CONTRATAPA

A modo de servicio

 Por Enrique Medina

El tipo baja el volumen de la radio.

–Esta radio me marea, che, me marea, y estos chantapufis ni te digo –explica, manejando vía Mardel con su fami para fin de semanita soleado. La jermu deja de chupar la bombilla y aporta:

–Tienen linda voz...

No perdona el tipo y se despacha con que ella a todas las cosas les mira el envase y jamás el contenido. Chiqui, vos sos superficie pura a veces, no te entiendo, por ahí la cazás al vuelo y otras las tenés en las narices y ni la olés, la verdad, che, no te entiendo... Y hace veinte años que estamos casados –lo dice y lo piensa dos veces porque siente que está descubriendo cosas.

Ella, por costumbre o reflejo automático, alcanza el mate a los de atrás. El hijo lo recibe y se lo pasa a la hermana, que le toca. La nena defiende a la mami:

–Vos, papi, mejor que te veas la ballena en el ojo y dejes tranqui a las mojarritas de mami. Sos un criticón de todo lo que decimos nosotros, siempre nos encontrás un defecto, siempre...

Se mete el hermano:

–Es verdad, pa, vos siempre estás en vereda, nunca metés la pata, entendés todo, todos son unos boludos, vos sos el único genio, parala ¿querés?, hay veces que sos vos el que mareás...

–Ah, ahora están todos en contra de mí..., muy-bonito-muy-bonito...

Sabiendo que se viene la exposición del atril, la jermu alcanza a meter un mínimo-insulso-irrelevante bocadillo sabiendo que es un renglón al pedo, pero igual lo dice:

–Yo sólo dije que los periodistas tenían linda voz...

Y el tipo, sabiendo que como siempre le han dejado la pelota picando y ahora le toca patear el penal, baja aún más el volumen de la radio, y casi deletreando, casi como una cámara filmadora franelera que empieza enfocando los pies y luego sube disfrutando los muslos y sigue a la cintura y los senos y por fin enfoca el rostro radiante de Miss Universo, pronuncia y reza, desde allá, desde lo más alto:

–“Es-inútil-buscar-a-quien-no-quiere-ser-hallado...”

Y se produce un SILENCIO en mayúsculas, tan poderoso que el auto pega un brinco. Apenas si una chupada de mate verifica la vida. El tipo, ya con el telón de embocadura abierto y el escenario a su disposición, remata con un requiescat in pace a toda orquesta:

–¿Saben quién dijo eso? ¿Eh? (Gozando.)... No, no lo saben (Gozando más.)... ¡¿Qué van a saber ustedes?! (Gozando extraviadamente.)... ¡Shakespeare, lo dijo!... ¿Saben quién es Shakespeare o no saben quién es Shakespeare, eh?... En aquel entonces ya había ignorantes... Yo soy el Shakespeare de ustedes, ¿no se dan cuenta?, ¡yo los quiero desasnar y ustedes prefieren ser bestias peludas, pan y circo, eso son ustedes!...

La jermu le alcanza el mate:

–Tené cuidado que lo llené demasiado...

El chupa rápido para que no se le vuelque, y continúa:

–¿No se dieron cuenta de que esas “voces-lindas” que la van de periodistas estrellas son chantas de primera, que el reportaje es un chivazo? Lo único que dijo el medicucho es que cura los dolores con masajes y encima el otro, el “periodista”, le dice: “A modo de servicio para nuestros oyentes, ¿dónde se puede recabar más información, doctor?”... ¡Y el otro da el teléfono, como buen manosanta!... “A modo de servicio” qué chantas, por Dios, no se puede creer... ¡A modo de curro, a modo de chivo!... No entiendo cómo después pueden hablar de política sin que se les caiga la jeta, mi Dios... Está rico...

Y devuelve el mate. Y levanta el volumen de la radio. Y el auto persiste rumbo a Mardel. Y el tipo, sin dejar de descubrir cosas cuando creía que ya había descubierto todo, piensa, aceptándose, configurándose en este tiempo y en este espacio: no hay nada más lindo que la familia unida... Y si, no lo habrá dicho Shakespeare, pero igual es lindo...

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Imagen: Bernardino Avila
 

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