un fin de semana largo de consumo, porque el jueves 25 fue el día de la Independencia uruguaya. Y en busca de atraer a turistas argentinos espantados por la brecha cambiaria, el gobierno charrúa anunció que, desde septiembre y hasta 2023 se exonerará de IVA a turistas, se bonificará el combustible y se devolverá el 10,5% de IVA en alquileres con fines turísticos.

El consumo no es el único punto de contacto con la realidad que marca Masariche: "En estos veinte años, la cuestión ambiental recrudeció muchísimo. Acá, en Buenos Aires, a los porteños nos preocupa más que se llene la ciudad de humo molesto, a qué se estén prendiendo fuego hectáreas y hectáreas de humedales. Nos metemos al río Paraná o al Uruguay y las plantaciones de soja llegan hasta la orilla. Estamos al borde del colapso y el consumo ahí se presenta como un sueño donde todo pareciera que es progreso, futuro y esperanza".

La obra estará los viernes a las 21 en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551, CABA) desde este viernes 2 y hasta el 28 de octubre. La Temporada Fluorescente, cuyo lema en esta primera edición es revisar "El mapa de nuestro tesoro. Cartografías de supervivencia", pondrá en escena también Segunda naturaleza, de la autora finlandesa Pipsa Lonka, dirigida por la dupla Cecilia Meijide y Diego Rosental (también en el CCSM); y En este mundo loco, en esta noche brillante, de la brasileña Silvia Gomez con dirección de Nayla Pose (en Estudio Los Vidrios, Donado 2348, también en CABA). La Temporada cuenta con la coproducción de la Intendencia de Montevideo (Uruguay), Amigos da Arte, Off Produções Culturais (Brasil) y T.I.N.F.O (Finlandia).